Capítulo 2

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Con sus ojos oscuros, Senju Tobirama miró el sombrero en su mano. Tenía el frente rojo, de un rojo granate que podría asemejar a la sangre misma. Formando un triángulo, un poco de blanco quedaba justo en el centro del sombrero ligeramente cónico, con un poco de punta, donde el kanji para fuego del mismo color rojo se mostraba. Aquel era el sombrero que su hermano Hashirama, el Shodaime Hokage, llevó antes de morir. No murió en su enfrentamiento contra Madara, como muchos pensaron, si no que fue la enfermedad de chakra lo que finalmente lo mató, aunque él como su hermano sabía mucho más.

Las causas de la muerte de su hermano, fueron de hecho las consecuencias de un largo enfrentamiento contra el líder del clan Uchiha. Su hermano y Madara fueron, en un punto, los más poderosos shinobi de aquella era, una era que había llegado a su final con la formación de las aldeas y la agrupación de distintos clanes shinobi. Fue esto lo que llevó a los desacuerdos entre Madara y su hermano, quienes lucharon hasta el final en un duro enfrentamiento en el Valle del Fin. Pero de nuevo, esto no mató a su hermano, si no que fue una de las consecuencias de su muerte. Las otras dos iban ligadas: el Kyubi no Yoko y Mokuton. Sorprendentemente, Madara controló al Biju y lo usó en su pelea contra su hermano, obligándole a utilizar todo su poder y mantener el senjutsu y el Mokuton completamente activos. Eso fue lo que llevó a que finalmente su hermano muriera.

El Segundo Hokage respiró hondo, sintiendo el aire frío entrando por su nariz. Contrariamente a como solía estar, ahora Tobirama llevaba la única blanca oficial de los Hokages con el kanji de Nidaime justo detrás. Su cabello, desordenado y grisáceo, caía sobre su frente, cubriendo ligeramente sus ojos. Cuando pestañeó, sintió los gruesos mechones durante unos segundos.

Tobirama levantó el rostro cuando dejó a un lado los pensamientos sobre su hermano y Madara. Su hermano murió hacía solamente un par de días y él había tomado su puesto. Ninguno de los dos, Madara y Hashirama, logrado hacer demasiado por aquella aldea que los Senju y Uchiha formaron: Konohagakure no Sato, la aldea oculta dentro del País del fuego bajo el mando directo de su Hokage, quien a su vez estaba por debajo del daimiyo del país, el principal encargado de financiar la aldea. Todo esto aun no estaba completamente atado y él, ahora Hokage, debía tomar las decisiones necesarias para hacer flotar el sueño de su difunto hermano mayor.

―Nidaime-sama.

Ante aquella sencilla frase, Tobirama colocó el sombrero de Hokage sobre la mesa. Parpadeó solo una vez y miró a las personas que estaban frente a él. Un total de seis adultos lo estaban mirando, expectantes por sus palabras.

―Sarutobi―Tobirama miró primero al joven Sarutobi Hiruzen, un joven shinobi del clan Sarutobi de cabello castaño, sonrisa sencilla. Con el hitai-ate cubriendo su frente, aquel joven había sido su alumno junto a otros dos presentes en la sala―. Shimura―ahora, el Nidaime miró a un hombre joven de cabello negro, con la misma armadura que la de Hiruzen y el protector cubriendo su frente. Al contrario que el joven Sarutobi, Shimura Danzo mostraba unos ojos oscuros, fríos, los de un hombre dispuesto a lo que fuera por la protección de la aldea―. Uchiha―mientras que todos pensaban que Tobirama odiaba a los Uchiha, él no lo hacía. Izuna y Madara eran una cuestión completamente distinta y Uchiha Kagami era otra cosa muy diferente entre aquellos Uchiha de la era de los clanes―. Mitokado y Utatane―miró a los dos compañeros de Hiruzen con neutralidad. Ambos shinobi, una mujer y un hombre, le devolvieron la mirada―. Akimichi―y finalmente miró al último miembro, un shinobi del clan Akimichi. Cada persona en aquella sala, era un shinobi de elite―. Vosotros sois los únicos en los que puedo confiar tras la muerte de mi hermano―Tobirama dijo, entrelazando las manos a la vez que las ponía sobre la mesa―. La estabilidad del continente, está completamente fracturada.

Tobirama podía considerarse afortunado. Su mente, más aguda y veloz, le había dotado de habilidades que su hermano Hashirama no tenía. Mientras su hermano era alegre y energético con un poder bruto para destrozar a sus enemigos como mostró al pelear contra Madara, él era una persona más fría y calmada, siempre ideando un plan sobre otro para poder vencer a sus enemigos a la vez que comprendía las habilidades de sus adversarios.

Senju TobiramaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora