Emma I

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Soy curiosa de naturaleza, ésa es la verdad. Opino que la curiosidad de mis papás se potenció en mí, y aunque mi madrina intentó detenerla un poco, no lo logró. Con el paso de los años, he logrado mantener mis impulsos curiosos un poco a raya, mas no fue así en mis años de juventud.

Estaba de vacaciones de la universidad y, como era el trato, yo volvía al hotel para ayudar a mi madrina, sobre todo ahora que sabía que estaba enferma y podía notar en cada una de mis visitas cómo la vitalidad huía de su cuerpo a cuenta gotas, por más que ella lo negase.

Una mañana, cedió a quedarse recostada un rato más, yo supuse que se sentía tan mal que no podía levantarse. Dejé a cargo de la recepción a un joven que contratamos cuando empecé la universidad y me encargué de la limpieza de las habitaciones, para desestresarme un poco.

Al mediodía, limpié la única que se había desocupado ese día, dejándola lista para su siguiente huésped. Sin embargo, justo cuando creí que todo estaba listo, recordé que no había verificado que la persona no hubiese dejado nada en el clóset, y efectivamente, cuando me fijé, había una libreta gruesa, como las que yo usaba en la universidad, bastante manoseada.

Miré a mi alrededor, sólo estaba yo, y la salida se registraba a las diez de la mañana, así que el propietario del cuaderno estaba muy lejos del hotel. «Una miradita no le hará daño a nadie», pensé, y tomé la libreta, curiosa por ojear su contenido.

Era rosada, en la parte de adelante decía en inglés «Vive tus sueños», y por detrás, tenía pegada una etiqueta de Barney, como las que ponía en mis cuadernos de pequeña con mis datos por si se perdía. Sin embargo, en ésta sólo estaba completo el campo del nombre, donde estaba escrito «Emma S.», no estaba ni el número de teléfono ni la dirección.

Miré de nuevo a mi alrededor antes de abrir la libreta y empezar a leer.

° ° °

«Esto es una locura. Me juré a mí misma que jamás llegaría a contar lo que estoy a punto de plasmar en palabras; me juré que me llevaría esta historia a mi tumba, mas es un secreto que cada día que pasa me pesa más y más, y ahora está trayendo consecuencias desastrosas a mi vida.

No me creerás y, siendo sincera, no espero que lo hagas. Y es una ironía que justamente yo venga a decir todo lo que te voy a contar.

Siempre espero darme cuenta algún día de que todo lo que me está pasando es una mentira, pero eso es imposible. Me estoy comenzando a asustar.

Sin embargo, antes de comenzar la historia de mi día a día, necesito que sepas que todo lo que está escrito aquí es mentira, absolutamente todo es ficción, las siguientes palabras provienen de mi imaginativo cerebro; pero, eso sí, casi todo ha sucedido.


Toda mi vida he podido ver fantasmas. Sí, sí, como lo lees. No de esos que tienen una sábana blanca encima ni los que parecen más esqueletos que otra cosa, sino una versión translúcida de las personas.

Con el tiempo, aprendí que todos son buenos a su manera de ser. Es decir, nunca ninguno intentó matarme. Já, ¿cómo sería eso?

Ojalá nunca me lo hubiese preguntado, porque estoy viviendo la respuesta.

Sin embargo, no nos adelantemos. Estoy apresurada, pero no tanto como para contar las cosas mal.

Desde que recuerdo, los fantasmas han formado parte de mi vida e incluso he hecho buenas migas con algunos que se niegan a pasar al otro lado, pues aseguran que disfrutan esta «nueva vida».

Mis padres están separados, e incluso hasta hace un par de años no entendía por qué, pues tenía recuerdos de mi infancia donde éramos muy felices. No obstante, un día dejó de ser así. Se alejaron, mi mamá dormía conmigo y mi papá pasaba más tiempo fuera de casa que lo habitual. Con el tiempo, decidieron separarse de manera legal, pues en verdad físicamente ya lo estaban, y unos años después, él formó una nueva familia y se olvidó de nosotras. Por su parte, mi mamá estuvo siempre a mi lado hasta que el actual presidente ganó las elecciones, pues me aseguró que en poco tiempo el país se iría «a la mierda» (sus palabras, no mías), así que tomaría una oferta de trabajo en el exterior, mientras yo estudiaba en la universidad, para tener algo seguro por fuera. Todavía no entiendo exactamente a qué se refería, o sea, sí, tuvimos nuestros malos meses por el paro petrolero del año pasado y todo lo que acarreó, pero al menos yo sigo teniendo buena vida.

Last StayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora