¿en serio...?

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Capítulo 4.

•Aroa•

Mierda, escogieron El Conjuro, su puta madre que cague. Bueno, creo que podré con ella.

Ufff, por fin acabó.

-¿Vemos otra?- ¿qué? Nononono.

-¡SÍ!- exclamaron todos. Mierda mierda y más mierda.

Vale, esta no pinta bien, tiene un payaso diabólico en la carcasa odio los payasos, les tengo un miedo tremendo desde algo que pasó en España... Mejor... Callo.

-Vamos a por palomitas, ¿venís chicos?

-¿Tenéis que ir nueve a por palomitas?- dijo Hayes.

-También traemos para vosotros.

-En ese caso, chao.

Salieron y Hayes me dijo que no tuviera miedo, que eso no existe.

•Nash•

Vale, genial broma que tengo en mente.

-Matt, ¿tienes tu pijama de payaso?

-Obvio, ¿cómo no lo voy a tener?

-Genial.

-Oh, Nash no estarás pensando lo que yo...

-¿Una broma terrible a la niñita?- yo asentí y Matt subió corriendo a por su pijama.

Bajó como un rayo y vino con maquillaje de ¿Lena? Oh, como se entere... No creo que le haga gracia.
Lo maquillamos, de veras daba miedo, y nos volvimos al salón, sin Matt, claro.

-¿Y Matt?

-Oh, se sentía mal y prefirió subir a dormir.

-Ah, en ese caso, dadle al play.

Está temblando, quizás lo va a pasar mal... Pero bueno, no es mi culpa, es culpa de sus amiguitas, no la dejaran con nosotros. Le envié un mensaje a Matt de que era hora de que empezara la acción.

•Aroa•

Mierda, de verdad lo estoy pasando mal, quiero que esta mierda acabe y subirme a ver capítulos de Hora de Aventuras en YouTube a mi habitación.

Matt•

Bajé las escaleras muy lento y cuando llegué al sofá en el que estaba Aroa le toqué el hombro, ella se volteó y hasta con la poca luz que había vi como se empalidecía, empezó a respirar más fuerte y rápido de lo normal, los chicos cogieron a Hayes y lo metieron en la cocina con ellos, se volteó para ver a Hayes y cuando lo vio empezó a correr escaleras arriba hasta que escuché un golpe.

-¡MIERDA!- grité.

Los chicos entraron rápidamente a la sala.

-¿Qué pasó?- preguntó Nash conteniéndose una carcajada.

-Se ha desmayado.

-¿Q-Qué?- ahora eran ellos los que empalidecían.

-Lo que oís.

-¿Será asmática? ¿Serán esos los medicamentos que le dijo su hermana antes de salir?

-¿Alguien tiene el número de su hermana?

-Yo, pero Nash armó la broma, Nash llama.- dijo Gilinsky extendiéndole el teléfono.

Nash bufó.

Magcon girls vs Magcon BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora