CAPÍTULO 1 - Dulce despertar.

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Era de noche, el chico de pelo largo y rizado observaba a su mejor amigo, aterrorizado. Estaban en el 1850, las guerras habían destrozado sus hogares: era algo horrible para un adolescente de 17 años.

— Magnus, se lo suplico, déjeme escapar, haré lo que haga falta... — Su mejor amigo no le hacía caso, llevaba todos esos años prendado por él, vio el momento perfecto para su ataque.

— ¿Que le deje escapar? — El pelinegro le miró. — Usted, será condenado de por vida, no debió revelar mi secreto. Mi afecto por usted nunca será bien visto, solo quiso traicionarme y contar nuestra relación. Lo pagará.

Fueron las últimas palabras escuchadas por Alessandro, antes de que Magnus, su mejor amigo, se abalanzara sobre él. Fue toda una noche que nunca podría olvidar: los abusos por parte de su "mejor amigo". Cuando terminó con aquello, pudo notar dos agujas afiladas en su cuello, extrayendo sangre, lo que parecía debilitarle. Lo cual hizo que se estremeciera. Las lágrimas brotaban de sus ojos, quería que toda esa pesadilla terminara, y así fue. Estuvo horas tirado en un callejón, con la ropa desgarrada y lleno de marcas de extraña procedencia. Él no le quiso traicionar, su querido y amado padre sospechaba ya de aquello, lo cual tuvo que contar ya que su familia lo amenazaba constantemente y no quería ser ejecutado.
Perdió la consciencia y en unos instantes apareció un hombre junto una niña de aproximadamente 8 años, Alessandro estaba tumbado en una cama, mientras los nombrados anteriormente le observaban preocupado.

— ¿Dónde estoy? ¿Podrían decírmelo? — Recordó todo aquello que pasó, cerraba los ojos y seguían todas aquellas escenas atormentándolo.

— Está en nuestra humilde morada. Estaba medio muerto y padre quiso ayudarlo. — Dijo aquella dulce niña, quien al dedicarme una dulce sonrisa dio a ver unos pequeños y puntiagudos colmillos.

Él al verlos se alarmó, levantándose de la cama.

— No se preocupe, no le haremos daño. — Dijo el hombre al ver mi situación y mi reacción a ello. — Vayamos a la cocina, tendrá que comer o beber algo.

Alessandro no estaba seguro de si ir o no, pero al final, siguió al hombre sin decir absolutamente una sola palabra. Llegó a la cocina y agarró un vaso de agua, pero aunque bebiera de esta, no saciaba su sed. Bebió varios vasos de agua, pero fue en vano. Apretó con fuerza aquel vaso, el cual acabó partido en cristales, esparcidos por el suelo.
Se sorprendió, pegando un salto por inercia. El hombre le miró, apenado.

— Lo que más me temía ha pasado. — El hombre musitó mirando a la pequeña.

Alessandro miró a los dos con el ceño fruncido. Su sed no saciaba, ni tampoco su hambre. Devoró un trozo de pan, seguido de otro y otro, seguía con hambre ¿Y si era un vampiro? Pensó. Pero era completamente una tontería, eran leyendas contadas, según su pueblo.
Después, recordó aquel momento en el que notó aquellas "agujas" en su cuello las cuales extrayeron su sangre hasta debilitarlo, lo cual le hizo recapacitar.

— ¿Soy un monstruo? — Dijo el joven, mirando a la niña pequeña y a su padre. — Decidme, ¿cómo se llaman? ¿A qué se refería la eterna condena que me dijo Magnus? ¿Saben quién es? ¿Saben si es un... un vampiro?

Temía por que lo tomaran como loco. Había hecho muy pocas preguntas en un corto periodo de tiempo, pero necesitaba aquellas respuestas.

— Mi pequeña se llama Athenea — Miró a Alessandro acercándose a él, quería contestar las preguntas una por una. — Mi nombre es Friedrich, joven. Y sí, sí reconozco al Magnus que hablas.

Alessandro observó a Friedrich, retrocediendo.

— Usted no es un monstruo. Es un vampiro, supondría que Magnus le convirtió. Él es un monstruo, el vampiro "origen", el cual si no obedecen sus órdenes o lo ponen en evidencia, los aniquilará. Todo lo que le pasó aquella noche, no es nada comparado con lo que le deparará en el futuro.
Quizás piense que es una pesadilla, pero no, vendrán cosas peores. — Afirmó, susurrando la última frase.

El joven estaba atónito con las palabras de Friedrich, no sabía qué hacer o cómo reaccionar, lo único que hizo fue correr de aquella casa, esta situación era de locos. Entró en un bosque, en el cual observaba a los animales vagar por allí en busca de alimento, lo que realmente él necesitaba.
Vio a un joven con apariencia de unos treinta y pocos años, lo cual Alessandro se abalanzó hacia el chico, el cual murió gracias al vampiro primerizo.
Miró sus manos, manchadas de sangre, su sed y hambre habían saciado completamente. Él no lo podía visualizar, pero sus ojos se habían tornado un color rojizo. Sus lágrimas comenzaron a brotar, no se creía lo que había hecho, había matado a un hombre que seguramente tendría familia y más que un futuro por delante.


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⏰ Última actualización: Oct 18, 2021 ⏰

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" La flor que nunca marchitó. " - rosieemymoonlight.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora