Salí desesperado de la habitación donde se encontraba Kusomatsu, estaba ardiendo de rabia, o eso creo, podía sentir como, tanto mi cara como mis orejas, estaban rojas, sentía un gran impulso de salir corriendo, como si algo estuviera horriblemente mal, como cuando asustas a un gato y este salta y encorva su espalda. Podía escuchar mis propios latidos, y como al estar mi corazón tan acelerado, me mareaba. ¿Esto es siquiera enojo? Llegó a pasar por mi cabeza, ¿en qué pensaba? Claro que lo es, ¿qué más sería? Odio por sobre todo que me traten como a un niño que necesita ser cuidado, no soy como Todomatsu quien adora ser el centro de atención, para mi es mucho mejor solo estar a un lado, mirar como el resto disfruta el momento, porque creo que no lo merezco. No he hecho nada para merecer ser tratado de buena manera, y no me veo haciendo algo que valga la pena. Soy completamente inútil y lo he aceptado. Antes, cuando aún estábamos estudiando, pensé que si me esforzaba podría ganar el ser parte de un grupo, pero no importa cuánto lo intentara, siempre que había más de dos personas conmigo, quedaba desplazado. Mis amigos, no lo eran realmente, y lo sabía. Los utilizaba para simplemente no dar tanta lástima, era patético. Soy perfectamente capaz de estar bien solo, pero en ese entonces, sabía que la gente hablaría si lo estaba, porque siempre habíamos sido seis. Nunca estuve realmente solo hasta la secundaria, y por eso intentaba con todas mis fuerzas aferrarme a amistades falsas que solo ocupan espacio en mi metro cuadrado. Seguí recordando los días de mi adolescencia hasta que me di cuenta de que no podía escapar de la casa por la lluvia, de esta forma, llegué a la habitación, claramente no estaba puesto el futón. ¿Qué se supone que haría todo el día? Escapé de la irritante situación en la que estaba, pero no sabía a donde me dirigía. ¡¿Cómo se puede ser tan estúpido?! Podía sentir como todo me daba vueltas, no entiendo cómo es que últimamente me siento tan mal por cualquier pequeño detalle. Estaba ahí, de pie en la habitación, temblando y a punto de llorar por el simple hecho de recordar quién solía ser. “Esto es realmente tonto” me repetía para mi mismo una y otra vez. Necesito deshacerme de esto, ya no lo soporto. Quiero gritar y olvidar todo lo que alguna vez fui. Lo que… ¿Alguna vez fui? No pude evitar sentirme peor en ese momento, porque podía recordar perfectamente cómo me sentía de niño. Era feliz, jugaba y reía como cualquiera de mis hermanos. Entonces, ¿por qué mierda ahora me siento tan mal? ¿Cómo es que, si todos crecimos de la misma manera, fuimos criados igual e incluso hasta hoy seguimos juntos, cómo es que soy el único que se siente tan mal?
– “No lo entiendo, no lo entiendo, no lo entiendo”, susurraba para mi mismo, mientras mis piernas perdían su fuerza y mis ojos la capacidad de aguantar el llanto. Y ahí estaba yo, en el piso, en posición fetal, llorando en silencio. Analizando cada recuerdo de mi infancia para ver qué hice mal. Para averiguar en que momento todo se fue a la mierda. En ese momento, un efímero recuerdo pasó por mi cabeza.
– “¡Ichimatsu-chan!”, podía escuchar una voz que me llamaba a la distancia, mientras yo estaba sentado en mi típica posición, con las rodillas contra mi pecho, llorando e intentando ocultarlo. – “¿Dónde estás? ¿estamos jugando a las escondidas?", volví a escuchar esa voz infantil que me hablaba. Sabía que en este escondite no me encontraría, pero de todas formas bajé el volumen de mi llanto porque podía sentirlo cerca. – “Ichimatsu-chan, me estás preocupando, ¿dónde estás?”, no quería que me viera de esta forma tan patética.
– “¡Aquí estás!”, dijo este pequeño niño al encontrarme, con una sonrisa en su rostro, que lentamente se fue desvaneciendo cuando me vio a la cara. – “A-aah…”, grité sobresaltado girando y escondiendo mi rostro para evitar aún más humillación. – “¿Qué pasa, Ichimatsu? ¿Por qué lloras? ¿Estás bien? ¿Te hiciste daño?”, este niño hablaba tan rápido que apenas se le podía entender, lentamente se acercaba a mi para intentar consolarme, sin asustarme. – “Ichimatsu…”. En ese momento pude sentir como su cuerpo rodeaba el mío con un suave y gentil abrazo, provocando en mi un llanto incontrolable. Mi cabeza estaba en su hombro, y suavemente él acariciaba mi cabello para intentar que las lágrimas cesen. – “Todo está bien, yo estoy aquí”, esas palabras salían de sus labios con tanta dulzura y compasión, que lentamente me fui calmando, hasta que mi llanto terminó por completo.
– “¿Qué pasó?”, el infante frente mío buscaba alguna razón para lo que había presenciado. – “¿Te lastimaste? ¿Alguien te molestó?”, su mirada estaba fija en la mía para buscar alguna pista que le indicara qué había ocurrido. – “N-no…”, dije mientras negaba con la cabeza, y al mirar nuevamente a mi interlocutor, pude ver cómo su expresión de preocupación no cambiaba, y era notorio que no se iría de mi lado sin una respuesta satisfactoria.
– “E-es que…”, intentaba explicar mi situación, pero el nudo de mi garganta, provocado por el llanto, no me lo permitía del todo. Al darse cuenta de esto, el pequeño niño frente a mí acarició gentilmente mi mejilla con una fina y delicada mano. – “Es que… Choromatsu-niisan, y Osomatsu-niisan, siempre están juntos. Todomatsu siempre busca a Choromatsu-niisan o a ti. Y Jyushimatsu puede acercarse a cualquiera sin problemas. Soy el único que siempre está solo”, increíblemente pude terminar de explicarme sin que otra lágrima saliera. Inconsciente mente había bajado la mirada al suelo para evitar la vergüenza, y al volver a subirla, pude ver su expresión, tenía una cara de evidente preocupación, y antes de que pudiera decir cualquier cosa, se abalanzó sobre mi con un fuerte abrazo. – “Yo estoy aquí, Ichimatsu. A partir de ahora siempre estaré para ti”. Esas palabras realmente llegaron a mi corazón, las lágrimas que con tanto trabajo me esforcé en ocultar, estaban saliendo de nuevo, y mis brazos, que hasta el momento estaban a cada lado de mí, ahora buscaban su espalda para devolver el abrazo. Quería que estuviera más cerca, lo necesitaba. El abrazo fue cada vez más fuerte, hasta que finalmente me calmé. apartándose ligeramente, pero sin dejar de abrazarme, su mirada buscaba la mía. Y sus labios se acercaron a mi frente, depositando en esta un gentil beso. El calor y suavidad de sus labios expresaban más que las palabras mismas en este momento. – “Gracias, Karamatsu-niisan”.
Lentamente fui reaccionando a ese recuerdo, maldita sea, ese idiota tenía razón. Realmente siempre he sido un llorón. Podía sentir como el color volvía a subir a mi cara al darme cuenta de que un imbécil como ese tenía razón. El enojo iba aumentando, hasta que me sobrepasó repentinamente y comencé a llorar. Antes de darme cuenta de lo que había pasado, me encontraba lanzando cosas por toda la habitación, mientras gruñía de ira. Pude escuchar como unos pasos desesperados subían la escalera, pero eso no evitó que dejara de hacer un desastre en el cuarto.
– “¡Ichimatsu, ¿qué pasa?!”, al voltearme pude ver su cara, al principio tenía una expresión de preocupación, pero luego se podía ver completamente consternado. Antes de que pudiera decirme algo, salí por la ventana. Es cierto que, entre mis hermanos, no soy el de mejor estado físico, pero siempre he sido tan ágil como un gato. Corrí en dirección contraria a la casa, siguiendo todos los caminos que recorría con los gatos callejeros para evitar la lluvia. En realidad, no tenía idea a dónde iría a parar, probablemente solo seguiría corriendo hasta que mis piernas no pudieran más. Me estaba cansando, mi respiración ya iba muy agitada, y la ahora, el tono rojizo de mi cara no es por vergüenza, el llanto había disminuido lentamente, al final, llegué a un pequeño callejón en el que solía alimentar a unos gatos hace unos años, no había estado ahí desde que el último de ellos dejó de llegar, supuse que habían muerto. Por suerte para mí, había llegado casi sin mojarme, lo cual era todo un logro con esta lluvia. Ya con mi cabeza más tranquila, me senté. – “Realmente no cambié del todo, siempre he sido un inútil. Heh…”, Me dije para mi mismo. Con la cabeza gacha intentaba ponerle sentido a lo que había ocurrido. No soy capaz de darle un nombre a este tipo de sentimiento. Me senté en un especio entre cajas y un basurero que se encontraban allí. – “Aquí es donde pertenezco, ¿no?”, dije mientras una lágrima caía por mi mejilla.
Y así pasé un rato, lo único que había cambiado en mí, era que ahora buscaba desesperado alejarme del resto, totalmente opuesto a mi yo de hace unos años. Al final, tenía razón, era mi culpa estar solo. Quizás inconscientemente odio estarlo, aunque lo que sale por mi boca sea un “me gusta estar solo”. En algún momento dejé de luchar contra este sentimiento y me di por vencido. No. No quiero estar solo, pero realmente dudo que alguien en su sano juicio quiera pasar su tiempo conmigo por alguna razón que no sea lástima. Realmente duele pensar que la gente siente lástima por mí, de seguro esa es la razón por la que estoy solo. Mi familia solo se acerca a mi porque son mi familia, y se supone que eso es lo que deben hacer, pero aún así me molesta porque no quiero que lo hagan porque “así se supone que sea”, me gustaría que sea genuino, pero en el fondo sé que no va a pasar. Por eso me acerco tanto a los gatos, supongo. Ellos son bastante honestos, te quieren para sentirse bien un rato y para comer, si consigues realmente tener una conexión con uno, se quedará a tu lado sin necesidad de recibir nada de ti, es simple entenderlos a ellos, pero las personas… Son toda una incógnita para mí, incluso me cuesta entenderme a mí mismo. Lentamente mis piernas se iban acercando más a mi pecho y las abrazaba para hacer que ese “agujero” que siento, desaparezca. Me odio a mi mismo por haberme comportado como lo hice hace poco, debería ser capaz de controlar más mis emociones, pero cada vez que pienso en el pasado, siento que todo me duele, y si él aparece en mis pensamientos, es aún peor. Porque es cierto, solíamos ser bastantes cercanos de niños, y creo que extraño el tener a alguien junto a mí, pero al mismo tiempo, fui yo mismo el que lo alejó. Es patético de mi parte pensar que todo volvería a ser como cuando éramos niños, él cambió, y yo también. Perdí la noción del tiempo mientras discutía conmigo mismo el hecho de cómo afrontar lo que hice. Por suerte, el único que me vio así fue Kusomatsu, él podrá ser un idiota, narcisista y arrogante, entre muchas otras cosas, pero también es confiable. Sé que, si le digo que guarde el secreto, es capaz de llevárselo a la tumba, y también sé que es muy probable que sea yo quien lo lleve allí para evitar recordar de alguna forma lo que pasó y, así mismo, evitar la vergüenza. “Quizás deba hacer como si no hubiera pasado nada”, pensé, quizás sea lo más lógico viniendo de mi parte. Lentamente dejó de llover, y de la misma forma, el cielo se iba despejando.
– “¡Ichimatsu!”, escuché a lo lejos, esa simple palabra logró que saliera de mi trance. No, imposible. No pudo haberme encontrado, ni siquiera yo mismo sabía a dónde me dirigía, es imposible que sea él. Pero mis oídos no mentían, esa voz podría reconocerla donde sea, y más temprano que tarde pude ver a lo lejos una mancha azul corriendo hacia mi dirección. – “¿Q-qué?”, estaba atónito. Pronto, Karamatsu estuvo frente a mí. Estaba completamente mojado y rojo, no podía saber si lo que corría por su frente era lluvia o sudor. Y a pesar del frío, estaba aireando su buzo, el cual estaba terriblemente mal puesto, era más que evidente que se lo colocó a las prisas. – “Ichimatsu, no debes huir así de casa”, me reclamó.
– “¿C-cómo? ¿Cómo me encontraste?”, pregunté incrédulo. – “Ah, solías venir aquí antes”, respondió como si fuera algo obvio, bravo, logró que me irritara nuevamente. – “Claro, los gatos”, resoplé mirando el suelo. – “No, antes de eso”, dijo sonriendo levemente, como si hubiera pasado por su mente un recuerdo agradable. – “No estamos muy lejos del parque donde íbamos a jugar de niños, cada vez que estabas triste venías aquí a llorar para que nadie te viera”, dijo rascando su nuca, desviando la mirada hacia un lado, con lo que parecía ser un leve sonrojo, pero no podría estar seguro debido a lo rojo que estaba de por si al correr tanto, él no se sabía el atajo que tomé, así que corrió mucho más que yo, lo que explica también que esté empapado. – “Solía seguirte para asegurarme que estuvieras bien. Después de todo, es importante desahogarse”, seguía hablando, pero mi mente estaba en otro lugar, pensando en cómo mi cuerpo estaba acostumbrado a venir a llorar a este sitio e inconscientemente, cuando lo necesitaba, llegué aquí para repetir una antigua costumbre infantil.
– “Vamos a casa, ¿qué le diré a mommy si su querido hijo desaparece?”, ah, claro, es por eso. – “Tch”, chasqueé la lengua, supongo que podrían decir que estoy algo decepcionado. – “Todos te extrañaríamos si eso pasara, no podría vivir así”, dijo mientras extendía su mano para ayudarme a ponerme de pie, ¿qué tipo de expresión estas haciendo, Karamatsu? No puedo distinguirla. De manera casi automática, mi mano buscaba la suya lentamente, esas palabras que dijo, aunque fueran tan simples, aunque fueran de lástima, aunque fueran “lo que se supone que tienes que decir”, por un momento, me hicieron feliz, pude sentir como un calor agradable salía de mi pecho y recorría mi cuerpo por completo, en el momento en que toqué su mano, oh, Dios. Sentí un escalofrío placentero que me hizo dudar el tomarla por completo, e involuntaria mente mi mano se detuvo en su intento de agarre mientras mis ojos se abrían ligeramente, y antes de que pudiera hacer algo, él tomó mi mano. El alivio que sentí en ese momento fue indescriptible, y un leve sonrojo se posó en mi rostro, podía sentirlo. Lentamente me puse de pie, y terminé a escasos centímetros de él, involuntariamente, di un paso atrás para evitar que fuera tan notorio mi sonrojo. En el momento en el que soltó mi mano, pude sentir como parte de la felicidad que sentía también se fue, pero aún quedaba una inmensa tranquilidad. – “¿Volvemos a casa?, dijo en ese momento, trayéndome de nuevo al presente. – “Sí, tienes que volver a bañarte. Solo mírate, estás empapado”, dije con una media sonrisa, evitando reírme. – “A-ah, es cierto, estás seco, ¿cómo es posible?”, preguntó desconcertado. – “La lluvia solo afecta a los idiotas”, respondí. Su ligera risa, provocó que también mi risa saliera. Y de esta forma nos dirigimos a casa.
Al llegar, acordamos ir al baño público, así que nos preparamos y nos fuimos, no sé cómo expresar bien lo que siento en este momento, todo este tiempo hemos estado hablando con normalidad, él ni siquiera me preguntó qué pasó, me sentía, por primera vez en bastante tiempo, tranquilo estando con alguien más. Nuestra conversación banal finalizó cuando llegamos a los baños, su mirada aún era bastante apacible y tranquilizadora, hasta que nos dimos cuenta de que había solo otras dos personas en el baño, pero iban saliendo. Creo que nunca había venido si no estábamos todos. Por algún motivo, me sentí de cierta forma incómodo, aunque no del todo en el mal sentido. Al mirar a Karamatsu, pude notar un sonrojo en su rostro y cómo apretaba sus labios fuertemente. Se giró un poco y comenzó a desvestirse, y yo le seguí. Evité verlo un momento, ya que estaba siendo algo extraño, entre todos nuestros hermanos, jamás pensé que sería con Karamatsu con el que vendría aquí solos. No pude evitar echar un vistazo, su espalda era bastante amplia, y sus brazos estaban bien formados, no tenía demasiado músculo, pero al flexionarlos se le notaba y, odio admitir esto, pero era algo atractivo, mi cuerpo probablemente nunca sea así, realmente no me gusta hacer ejercicio, y menos tener que levantar peso, pero a Karamatsu eso nunca le pareció importarle, siempre que había que ayudar en algo, como trayendo las compras pesadas, él se ofrecía. Cuando comenzó a quitarse el pantalón evité verlo por completo, mi cara estaba ya completamente roja. ¿En qué mierda estaba pensando? Finalmente entramos al agua, después de tomar una ducha rápida, esto era jodidamente relajante.
– “Aaah… Esto se siente tan bien”, dijo con un tono de voz que sonaba bastante… Bien. Inconscientemente, cuando escuché su ronca voz decir eso, bueno. Mi cuerpo reaccionó. Esto es jodidamente vergonzoso, ¿cómo pudo pasar esto? Para evitar ser tan obvio de que algo andaba mal, me afirmé contra la bañera, dándole la espalda. Debo admitir, que, aunque esto es raro, se siente bien, arqueé mi espalda, para relajarme un poco y esperar que esto bajara. Es muy probable que esté así porque había planeado tener mi tiempo a solas hoy, pero Kusomatsu lo arruinó todo.
– “Hey, Ichimatsu”, escuché demasiado cerca de mí, provocando un sobresalto de mi parte. – “¿Q-qué?”, dije con la voz más neutral posible. – “¿Qué deberíamos cenar hoy?” Para mi esa pregunta es totalmente innecesaria, ni siquiera tenía hambre. – “Lo que sea”, respondí alejándome un poco. – “No seas así, nos saltamos el almuerzo, deberíamos comer algo que nos alimente. – “Tch, me da lo mismo, ni siquiera tengo hambre”, su insistencia me estaba volviendo a alterar, todo en mi ahora estaba “normal”, y por fin pude sentarme bien y hundirme un poco en el agua, dejando solo desde mi nariz hacia arriba sin cubrir por ésta. – “Bien, entiendo, prepararé algo bueno, cuando lleguemos a casa”. Maldita sea, se me había olvidado por completo ese detalle, tendremos que dormir solos esta noche, esto ya es lo bastante incómodo. Agh, me sumergí completamente para evitar mirarlo y que no sea tan notorio. Podía escuchar que me seguía hablando, pero por el agua, no era capaz de entender lo que me decía.
– “Ah…”, respiré por fin saliendo del agua. – “¿Qué mierda estabas diciendo, Kusomatsu?”, dije molesto porque no me había dejado disfrutar del todo mi baño. – “N-nada”, respondió con una voz un poco más aguda de lo normal y una sonrisa incómoda. – “¿Eh?”, en ese momento noté lo rojo que estaba Karamatsu, creo que tenemos que salir de aquí antes que él se desmaye por el calor, no pienso cargarlo para llevarlo a casa, si eso pasa, lo dejaré aquí tirado. – “Estás muy rojo, quizás deberíamos volver de una vez”, mencioné, si se veía algo mareado por el calor. – “Claro, creo que es lo mejor”, me respondió con un tono aliviado en su voz.
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No puedo entender lo que siento. KaraIchi
FanfictionDespués de ganar unos boletos para un viaje todo pagado para siete personas, la familia Matsuno se va, excepto Ichimatsu, quien decide quedarse en casa una semana para tener su propio "tiempo a solas". Pero, ¿Por qué Karamatsu sigue aquí?