Τρίτο μέρος

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R𝚊𝚗 𝙷𝚊𝚒𝚝𝚊𝚗𝚒
𝙽𝚊𝚑𝚘𝚢𝚊 𝚔𝚊𝚠𝚊𝚝𝚊

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El pelinaranja rodeó el brazo del ajeno, apretandolo con brusquedad a la vez que miraba con una forzada sonrisa a la mujer que se encontraba enfrenté de ellos.

— Estúpida, es mi pareja — Respondió el pelinaranja, frunciendo ligeramente el entrecejo cuándo notó cómo la mujer lo ignoró para seguir coqueteandole al Haitani.

El de cabellos bicolor sonrió orgulloso al escuchar cómo su acompañante decía de manera abierta que estaban en una relación.

— Querida — Mencionó, ganándose la atención de la ajena — Creó que mi pareja se siente incómodo con tu presencia ¿ Podrías retirarte ? — Con una de sus manos jugueteo con los cabellos anaranjados del menor.

La mujer ofendida sé dió la vuelta para seguir cumpliendo con su trabajó; los adolescentes se encontraban en un restaurante. El mayor había creído qué su primera cita debería de ser perfecta por lo que comenzó a planear cada una de las cosas que iban a suceder esa noche.

— Si no quieres perder la mano... Deja de tocarme — El pelinaranja se apartó de su lado, sintiéndose arrepentido al no poder seguir sintiendo el calor que transmitía el ajeno.

— Tranquilo después de todo somos novios ¿ Verdad ? — Sonrió orgulloso aunque también con algo de burla.

— Únicamente dije eso para que fuera a buscar nuestra comida...muero de hambre — Gruñó en voz baja, no iba a admitir que había sentido celos.

— Cómo digas, pequeño — Apoyó el codo sobre la mesa para luego recostar el mentón sobre la palma de su mano, mirando fijamente hacía los ojos del menor.

— Todavía no estámos en una relación, no te ilusiones — Kawata frunció la nariz en desagrado para luego volver a sonreír cómo normalmente lo hacía; no iba negar que en esos días dónde el mayor lo comenzó a buscar en todas partes dónde iba [ intentando disimular para que su gemelo nunca lo notará ], comenzó a tener sentimientos hacía el.

— ¿ Ilusionarme ? — Haitani murmuró — Bonito vamos a casarnos apenas cumplas los dieciocho años, tener un hijo y una gran casa en la montaña — Sonrió con emoción.

Cuándo el pelinaranja estaba por contestar se vió interrumpido con la presencia de la mujer que anteriormente estaba coquetando con el mayor; acomodó los platos sobre la mesa para retirarse.

— ¡ Uhm ! — Se quejó el menor para comenzar a juguetar con la comida.

— No lo necesitó — Le mencionó el mayor, rompiendo el papel que traía el número de la ajena para comenzar a comer.

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Luego de una larga discusión sobre quién debería de pagar la cena se marcharon del lugar.

El pelinaranja se encontraba sentado dentro del vehículo con los brazos cruzados.

— No te molestes — Mencionó el mayor intentando romper el silenció — Puedes pagar la siguiente vez — Dijo con una clara indirecta que quería tener otra salida.

— ¡ Cállate ! — Gruñó molestó, se fijó en el caminó mirando cómo se encontraban en una ruta. Se removió en el asiento mirando de reojo al mayor — ¿ Puedes detenerte ? — Mencionó comenzando a quitarse la chaqueta que tenía puesta.

El pelinaranja no soportaba el alcohol pero tampoco quería negarse a tomar unas copas de vino con el mayor, por lo que mientras comían habían tomado una botella de vino.

— ¿ Claro ? — Contestó confundido el contrario para deter el vehículo a un costado de la ruta, al notar cómo el menor se estaba sacando la chaqueta comenzó a imaginarse algunas cosas que destacó al segundo. No iban a tener relaciones en el auto ¿ Verdad ?.

El pelinaranja se desabrochó el cinturón de seguridad para colocarse sobre el regazo ajeno, rodeándole el cuello con susanos para acercarse luego a su rostro, juntando sus labios en un atrevido besó.

Dió un suave brincó al sentir cómo las manos del mayor comenzaban a apretar sus muslos para luego ir subiendo hasta su trasero, se separó del beso a los segundos.

— ¿ Quieres ? — Preguntó, mirándolo con los ojos cristalinos a causa de la lujuria.

Haitani negó con la cabeza para acercarse besarle el rostro al menor.

— Quiero... necesitó que nuestra primera vez sea especial — Murmuró el mayor para volver a juntar sus labios.

Estuvieron varios minutos dándose algunos besos hasta que se sintieron satisfechos, el menor regreso a acomodarse en su asiento.

— Ran eres jodidamente estúpido — Sonrió, emocionado con un ligero rubor en las mejillas.

— También te quiero — Negó con la cabeza divertido para comenzar a conducir nuevamente.

Aquella noche Nahoya descubrió qué Ran Haitani podría ser una persona dulce cuándo se lo proponía.

Ran descubrió qué Nahoya Kawata era una persona posesiva pero cariñosa cuándo tiene algunas gotas de alcohol en el cuerpo.

τα μισα IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora