Magcon girls vs Magcon Boys

mejores amigos.

Capítulo 7.

•Lena•

Hayes subió arriba, supongo que para hablar con Aroa, sinceramente ahora mismo me daba igual estar compartiendo una pesa con los otros... Lo importante ahora es ella.

-Creo que deberíamos disculparnos.

-Y darme las gracias a mí.

-¿Por qué a ti?- le pregunté a Nash.

-Oh, no sé, quizás porque si no fuera por mí estaría muerta.

-Gracias, Nash, enserio estoy demasiado agradecida.- dijo Uxía.

-No es nada, solo dame una taza del chocolate que le preparaste a Aroa.

Yo bufé, en verdad no los aguanto, creo que el más adorable es Hayes, solo tiene catorce años... ¿Qué se puede pedir de él? Ahora es cuando decís, Lena, tú solo tienes diecisiete, no te creas mayor, bueno, más mayor que Hayes... Soy así que me puede parecer una ternura igual.

•Hayes•

Al acabar de cenar, subí a mi habitación a ver a mi compañera de cuarto. Antes de entrar, llamé.

-¿Si?- dijo ella, se le notaba resfriada.

-Soy Hayes, ¿puedo pasar?

-Claro, es también tu habitación.- entré.

-¿Qué tal te encuentras?

-Si a estar bien te refieres a que casi me muero y tengo un catarro del demonio... Sí, estoy bien.

-Osea que no.- ella rió leve.

-No, creo que no.

-¿Quieres algo?

-Tengo frío.

Me levanté y fui hacia mi closet, cogí una sudadera y se la di, se la puso por encima de la sudadera que ya tenía.

-¿Mejores amigos?

-Mejores amigos.-Sonreímos.

-Gracias- bostezó- mejor amigo.

-De nada, mejor amiga.- y se quedó dormida.

La tapé bien con las mantas y le di un beso en la frente.

-Buenas noches, Aroa.- ella sonrió inocente.

[QUÉ TIERNA]
¿Eres...?
[Tú conciencia]
Ah, sí, sí que se ve tierna.

Y después de mi rar conversación conmigo mismo llamaron a la puerta.

-Está abierto.- dije bajito.

Abrieron la puerta y eran sus ocho amigas.

-No creo que ahora quiera hablar, se ha quedado totalmente dormida.

-Oh, entonces no molestamos.- dijo Helena.

-Y... Gracias Hayes.- dijo Neus.

-¿Por qué?

-Por no odiar a mi hermana y cuidarla.- dijo ahora su hermana.

-No es nada.

-Buenas noches, Hayes.- dijeron ellas al unísono.

-Buenas noches, chicas.

Acto seguido, cerraron la puerta, me puse mi pijama, me acosté e inmediatamente me quedé dormido.