ADORE || jayb+jackson

1.

—Así que... —Choi Youngjae, el chico de cabello azul vibrante, ojos brillantes y una sonrisa traviesa, miró de soslayo a Jackson, su mejor amigo, quien se encontraba limpiando por quinta vez consecutiva el lente de su adorada cámara.— ...¿Les pediste como regalo de cumpleaños?

—Si. —habló Jackson medio despistado, pero puso suficiente atención como para entender que la pregunta se referia al artefacto. Algunos mechones castaños le cayeron sobre sus ojos y se mezclaron con sus pestañas, pero eso no le habia afectado en lo absoluto. Siguió absorto en una minuciosa limpieza que involucraba el lente de su cámara y un paño mediano que utilizaba para el procedimiento.

Ambos estaban uno frente al otro, sentados en la mesa del comedor donde acostumbraban a hacer las tareas o trabajos prácticos que traían de la universidad.
Algunas hojas de documentos sin completar y dos platillos con muffins preparados por la madre de Youngjae reposaban sobre la mesa de marmol, esperando ser utilizados lo más pronto posible, tanto los documentos como los muffins.

Era costumbre para Jackson ir a la casa del mayor para hacer la tarea, practicar alguna coreografía o simplemente pasar el rato, pues prefería muchísimo más su compañía que estar en su propia casa, que se encontraba vacía la mayor parte del tiempo debido a que sus padres trabajaban todo el dia.
Por lo menos cuando iba a la casa de Youngjae, tenía a alguien hablándole sobre algo que no fuese solo trabajo o dinero.

Jackson tenía a sus padres, era cierto cuando decía que los quería y todo, pero la presencia de ambos era tan esporádica que estaba acostumbrado a verlos sólo en las noches y algunas veces en las mañanas, si se despertaba muy temprano.

Pero ir a la casa de su mejor amigo era la parte más divertida del día para Jackson, ya que siempre tenían algo que contarse o algo para hacer y matar el tiempo de esa forma. Ademas de ello, no se preocupaba por preguntar si su presencia era una molestia para la familia Choi, ya que la madre de su mejor amigo se encargaba de hacerle siempre algún comentario sobre lo feliz que estaba de que por fin hubiese alguien que disfrutara de la compañía de Youngjae e incluso de la familia.

—Supongo que te han regalado esa tan anhelada cámara por que no van a estar todo el día de tu cumpleaños ¿verdad? —le preguntó Youngjae.

—Dijeron que hay mucho trabajo.

—Siempre hay mucho trabajo, según ellos.

—¿Estas molesto con ellos porque no van a estar acompañándome en mi cumpleaños? —Jackson finalmente dejó de prestarle atención a la cámara y la colocó sobre la mesa, dejando con ella sus ganas de tomar algunas fotos. Podría hacerlo después, en el interior de la casa y también podría hacer algunas tomas del rostro de Youngjae.— Debería ser yo el que se enfade.

—No es enfado, Seun-ah. —Youngjae habló con voz irritada, aunque su intención no era demostrarlo.

—Si lo es, últimamente estas enojado por todo ¿seguro que no te da el periodo?

—Eso sólo le da a las mujeres y te consta.

Jackson levantó ambas cejas y se movió de su asiento para alcanzar el plato con muffins.
—Es que a veces te comportas como una y me confundes.

—Cierra la boca o voy a meterte ese muffin en la garganta. —le amenazó Youngjae señalando la mano de Jackson que sostenía el dulce. A simple vista podía lucir indefenso con esa clase de amenaza, pero el castaño sabia perfectamente que su mejor amigo sería capaz de cumplir con su promesa y convertir el dulce enterrado en su garganta en algo como su peor pesadilla.

Una figura extrañamente familiar llamó la atencion de Jackson obligándolo a mirar de soslayo para identificar a quien irrumpió la cocina y ahora pasaba frente a ellos dirigiéndose hacía el refrigerador sin siquiera mirarles aunque sea para dedicarles un mínimo saludo.
El castaño reconoció perfectamente al muchacho de hombros anchos y cabello medio rizado con el corte de mullet que estaba urgando el refrigerador como un muerto de hambre que acababa de descubrir la comida.
Era Jaebeom, el hermano mayor de Youngjae cuyas virtudes eran menos que sus defectos, o algo así le había dicho alguna vez su mejor amigo.