Un Secreto Inimaginable ©

II

En cuestión de minutos todo el instituto estaba afuera y había llegado la policía y ambulancia.

A ver, les cuento lo sucedido: Primero gritos de terror de las chicas del grupo de "las populares" (con quienes se juntaba Masia), luego medio instituto salió a ver que había pasado, llamaron a la policía y ambulancias, los que salieron volvieron a entrar y todos los profesores se quedaron afuera; a los de mi clase nos dijeron que teníamos el día libre por lo que le pasó a Masia.

Luego de todo el caos de los ruidos y las sirenas de la poli y ambulancias me fui a casa con Igor y mi padre que nos había venido a buscar en el auto.

Papá nos dejó en casa de Igor para hacer algunas tareas que nos dejaron los otros profesores para que no nos quedáramos sin hacer nada en todo el día, sinceramente hubiese preferido quedarme acostada en mi camita mirando al techo todo el día, pero bueno ya que.

Nos despedimos de papá y entramos a la casa, la señora Ewa, la madre de Igor nos saludó y prácticamente nos obligó a sentarnos a comer un pastel de fresas que acababa de hornear.

—Y... ¿Qué tal me quedó chicos? —dijo ella mirándonos mientras masticábamos el pastel— Sean sinceros por favor, es una nueva receta y si las personas no lo compran sabré que fue porque ustedes no fueron sinceros —era la dueña de la pastelería más famosa de la ciudad y siempre que hacía una nueva receta nos obligaba a probarla y nos decía siempre lo mismo

—Está espectacular como todas sus recetas, no es necesario que nos ponga a probar, siempre sabrán delicioso —hablé luego de masticar lo que tenía en la boca 

—Si, me encanta, se venderá como pan caliente; o no, más bien como pastel caliente —dijo Igor y comenzó a reírse mientras su madre y yo le dábamos miradas de desaprobación

—Hijo, seré sincera —resopló— Desde que naciste ese ha sido el peor chiste que te he escuchado decir —negó con la cabeza mientras miraba a Igor con una cara de "¿Por qué a mí?"

—Concuerdo totalmente —dije terminando mi pastel

...

Estuvimos hablando de cosas del instituto y la pastelería de la señora Ewa hasta que fue hora de almorzar y tuve que irme a casa lista para que mi mamá me torturara con preguntas como: ¿estás bien?¿no te pasó nada?¿sigues viva?; bueno la última no, pero son preguntas exageradas. Caminé por la acera un rato hasta que llegué a casa y en la puerta había un automóvil de la policía junto al de papá que seguro ya había llegado del trabajo; ¿Qué hace la policía afuera de mi casa? Pronto lo sabremos.

Seguí caminando a mi casa y no había nada ni nadie extraño, entré por la puerta trasera porque en la principal estaban mamá y papá hablando con los de la policía y no quise interrumpir, cuando entré fui por un vaso de agua y mamá se giró hacia mi cuando me escuchó.

—Hola hija —caminó hacia la cocina luego de decirle algo a los policías— ¿Cómo estás?¿No te hiciste daño?¿Estás herida?, Me enteré de lo de esta mañana y si pa—

—Hola mamá —dije interrumpiendo, les dije que se pondría paranoica— estoy bien, no me pasó nada, mira, estoy entera aquí frente a ti, no sangro, mis huesos están juntos y no me duele nada —me miró de arriba a abajo como si estuviera comprobando si lo que le dije era cierto

—Que alivio —suspiró— me imagino que te preguntas que hace la policía en nuestra casa ¿No? —asentí ansiosa por saberlo— Bueno, están interrogando a todos los padres y chicos que estudian en tu instituto para saber si vieron algo sospechoso, como no estabas se quedaron un rato hablando hasta que llegaras, deja tus cosas y ve a hablar con ellos