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Las palabras que escribire a continuación son algo que quiero que sepas, pero que nunca saldrán de mis labios, o si en algún punto algo me llegara a pasar, lo cual es casi imposible, pero las probabilidades nunca son nulas.

¿Recuerdas que solíamos decir que nuestra alma era una en dos cuerpos diferentes? Por lo cual sin importar que nos preparará el destino mientras estuviéramos juntos siempre estaríamos bien, nunca imagine que esa y todas las promesas que hicimos cuando éramos niños desaparecerían de un día para otro, cuando me confesaste la verdad de tu llegada a Mondstadt después de la muerte de mi padre fue abrumador, me sentí traicionado, sentí que todos los momentos que vivimos juntos fueron falsos, pero sobre todo me sentí triste y vacío; la única persona en la que podía encontrar consuelo acababa de decirme que era un espía, no puedes culparme de como reaccione después, fue una reacción inmediata y dirigida por mis sentimientos, estaba dispuesto a matarte pero cuando se me presento la oportunidad no pude hacerlo, no entendía porque, después de todo te odiaba o por lo menos eso creía yo.

De verdad creía que te odiaba con toda mi alma, pero en este tiempo que hemos estado separados me di cuenta que nunca te odie de verdad, incluso intente seguir lo que la gente suele decir “dilo una y otra vez, hasta que sea verdad” lo intente más de lo que me gustaría admitir, pero nunca lo logre, después de todo no podía odiar a la única persona a la cual podía llamar “hogar”, ¿verdad? porque sí, después de todo aún tenía cierto aprecio hacia ti, nuevamente no entendía el porqué, hasta que caí en cuenta que lo nuestro iba más allá de sentimientos y palabras vacías, sabía que si quería desaparecer todo lo que construimos juntos me tomaría un tiempo, pero a decir verdad no quería deshacer nada de eso, quería atesorar todos y cada uno de los recuerdos que teníamos, después de todo tu y mi padre fueron los que se encargaron de darle un sentido a mi vida, fueron los que se encargaron de que tuviera una infancia y adolescencia llena de felicidad, me hubiera gustado que la vida siguiera ese rumbo, pero una vez alguien dijo que las cosas no suelen durar para siempre, no pensé que eso también aplicaba en las personas.

Este tiempo me he cuestionado el porque decidiste decirme que eres un espía, porque si me conocías mas que bien (que estoy seguro de que sí) sabrías como reaccionaria, quizá en menor medida, pero a final de cuentas sería una reacción parecida, al final del día los dos tomaríamos caminos separados o eso creo yo. Hubiese sido mejor que simplemente decidieras ocultarme la verdad por el momento, pero supongo que el haberme dicho eso era una forma de quitarte un peso de encima ¿no? después de todo yo era lo más cercano que tenias a mi padre y no querías quedarte con aquel sentimiento de culpa.

Hoy puedo decir que no guardo ningún tipo de rencor hacia ti, incluso si lo intentara no seria capaz de ello, pero admito que en su momento tus palabras se sintieron tan crueles, quería que desaparecieras y te lo hice saber, supongo que esas palabras también te destrozaron.

“Lárgate, jamás perteneciste aquí” Diluc había dicho, casi gritando. Sus palabras entonaban una furia extrema, pero si observabas sus ojos pareciera que estaba a punto de romperse.

“Diluc… Podemos hablar y solucionar esto, no tiene que acabar de esta forma” Las palabras salieron de la boca de Kaeya casi como una súplica, no quería perder a la única persona importante de su vida, no después de haber conocido a la perfección lo que se sentía estar solo. Sería difícil para él, pero sabía que para Diluc lo sería aún más, no quería que experimentara ese sentimiento de soledad tan abrumador, no quería dejarlo solo.

“Fuiste un error en mi vida y en la de mi padre, ojalá nunca hubieras aparecido” No, no quería decir esas palabras, estaba enojado, pero Kaeya nunca sería un error, quería disculparse, pero las palabras se quedaron en su garganta.

Más que promesas vacíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora