Capítulo 1: El comienzo de un amor

0 0 0
                                    

Eran las tres de la mañana y todavía no podía dormir.  Se movía sin cesar en la cama, revolviendo las sábanas debajo suyo con su cuerpo desnudo y con pensamientos deprimentes en su cabeza. La música en sus auriculares sonaba distante, lejana, igual a como John sentía a las demás personas. ¿Por qué estoy tan solo? Se preguntaba sin parar. Esa pregunta iba y venía en la oscuridad, resonando en las paredes de su cuarto, llenando un espacio que en realidad está vacío. Miró su celular y ya eran las cuatro de la madrugada. Había estado una hora más así, preguntándose lo mismo una y otra vez.

De repente, como un reflejo, sin pensarlo mucho, se sentó en el borde de la cama y miró a la nada. Pensando en qué estaba haciendo. Dijo "alv men" y se paró, se vistió con un jean azul oscuro, una remera de Guns 'n' Roses, una camisa blanca a cuadros y una gorra marrón desgastada. El pelo le llegaba a los hombros, ondulado. Se puso finalmente unos lentes de sol y salió de su casa en esa noche veraniega de 2020.

Su perro lo acompañó por las calles vacías, caminando perezosamente sobre las baldosas descuidadas. Fue a la plaza junto al cementerio, al lado de un Skate Park que frecuentaba a menudo con su fiel patineta y se sentó en una de las mesas cerca de los juegos para niños. Totalmente solo, como siempre, mirando su celular a ver si había algo nuevo. Quizá le haya respondido una chica en Whatsapp, pero no. En el cruel y desolador silencio se oyó una voz. Era una chica joven que hablaba a carcajadas sobre marihuana y ácido con alguien. Vio su sombra venir por atrás suyo y sintió una mano pequeña que le tocaba el hombro. Tuvo un escalofrío que le subió de la cintura a la nuca por la espalda. ¿Podrá ser? Una persona de sexo femenino lo estaba tocando después de mucho tiempo, aunque sea un contacto mínimo.

- Eh, amigo. ¿Tenés fuego?

- Em, sí, creo que sí - titubeó -. Dejame que lo saco.

Sacó de su bolsillo un encendedor y le prendió el cigarrillo a la chica, que vestía un buzo negro Thrasher, medias de red y borcegos, también negros. Ella acercó su cara para prenderlo y John pudo observar con detalle su pelo hasta los hombros, teñido de morado, y su delineado extravagante. Se sintió bien mirarle los ojos marrones, llorosos y rojos por culpa del porro. Nmms, que chica tan bella, pensó.

Pero había alguien más detrás de ella, fingiendo que le estaba practicando relaciones sexuales aprovechando que se había inclinado. Era un chico blanco, flaco. También vestía completamente de negro como ella y tenía el pelo de tazón teñido de rojo de un lado. Ahí fue cuando John realmente sintió algo, mucho más que la calentura al ver a Victoria. Mucho más. Incluso amor. Amor por Scorpion.

- Gracias, amigo. - Dijo Victoria.

John no respondió porque se quedó embobado contemplando la belleza de aquel chico. Scorpion y ella se incomodaron un poco con su mirada. Incluso se había levantado los lentes de sol para poder observarlo bien mientras Victoria daba una pitada. Después de un silencio incómodo se dio cuenta de como lo miraba y disimuló, bajándose los lentes nuevamente.

Se presentaron adecuadamente y surgió una pequeña conversación, en la que ellos le terminaron pidiendo plata para comprar unas birras. Él, estúpido y cegado por el amor, aceptó, y los acompañó hasta un supermercado chino para comprar el alcohol.

Al salir, como modo de agradecimiento, lo invitaron a que vaya a su casa. John se sintió sobrepasado por la propuesta. Lo estaban invitando unos desconocidos. ¿Será una sugerencia para hacer algo más? Podría aprovechar y talvez llegar a hacer el amor con él. Aceptó inmediatamente, pero haciendo de cuenta que no le interesaba tanto para hacerse el interesante. Caminaron unas pocas cuadras hasta la casa de Victoria y subieron por unas escaleras. Al entrar se dio cuenta de que no fue una sugerencia, ya que era una especie de juntada o fiesta con varias personas jugando al Uno y escuchando Zarcort y Porta. Lo habían tomado por boludo, solo para no gastar plata. Pero no se iba a desanimar. Esta era la oportunidad perfecta para hacer amigos, y talvez algo más.

MENTAWISKERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora