Introducción

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En un día como cualquier otro, estaba preparado para declararme a Tsubomi-chan y estaba preparando para cualquier respuesta

Pero desafortunadamente ocurrió la historia que todos ya saben...

No recuerdo mucho, ya que ocurrió el terrible accidente y fue cuando perdí la conciencia, cause un terrible desastre todo por culpa de mis poderes
Lastime a mis amigos, a mi hermano...

Parecía que no había salvación y que yo terminaría con todo a mi paso

Hasta que llego el arriesgado su vida a pesar de como estaba

Mi maestro quien me apoyo desde el día que fui a su oficina, quiso que me calmara y me quería confesar lo obvio, y era que el no era un psíquico, yo sabía de antemano que mi maestro no tenía poderes y creía que era un espiritista, pero de algún modo escuchar como Reigen se disculpaba por haber mentido y mostrarme una faceta que jamás vi de parte de el, me hizo darme cuenta que yo en verdad era una persona muy importante para mi maestro

Logro lo que quería, pude calmarme y pudimos hablar adecuadamente cuando volví a tener el control, más tarde comenzamos hablar tranquilamente y me dio ánimos para ir a confesarme, estaba muy nervioso por la respuesta de Tsubomi-chan

Poco después llegué con Reigen, estaba ansioso por saber que me respondió y lo único que pude decir fue

- Me rechazaron.
Y en ese momento, solo agache la cabeza tratando de evitar lo obvio pero por algún motivo por más que trate de contenerme no logre, era extraño ya que nunca tenía problemas en contener mis emociones, era la primera vez que me pasaba algo como esto

Ahora habíamos intercambiado los papeles

El maestro Reigen siempre fue una persona firme siempre mostraba lo confiado que era, incluso en situaciones difíciles mi maestro siempre buscaba una solución pero jamás demostró su verdadero ser, jamás demostró debilidad

Reigen al confesarme la verdad, me había mostrado su lado más vulnerable, una parte de él que nadie había visto, y ahora era al revés, cuando le dije lo que había pasado, las lágrimas no dejaban de salir, ahora era yo quien lloraba y mi maestro solo escuchaba, el solo se quedó callado y me consoló

Supongo que el creía que era lo mejor y tenía razón como siempre

Y desde ese día me di cuenta que las cosas no serían las mismas de antes.

No Hay Vuelta Atrás Donde viven las historias. Descúbrelo ahora