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Habían pasado años, y Klaus seguía escribiendo cartas para su chica misteriosa

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Habían pasado años, y Klaus seguía escribiendo cartas para su chica misteriosa. Nunca supo la verdadera identidad de su chica misteriosa, pero tenía fe en que se volverían a encontrar. La conexión que tenían era rara e única.

Muy pocas personas eran capaces de tener una conexión o sentir como él se sentía y quería poder volver a encontrarla para conocer este sentimiento.

Nueva Orleans finalmente estaba en paz y la familia Mikaelson estaba más fuerte que nunca.

Haley y Elijah se habían casado, y el resto de sus hermanos también habían encontrado la felicidad con sus seres queridos. Klaus de alguna manera había encontrado la felicidad dentro de su hija, Hope. Creía que no necesitaba una relación, o una pareja, para darle un valor a su felicidad.

―Tía Rebekah, ¿sabes qué hay en esa caja que papá guarda en su habitación?―Hope había preguntado un día.

La caja que estaba en la habitación de Klaus contenía todas las cartas que le había escrito a su "chica misteriosa", y nadie en su familia lo sabía. A nadie de la familia se le permitió conocer esa parte de su vida, y él estaba haciendo un buen trabajo en mantener esas cartas en secreto.

Por supuesto, hubo casos en los que su familia lo veía escribiendo las cartas y crecía la chispa de curiosidad, pero sus esfuerzos fueron inútiles al final. Era un secreto increíblemente bien guardado, y Klaus no estaba dispuesto a compartir estas cartas con nadie.

Excepto si volviera a encontrar a su chica misteriosa.

Habían pasado años y Klaus todavía no se había olvidado de ella, seguía escribiendo cartas. Algunos de ellas fueron para eventos importantes, como el cumpleaños de Hope o las bodas de sus hermanos. A veces, Klaus escribía cartas solo para desahogarse sobre su vida, sobre cómo era un monstruo.

Las letras siempre fueron especificas sobre el mundo sobrenatural, pero Klaus creía que su chica sería ajena a este mundo. Por lo tanto, tenía la intención de contarle todo cuando se volvieran a encontrar.

Tal vez, si él le mostraba las cartas la relación se volvía seria.

Sin embargo, para que eso sucediera tendrían que volver a encontrarse.

―Ojalá pudiera decirte Hope, pero tu papá no nos ha permitido ver lo que hay en esa caja―respondió Rebekah.

La curiosidad de Hope creció, ya tenía 16 años y sentía aún más que nunca curiosidad por la vida de su padre.

Después de preguntarle a todos los miembros de la familia qué había en la misteriosa caja y que nadie supiera que había dentro, Hope decidió dar un salto de fe. Por alguna razón, esa caja en particular en la habitación de su padre estaba despertando su curiosidad más que cualquier otra cosa que el mundo.

Podría deberse al hecho de que Klaus siempre había sido abierto sobre todo con Hope, pero la única caja fue lo único de lo que no le contó.

Le contó las historias de su vida, había visto caer y crecer imperios, había estado presente en muchos de los eventos más importantes de la historia de la humanidad. Siempre tenía una historia para cada evento sobre el que Hope había preguntado. A veces, solo para pasar el tiempo, le contaba historias.

Hope finalmente había llegado a la habitación de su padre sin que éste se enterara. La caja estaba ahí, debajo de su cama.

Pensar que Klaus solía hacer el mayor esfuerzo para esconder la caja, pero a la vez no quería buscar por todas partes para cuando quería poner una carta dentro.

Quería incluso poder leer las cartas que había escrito en el pasado, en las noches en las que tenía curiosidad por saber qué estaba haciendo su chica misteriosa. Si ella pensaba en él de la misma manera que él pensaba en ella, aunque no había certeza de que lo estuviera.

―Es hora de ver qué hay en esa caja―se dijo Hope.

Estaba agradecida de que su padre no se hubiera dado cuenta de que ella estaba en su habitación, tratando de averiguar cuál era su posesión más preciada dentro de la caja. Aunque, cuando la abrió, se sorprendió.

―¿Letras y dibujos? ―Hope se pregunto a sí misma.

Ella había esperado que la caja tuviera más que cartas. Había un montón de estos papeles, y todos estaban escritos para una "chica misteriosa".

En ese momento Hope estaba completamente perpleja. Mientras sus ojos se movían a través de las páginas para ver lo que estaba escrito en las cartas, todavía sin entender el valor de las cartas.

―¿Qué estás haciendo aquí, Hope? ―Klaus habló detrás de ella.

Dejando a Hope con los ojos muy abiertos y sola para explicar sus acciones.





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DI NO A LOS LECTORES FANTASMA.

Todos los derechos y créditos reservados a la autora original: --mikaelson

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