—Bien, nos vemos —YeonJun se despide de SooBin, con una última sonrisa antes de continuar caminando por la dirección contraria.
Hay un ruido significativo alrededor, es una hora en la que la mayoría en la universidad concluye la última clase, y en la que gran parte de la población abandona sus trabajos y demás instituciones.
A cada paso, YeonJun se recuerda a dónde está yendo, con nervios y una extraña sensación que ya desde hace mucho debió haberse vuelto regular y trivial; o al menos, haberse olvidado de ello. El cielo está decadente de luz, nublado desde temprano, una evidente amenaza de llovizna que pudo haberlo detenido en el camino actual, que es mucho más largo que el que toma para ir a casa. Es, de hecho, un camino que lo devolverá a casa de todas maneras. Son casi diez cuadras que deberá soportar, no solamente por el frío vendaval o el cielo amenazante, pero por el simple hecho de saber que llegará a aquel sitio. No es ni siquiera el sitio el que altera su paz mental, sino quién deberá encontrarse en él, lo cual lo hace aún más extraño de procesar.
Han pasado años, los suficientes para YeonJun, para mantener una quietud y cierto toque de sentimientos insustanciales dentro de sí mismo, los lazos tampoco son algo que pensar diariamente, pero lo hace con tanta ansiedad que termina revolviendo su estómago, produciendo no más que nudos sobre la garganta. Incluso, la tristeza de haber perdido a sus padres desapareció, aunque claro que hay aprecio dentro de YeonJun, aún los extraña, aún se para frente a sus lápidas a dar una visita sentimental; hace años, llorando porque se sintió que lo perdió todo y no quedó absolutamente nada para hacer frente a una vida normal, fue acogido por alguien que desvaneció toda la soledad de sí.
En sus perfectos y lúcidos 12 años de aquel entonces, no había sentido nada de lo que es ahora. Cuando el señor Choi lo recibió en casa, sin condiciones y ninguna pizca de rencores, deudas y lazos quebrantados, YeonJun solamente pensó en la salvación como porcelana rota, empolvada y frágil. Y la razón auténtica por la cual esa distimia tampoco duró demasiado para él, fue por el naciente ardor del abandono en el señor Choi, y en su hijo, BeomGyu. El divorcio de la esposa de su tío logró devaluar de una forma positiva a esa salvación oscura, y en el proceso, YeonJun llevó consigo el sentimiento de superación, fue cuando abrazó consigo a BeomGyu, quien ya no pareció un ser lejano, sino un hermano menor del cual cuidar y guiar.
BeomGyu. YeonJun lo recuerda tan ajeno y raro, pero también recuerda sus sentimientos de hermandad hacia Beom. Hacerle compañía fue lo más normal, pero YeonJun, teniendo una personalidad más viva y ligera, hasta sencilla podría llamarla, se desvió por completo del mérito inicial y lo mutó a algo extraño, jodido y... no sabe cómo aquello hizo un reset completo en su mente, en su sentir, en su cuerpo.
Hay lazos de sangre de por medio, YeonJun se recuerda en cada ocasión, ahora en su camino para recibir a BeomGyu en su salida de clases, un suceso que no estuvo planeado hasta que un impulso indeseado lo llevó a rastras. Si, absolutamente si, YeonJun piensa en BeomGyu como ese factor que altera su tranquilidad, a pesar de que no debería suceder, no con alguien con quien, aunque no sea directamente su hermano, conserva lazos de sangre. Y no sólo con eso debería bastar para que se olvidase por completo a BeomGyu, sino que ambos siendo hombres... todo se siente tan incorrecto. Pero más incorrecto no puede volverse.
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obsesión consciente
Fanfiction꒰ yeongyu ! txt fanfic ꒱ "Lo único que reconoce es su error, ese mismo error que tuvo para sí mismo, el de la obsesión consciente que no es más que un enamoramiento prohibido, conjunto a mucho rencor a uno mismo por caer en ello" yeonjun x beomgyu │...