Sus palabras le golpearon como si de un cubo de agua fría se tratasen.
───¿Qué? ¿Cómo que no puedo volver a casa? –preguntó en un tono de voz más bajo de lo normal, notando cómo su cuerpo comenzaba a contraerse de puro terror. ¿Qué significaba aquello? ¿Cómo que no podría volver?
Retrocedió varios pasos inconscientemente, sin dejar de mirar al hombre que se alzaba ante ella. Había observado el leve cambio que se había producido en sus facciones ya que su semblante se había relajado, como si de verdad sintiese aquellas palabras y le apenase.
───Bueno... –comenzó a decir y, por primera vez desde su estancia allí, notó cómo las palabras del dios cargaban un apremiante matiz nervioso que denotaban cierta inseguridad por su parte───. Ésta granada era un símbolo de fidelidad, como en el matrimonio –respondió con voz pausada, empezando a dar pequeños pasos en dirección a la joven───. Permanecerás aquí en el Inframundo, junto a mí, un mes por cada semilla ingerida.
Perséfone parpadeó varias veces, intentando así disipar las lágrimas que comenzaban a nublarle la vista. Sin duda aquello tenía que ser una horrible pesadilla.
───¿C-cómo..? –volvió a tartamudear, con un hilo de voz. Humedeció sus labios a la par que alzaba el mentón, intentando así adoptar su antigua postura inicial; una más firme y segura. No, no iba a llorar delante suya, no iba a darle aquella satisfacción───. No. Eso es imposible. ¡No pienso permanecer aquí ni un sólo día más!
───Perséfone.. –empezó a decir, aunque antes de que él terminase la frase la menor ya había logrado abalanzarse sobre él.
───Devuélveme arriba, hazlo. Mi madre se enterará de esto... vendrá a por mí y.. y.. –todos los esfuerzos que hasta ahora había realizado por intentar contener las lágrimas acabaron fracasando y sus mejillas no tardaron en empaparse con aquel salino líquido.
Un mes por cada semilla, le había oído decir. Bajó la vista hasta el fruto y un pequeño jadeo escapó de entre mis labios. Se había comido aproximadamente seis semillas... por lo que ¿Debería permanecer en aquel horrible lugar durante seis meses? Ni hablar. Preferiría cualquier cosa antes que eso.
Mientras su mente comenzaba a pensar y a idear un posible plan de huida notó cómo sus fuertes brazos la rodeaban, haciendo así que volviera a incorporarse. Tras aquella nueva revelación, las piernas de la diosa habían ibo cediendo poco a poco ante su propio peso.
Intentó emitir algún sonido, pero por su garganta lo único que consiguió salir fue una serie de quejidos y demás grititos guturales.
───Perséfone... –la aludida notó la cercanía de su cuerpo contra el impropio, por lo que se volteo rápidamente, quedando de espaldas a él. Odiaba a aquel hombre, y odiaba más aún la forma en la que pronunciaba su nombre───. Siento que haya ocurrido de esta manera, de verdad. Pero... lo he hecho por tu bien, aunque no lo creas. Se acerca una guerra y éste es el único lugar donde podrás mantenerte a salvo. Aquí puedo protegerte –dijo con voz cansada, pasando una de sus manos por los hombros de la chica de manera conciliadora, en un torpe intento por tranquilizarla. Era evidente que el dios no estaba acostumbrado a tener ese tipo de trato con sus congéneres.
No obstante, al notar su contacto, la mujer apartó su hombro con un brusco movimiento de brazo.
───¿Se supone que tengo que agradecerte lo que has hecho? –espetó con los ojos entrecerrados, cruzando sus brazos a la altura del pecho. De la tristeza y la incertidumbre de no saber si podría volver con su madre había pasado a la rabia y la ira en cuestión de segundos───. Y.. ¿de qué guerra me estás hablando? –preguntó con un tono de voz cortante, pronunciando sus palabras con una mueca de disgusto.
Sin duda aquel gesto había molestado al dios. Su mentón se había elevado varios centímetros, y ahora sus facciones se habían endurecido.
───Cronos está despertando. Las paredes del Tártaro se tambalean; los titanes no tardarán en seguirle. Se avecinan tiempos oscuros, ya lo ha predicho el oráculo. Y... las moiras lo han confirmado.
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"Dark and Light". Hades and Persephone.
Romance"Yo soy Hades, señor de la oscuridad. Tú eres Perséfone.. luz y belleza. No debemos estar juntos". Esta historia recoge el mito del rapto de Perséfone, incluyendo las emociones y sensaciones que se manifiestan en ambos protagonistas: la anteriorment...