☘︎ | 𝐀 𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐗𝐢𝐞 𝐋𝐢𝐚𝐧

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En la silenciosa choza de aquel pequeño y descuidado templo el curioso sonido del ñam ñam proveniente de la pequeña boca llena de comida era lo único que daba señal de que gente aún habitaba ahí dentro.

El cielo estaba ligeramente iluminado por tonos naranjos y rosados, y el clima comenzaba a descender poco a poco. Mientras tanto, dentro del templo de PuQi, el grupo de tres personas miraban fijamente en completo silencio al pequeño bicho de mejillas regordetas de comida masticar frente suyo, haciendo sonidos de felicidad mientras se balanceaba alegremente sentado en el suelo.

Ese día Jun Wu había citado a todos los miembros al Gran Salón Celestial para una reunión de último momento, sin embargo cuando todos estuvieron presentes y no había rastro alguno del príncipe heredero de Xian Le, Feng Xin y Mu Qing no lo pensaron dos veces antes de descender al reino mortal y buscar a Su Alteza.

Sus subordinados, tan pronto como salieron corriendo en su búsqueda, entraron al templo en ruinas azotando las puertas a la par, gritando ruidosamente. Pero los humos bajaron de intensidad cuando escucharon un lastimero lloriqueo proveniente del interior, seguido de un fuerte sollozo que se hacía cada vez más fuerte y frecuente.
Ambos se quedaron petrificados ante lo que vieron.

Bajo sus pies yacía un niño pequeño de tres años con lágrimas lastimeras rodando por su redondo rostro de bebé, escondido detrás de un par de piernas mientras se aferraba fuertemente a ropajes carmesí con pequeños puños; temeroso.

El día se estaba consumiendo rápidamente ante la situación que enfrentaban. Después de entrar en razón, Nang Feng y Fu Yao comenzaron a discutir en voz alta a Hua Cheng que estaba ahí cuando ellos llegaron. Sin embargo, no pudieron llegar a nada ya que, el pequeño parecía llorar más fuerte ante los gritos que oía. Solo así todos se calmaron y tomaron como prioridad al bebé de mejillas rojas sollozantes.

—Sigo sin creerte —gruñó Fu Yao con sus brazos cruzados, sin quitar su mirada del diminuto inquilino—. Debiste de tener algo que ver con lo que está sucediendo ahora mismo.

Hua Cheng ni siquiera le miró—. Como si me importara.

Después de tranquilizar a la bola de masa chillona, todos comenzaron a cuestionar y responder las dudas que tenían sobre lo que estaba pasando.

Esa mañana, Hua Cheng llegó al templo de PuQi con la intención de visitar a Xie Lian y pasar unos cuantos días junto a él, pero al momento de entrar lo único que encontró dentro fue una pequeña bola de masa con brazos y piernas sentada sobre la cama de paja, riendo a carcajada limpia mientras trataba de tomar entre sus regordetas manitas a Rouye, que parecía fascinado y confundido al ver que su amo se había encogido considerablemente.

Al inicio no comprendía lo que sucedía, pues creía que era otro niño que Xie Lian había acogido con él, sin embargo, cuando vio aquellas túnicas blancas rodear el diminuto cuerpo gordo y las marcas en su cuello y tobillo derecho, comprendió de quién se trataba.

Preocupado, lo primero que Hua Cheng hizo fue revisar cuidadosamente si había algún daño físico en él. En cuanto se aseguró de que estaba limpio, trató de conversar de manera paciente con el pequeño Xie Lian para saber qué había ocurrido con exactitud, pero únicamente obtuvo balbuceos babosos y risitas felices con brazos extendidos hacia Hua Cheng tratando de tocar su rostro con las manos.

No sólo se había encogido al tamaño de un niño de tres años, sino que también tenía el comportamiento de uno.

Después de varios intentos fallidos dejó el tema de lado y prestó toda su atención al bebé en lo que resta del día. Ordenó unos cuantos ropajes nuevos que fueran de su talla y lo atendió con cuidado y paciencia.

𝐀 𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐗𝐢𝐞 𝐋𝐢𝐚𝐧 [ᴀᴜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora