¡Hola! Aquí les traigo por fin el capítulo 2 de Atracción Fatal :D
Tras ver que ha sido tan bien aceptada, me animé y me llené de confianza, por lo qué decidí seguirla ^^ Espero que os siga gustando hasta el final
Y siento el retraso (también el mental, okno xD), pero las ideas para un capítulo... no crecen de un árbol(?) xD
Cuesta tiempo imaginarlas y mucho más plasmarlas a escritos, todavía más aún cuando tienes dos historias más activas .-. no sabes cual escribir xD
Bueno, terminando mi rollo... :v
Espero que os guste ^^
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—Yo también podría decir lo mismo de ti… —le devolví la sonrisa —. Usted también es realmente único… —mis ojos no lo perdieron de vista en ningún momento. Mi mirada estaba fija y clavada en él.
Aquel chico era como una fuente de magnetismo para mí. No podía evitarlo.
Las comisuras de sus labios se curvaron, como si se estuviese riendo en secreto.
—Hasta luego profesor Blackwell… —dijo esto casi en un susurro y se retiró de la clase, echándome una última mirada en el umbral de la puerta.
¿Qué podía decir de Axel Vandeviere?
Era un chico único. Único, interesante y enigmático.
Sentía que por más que lo llegara a conocer, nunca terminaría de hacerlo completamente. Me daba la sensación de que aquel chico ocultaba algo que no dejaba a la vista a nadie.
Recogí el cuaderno de profesorado y salí yo también de la clase. Había terminado mi clase de Matemáticas y la de Biología no la tenía hasta última hora.
Me encaminé hacia mí despacho, lugar que no me tomó tiempo encontrar. Justo cuando iba a entrar, sin embargo, me choqué con una mujer que iba distraída.
—¡Oh, lo siento mucho! —se disculpó apenada y se agachó para recoger los libros que hace unos segundos estaba sosteniendo.
Menuda manera de hacer perder el tiempo a alguien…
—No te preocupes —le aseguré con una sonrisa falsa y la ayudé a recogerlos.
—Gracias —me sonrió ampliamente —. Por cierto… no te había visto nunca antes por aquí.
—Soy el nuevo director, Uriel Richardson Blackwell —me presenté cordialmente y extendí mi mano.
—Un gusto, yo soy la profesora de Historia y Literatura, Clarice Peterson —me estrechó la mano efusivamente —. Bienvenido y esperemos que te sientas a gusto.
—El gusto es mío —hice media sonrisa —. Señorita Peterson… si no es mucha molestia, ¿podría informarme de un asunto?
—Sí, claro, ¿qué asunto? —preguntó tanto curiosa como extrañada.
—¿Qué ocurre exactamente con la clase de 3ºA? —solté finalmente.
Acababa de integrarme a este instituto, pero no era tonto para no darme cuenta que algo fallaba aquí. O al menos en aquella clase.
¿Porqué en un instituto tan grande y un curso tan lleno de alumnos, había un número de estudiantes que no se habían presentado?
Podría haber sido solamente hoy, ¿pero tantos a la vez?
Clarice quedándose muda de la sorpresa, no hizo más que reafirmar mis sospechas. Algo iba muy mal aquí.
—¿Cómo que qué ocurre? N-No le entiendo… —rió nerviosa y se ajustó las gafas
Si intentaba mentirme, no es que lo estuviese haciendo muy bien.
En el momento en el que había quedado callada y se había puesto tensa, había sido el mismo momento de su perdición.
—La clase de 3ºA —insistí una vez más adoptando una expresión seria —. ¿Por qué han faltado tantos alumnos?
—Señor Blackwell… —empezó —. Usted acaba de instalarse aquí y no sé si debería…
—No importa —la interrumpí.
Ella cerró la boca, respiró hondo y dejó salir un suspiro.
—No sé qué está pasando exactamente, pero hay un rumor… un rumor que podría ser muy cierto —comenzó a alterarse —. Se dice que esa clase está maldita.
Mis ojos se abrieron de par en par a lo último y arqueé una ceja incrédulo.
¿La clase estaba maldita?
—¿Cómo qué maldita? Explíquese —me crucé de brazos.
Clarice tragó saliva antes de continuar.
—Cada principio y final de mes, un estudiante de esa clase, desaparece sin dejar rastro —musitó con la voz quebrada —. Dicho estudiante deja de venir a clase, así sin más. Llamamos a la casa de los padres y ellos tampoco saben nada al respecto. Este caso ya ha ocurrido varias veces, así que es posible que muy pronto la policía se involucre en él.
No podía creerlo.
¿Desapariciones? ¿Una vez más?
Era como si alguien quisiese atormentarme haciendo de mi vida una pesadilla viviente. Desafortunadamente, esta era una pesadilla de la que no podía despertar.
—¿Desde cuándo es que ocurre esto?
—Desde el comienzo del año —su mirada perdida viajó para otro lado.
—¿Y no han hecho nada? ¿En serio? —reí cínico internamente—. La policía debería investigar esto cuánto antes. Esto es realmente serio, señorita Peterson. Esos estudiantes desaparecidos podrían haber sido secuestrados por un asesino serial.
—¿A-Asesino serial? —repitió horrorizada.
—Es una mera suposición —traté de tranquilizarla —. Aunque una muy posible. Sé que yo no soy ni un policía ni un detective, pero yo también investigaré cuanto pueda. Y por favor manténgame informado de cualquier cosa.
—Por supuesto, director Blackwell —asintió.
—Bien —Fue todo lo que dije —. Una cosa más… ¿podría dejarme fotos y fichas personales de los estudiantes desaparecidos?
Clarice volvió a sentir, se despidió de mí y marchó a paso acelerado a traérmelos. Yo por mi parte, me encerré en mi despacho y me senté en la silla del escritorio. Eché la cabeza para atrás y tan solo me limité a pensar. Mi mente era una desastre en este momento, la cual trataba de procesar y digestionar toda esa información que se me había sido contada de alguna forma.
Era muy posible que estos fueran los actos de un asesino serial. Sin embargo una parte de mí deseaba y tenía la esperanza de que no fuera así, de que no podía estar pasando lo mismo de nuevo. La otra me culpó de ser delusivo y de negar la realidad que tenía en frente de mis ojos.
Estaba más que claro. Estas no eran unas desapariciones comunes y corrientes. Al igual que el posible asesino.
El cual no podía ser uno cualquiera de la calle. Tenía que ser alguien cercano a todos ellos. Alguien del instituto.
Mis pensamientos, fueron interrumpidos, cuando se oyó el sonido de los nudillos de alguien tocando la puerta.
—Adelante.
—Director Blackwell, aquí tiene —me entregó los documentos y las fotos —. Cuando termine con ellas simplemente, ve a secretaría.
—Muchas gracias señorita Peterson.
—No es nada —le restó importancia con una sonrisa forzada y abandonó el despacho.
Cogí una foto con el respectivo documento del estudiante.
—Aldéric Millers: 15 años, nacido aquí… —murmuré —. No hay nada fuera de lo normal.
Lancé un suspiro frustrado y leí los otros documentos que faltaban.
No había ninguna relación entre ellos, excepto el hecho de que todos tenían la misma edad, iban al mismo instituto y cursaban el mismo curso.
Parece ser que ahora tenía que investigar más de un caso…
El de mi padre y mi tío, Dark Crawford y el de los estudiantes desaparecidos de este instituto.
~~LEVIATHAN~~
Había pasado aproximadamente una hora y media de mi clase de criminología, y aún así no podía dejar de estar inquieto.
Necesitaba saber de Alistair cuánto antes.
Desde un principio me había opuesto a esa cita en la que le habían ofrecido a ser modelo. Y era simple: Si lo llegasen a aceptar, y él siendo modelo ya no podría pasar tanto tiempo con él y sobre todo porqué otros se fijarían en él. Otros que no eran yo.
Si, estaba celoso. Jodidamente celoso.
Ni siquiera era seguro de que lo fueran a escoger, pero no podía evitarlo.
No quería que nadie lo mirase o tocase con otras intenciones. Diablos, ni si quiera quería que se le acercasen a mi Alistair.
Solté un resoplido y terminé de contar los 60 segundos que quedaban para que terminara la clase.
Cuando, finalmente esos 60 segundos, llegaron a su fin, salí de la clase para un breve momento de descanso que nos daban. Me apoyé en la pared del pasillo y por el rabillo del ojo pude ver, por la derecha, cómo se acercaba hacia aquí Alistair.
—¿Qué tal te fue? —le pregunté casualmente.
—¡Me escogieron! —exclamó emocionado lanzándose a mis brazos.
¿Tan rápido? ¿No se supone que se esperaban días hasta decidir a quién escoger?
No. No podía pensar tan egoístamente. Tenía que estar feliz por Alistair. Y es que si Alistair era feliz yo también lo era.
—Felicidades —forcé una sonrisa correspondiendo su abrazo segundos después.
Alistair se separó de mí un poco y me miró extrañado.
—¿Te pasa algo? —cuestionó mirándome de arriba para abajo —. No has soltado ningún comentario sarcástico ni nada —mencionó burlón.
Rodé los ojos y tomé su mano, sorprendiéndolo levemente.
—Me pasa que estoy celoso, ¿vale? —admití sin pudor—. Por eso te dije que me oponía a la idea desde el principio. Y aunque esté feliz por ti, una parte de mí no lo está ni puede serlo. No dejo de pensar en la posibilidad de qué si te haces famoso, otros podrían fijarse en ti…
Alistair se quedó sin palabras, y segundos después una débil sonrisa se esbozó en sus labios.
—Tú sabes que aunque otros se fijen en mí, yo solo tengo ojos para ti —entrelazó los dedos de su mano con los míos—. Además no olvides, que con ellos posaré frente a las cámaras, mientras que contigo posaré personalmente para ti —su sonrisa se tornó a una lasciva.
—Idiota… —sonreí ladeado —. Esperaré con ansias ese momento.
—¿Tantas ganas tienes?
—Muchas —nos miramos intensamente durante varios segundos que parecieron eternos—. Tengo ganas de ti, Al —le susurré al oído causando que se estremeciera.
—Joder… no digas esas cosas en medio del pasillo —jadeó.
En eso tenía razón. Si esto seguía así, no me importaría terminar empujándolo con la pared y hacerlo aquí mismo en el pasillo.
Eso de alguna manera había sonado como algo que diría el exhibicionistade Alexis.
Tosí incómodamente y me separé unos centímetros de él.
—Te veo luego.
—Sí, claro —agitó su mano despidiéndose.
Antes de que se fuera, lo agarré del brazo atrayéndolo otra vez más a mí y lo besé.
—Ahora sí que hasta luego —sonreí con suficiencia.
Alistair se sonrojó tenuemente por una mejilla y se fue a su clase.
Mierda… lo quería. Lo quería tanto que dolía. Nunca en mi vida había imaginado que podría llegar a querer tanto a alguien.
~~AXEL~~
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Atracción Fatal (Yaoi/Gay) (AP#2)
Misterio / Suspenso||2ª parte de Atracción Peligrosa|| Siete años han transcurrido desde que Uriel Blackwell se reencontró con Leviathan Le Strange y se resolviese el misterio del Internado St. Mary, relacionado con el pasado de su familia. Uriel por fin piensa que pu...