Desde que el bebé ingreso a su vida, puede afirmar, con toda razón, que fue un cambio radical a toda su rutina. En algún momento casi lo volvió inestable de sueños plácidos o así gusta decirle, porque ya no descansaba como normalmente lo haría.
Y si le preguntan ahora, mientras carga ojeras y bostezos innecesarios, quién es su héroe, ya no dirá el nombre de algún hombre fuerte, porque eso sólo es fortaleza física, en cambio su nueva respuesta era un tanto más complicada;
Las madres. Ellas estaban a un nivel más arriba que la gente común como él.
¿Cómo era posible mantenerse cuerdo cuando un bebé llora y tú mueres de sueño? ¿De dónde sacaban esa energía para seguir de pie?.
Si tuviera a su madre en frente jamás dudaría en ir y abrazarla, porque desde niño contaba como anécdotas graciosas lo hiperactivo que solía ser cuando era un bebé. Y eso ahora mismo significaba mucho para si.
Ahora que lo piensa, estando bajo la penumbra de la habitación, mirando la nada y con el silencio envolviendo su alrededor; ¿Su hija habrá heredado éso?.
Tendría sentido porqué dormir a esa pequeña era un trabajo duro, demasiado diría. Pero no se arrepiente, aún cuando toda la situación arruina su rutina, verla despierta y con esos azules ojos sobre él valía la pena por completo.
Un bostezó más y se abrazo al manojo de mantas, todas desordenadas que envolvían a su niña. No podía verla en la oscuridad pero, juraría que duerme con los puños cerrados apunto de golpearlo en cualquier momento para que el le dé de comer.
Sonrío ante su propia imaginación.
Seguramente faltaban minutos para que el día inicié y tenga que levantarse a preparar la leche, el desayuno y bañarla antes de llevarla a la guardería.
No durmió nada, es en lo único que concluye.
Pero, entre el descanso había otro problema, uno pequeño, insignificante, pero que también causaba problemas, nada grave.
Y era lo rápido que bebía la leche y lo poco que se llenaba, era como simple agua, no la exquisites que él puede preparar, creé que si prestará atención al sabor no sería tan veloz en terminarla.
Llegó a una segunda conclusión, su hija no sabe apreciar la bebida de dioses que prepara.
Su teléfono sonó por el lado derecho, en la mesita aún lado de su cama, la alarma se repite constante añadiendo la vibración que olvidó desactivar. Lentamente estira el brazo intentando no molestar al bebé, pero era inevitable.
Ella despertó.
A tiempo cuando el sol se filtró por su ventana y poco a poco ilumino sus rostros. Iba a llorar pero verlo seguramente la calmo. Porque sus manos bajaron de sus mejillas y se estiraron hacía la decoración que colgaba sobre la cama, jugando.
—Buenos Días, Mocosa.
La saludo con un beso sonoro en su mejilla. Levantándose y desactivando la bomba de tiempo, también leyendo por sobre la bandeja algunos mensajes de sus amigos.
Estiro su cuerpo como un gato, bostezo una vez más y corrió a bañarse, eran minutos que podía ocupar la ducha, su niña se aburría rápido y con los movimientos que desarrolló teme que se caiga de la cama. Ese sería un mal inicio de mañana y hoy quería iniciar con un buen día.
Luego de cambiarse, preparo la bañera para su bebé, conoce los cuidados adecuados así que el nerviosismo en sus manos paso a segundo plano hace bastante tiempo.
—Mira dónde estás.
Mencionaba con voz melosa, ayudándose de un jarrito para mojar el pequeño cuerpo. Cómo siempre ella se movía inquieta y luego se acostumbraba.
Inosuke la hacía jugar con las pompas de jabón o como otros les dicen burbujas, mientras se mantenía recostada.
El olor a jabón de bebé no tiene comparación, por eso le gusta cuando ese aroma se pega a él, le recuerda a la muñeca de porcelana que tiene de hija. Y como plus lo divertido que era pasar ese tiempo con ella.
Cambiarla no era un reto, a menos que ya tuviera hambre.
—Quieta.
Se quejaba por tercera vez, intentando de manera delicada ponerle sus pantalones rosas, aún faltaba su abrigo del mismo tono y unas medias extras. Pero las patadas en su rostro lo distraían y el reloj de fondo lo apuraban.
—Princesa, quédate quieta.
Susurró logrando ponerle hasta las últimas de sus prendas, luego le quedo colocarle el perfume, recomendación de su cuñada, y darle la leche.
Lo último lo podría hacer mientras la lleva en su auto, ya estaba llegando tarde a su trabajo y no quería otra regañada de su estricto jefe.
En la guardería lo recibió con un corto regaño la cuidadora más vieja, una mujer que entendía perfectamente su situación y la única que esperaba hasta recibir a su hija para cerrar las puertas.
Aún así, llegó unos 10 minutos tarde a su turno, pero como no había llegado el encargado que tomaba lista, lo hacia quedar justo a tiempo.
Cómo dijo, un buen inicio de mañana.
¡Hola! Esto es algo en lo que estaba trabajando para mejorar como escritora, y no me importaría que como lector o escritor con experiencia me digas que te pareció o si debo mejorar en algo, gracias. <3
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La Paternidad con Inosuke
Fanfiction▶ Inosuke no es un mal padre, simplemente no sabe cómo criar a un bebé. Su bebé. 03-09-21