El arte de la muerte

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Siento como el viento recorre mi cuerpo y enfría mis oídos, veo el sol escondiéndose entre las montañas mientras escucho gritos incesantes provenientes de la calle.

¿Qué sentido tiene estar repitiendo día a día lo mismo desde hace años? Las personas terminan esclavizándose a una rutina carente de sentido alguno, sus corazones permanecen en una ilusión de vida, mientras que sus mentes se retuercen entre la sombra del día, intentando sobrevivir hasta que llegue la oscuridad de la noche.
Solo me siento agotado de resistir sin un objetivo claro en mi vida...
Pero es el momento de hacerlo... El momento de despedirme de lo incierto, de enfrentarme a lo desconocido.
Decido dar un paso al frente...

Durante la caía a mi destino el tiempo se detiene, mi alma se estremece y mi corazón cae en un delirio. Ya está hecho, mi cuerpo no tiene salvación.

Cierro los ojos esperando dejar de sentir, sin embargo, es en aquel momento cuando noto una presencia, levanto mi rostro y mis ojos reaccionan con tristeza al verla. Es ella, una mujer maravillosa, en sus ojos noto dulzura y ausencia de pecado. Con su corazón desdichado termina por burlar al deseo, rasgando a la mitad la realidad del vínculo terrenal.

Casi podría ignorar la caída por tan solo admirar los recuerdos de mi vida, cada vez que me sumergía en la miseria ella saltaba para rescatarme, llevarme a la orilla y darme motivos para aferrarme a la vida. Mientras que yo solo pensaba que la vida era una gran mentira y la muerte la verdad, ella creía que mi mente podría sanar y calmar la tormenta.

Al final tenía razón, la única forma de controlar mi mente y olvidar mi dolor es llegar a la destrucción, pero ahora me doy cuenta de que destruiré lo mejor que pude tener, algo que me rehúso a hacer, no quiero olvidar sus labios acercándose lentamente a mi rostro, comunicándome un amor digno de ser comparado con los antiguos dioses.

Un amor incapaz de ser explicado por los humanos, un amor incomprendido e imperfecto, un amor que me recuerda que la felicidad y la tristeza son hermanas, que a pesar de discutir entre ellas son lo que hace de la vida un reto para superar, y en pocos casos, para disfrutar. 

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