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Y sin importar cuantas veces lo intenté, cuantos petalos de las flores arranqué y las muchas notas que toqué, el corazón de Retsuko no era mio, y no importana cuanto me esforzara, ya era tiempo de dejarlo o ir o mi corazón se quebraría en dos.

¿Sería que rogué demasiado por amor? ¿O el amor no se ruega? Fenekko tiene razón, aveces actúo como un perdedor y esto ya es una costumbre que me esta destruyendo tan lentamente que, solo me falta externar el olor a podrido de mi alma.

Y bueno, no es que me arrepienta de darme cuenta de esto en este momento especifico de mi vida, después de muchos años de cobardía de mi parte por declararme, sino de haber arruinado la posibilidad de estar con alguien que me hubiera dado lo que yo pedía.

Pero ¿Quién me hubiera podido culpar por haber sido honesto? usar un clavo para sacar otro, solo habría sido cruel. No soy mala persona, solo un hombre mortal, que tiene miedos y tristezas, escondidas detrás de una pila de trabajo, tazas de café, y discos de vinilo de rock de los 70's.

Mañana es mi cumpleaños, y reflexionando sobre los años que le he dedicado a la empresa para la que trabajo, me he dado cuenta que de no ser por mis padres, nadie sabría que yo nací un día del año. ¿Que clase de deshumanización es esta? Las personas cada día estamos menos conectadas. ¿Podría culpar a esta cultura social, el hecho de que llevo años persiguiendo a alguien que no existe? Desearía saber diferenciar entre lo que conozco de las personas, lo que espero de ellas, y lo que no me quieren mostrar, a mi y a todos los demás.

...Y todo esto se lo expliqué a Inui, en un momento de completa sinceridad, intentando saltarme vagamente algunos de estos detalles, eso creo, no lo recuerdo, estaba demasiado borracho, y habermela encontrado en el bar de sorpresa me hizo querer ser 100% honesto, ya que temí no volverla a ver si no me sinceraba por completo, pero eso era un miedo que me susurró el alcohol al oido.

Ella entonces se limitó a intentar consolarme con esa discreta y adorable sonrisa que siempre cargaba para cualquier alma rota que se topaba en el camino, con la diferencia de que me regaló su expresion más tierna y desconcertada, acompañada de un sonrojo, que adornaba tan hermosamente su gesto, como un listón a una caja de regalo.

— ¿Mañana es tu cumpleaños, Haida?

No parecía querer ignorar todo lo demás, al contrario, me pareció que desmenuzó por completo todo lo que le dije, y de ahí, consiguió algo con que seguir a mi conversación, y no pude evitar que mi rostro tambien se tintara de carmín.

Asentí después de un trago a mi cerveza, y miré exhausto a la etiqueta de la botella, como si intentara decifrar que era lo que me mantenía adicto a esta estupidez. 

— Quiero un día normal, es lo unico que quiero.

¿Y qué era un día normal a estas alturas? Mi vida era una montaña rusa de indecisiones, de sentimientos constantes que me hacen no quererme levantarme en las mañanas.

Quizá esa fue la justificación de Inui para, de todos modos, invitarme a volvernos a ver mañana para comer después del trabajo, algo pequeño. Creo que solo intentaba ser amable, y no terminar de mala forma conmigo, y conservar la amistad. Creo que debí negarme, después de todo, es uno de esos gestos que solo se hacen por lastima... pero no pude, y eso si que no recuerdo porque.

Terminamos por acordar vernos en la estación de Shibuya a las 8 de la noche, y solo, improvisar sobre la marcha.

¿Debi haber traido flores? No lo sé, no estaba seguro, no era una cita, pero me sentía algo mal de que ella estuviese intentando animarme en mi cumpleaños y yo solo me presentara, temeroso y dudoso sobre lo que realmente significaba que nos siguieramos tratando como si esa tensión entre nosotros no hubiera existido.

Y al verla aparecer en la estación, tan linda y sonriente, con ninguna malicia en su corazón, una calma comenzo a alivinar el nerviosismo que mantenía sudorosas las palmas de mis manos, entendí que ella no podría ser la clase de persona que hace cosas por compasión hacia un miserable tonto como yo. 

Conversamos como siempre, intenté evitar el tema de la noche anterior todo lo que pude, no quería afrontar que dije cosas sin pensar, cosas que no hablo con nadie, y ella parecía tambien evitarlo.

Tuvimos una pequeña parada en un local de udón, la verdad es que tenía ganas de algo no tan formal o muy excentrico.

— ¿Te gustarían unos tragos después? — Revolví la salsa picante para que los fideos se impregnaran de firma prolija a todo el contenido del tazón.

— No lo sé. Aún me duele la cabeza, me duele la cabeza desde lo de ayer.

Removió los fideos con más vigor, mientras sus mejillas se coloraban suavemente, pero se lo atribuí a que el vapor le pegaba en el rostro.

— Si. A mi igual.

Intenté recordar un poco de ayer, no recuerdo que ella bebiera de más, de hecho apenas y recordaba haber regresado a casa.

Aunque una imagen borrosa en mi cabeza se apareció...

... Los ojos luminosos de Inui, a la luz de los faros de luz en las calles.

Me sentí nervioso sin razón aparente, la garganta se me secó mientras mis manos se llenaban de sudor. ¿Sería que el perfume de Inui siempre fue tan fuerte, o porque lo sentía como una invasión a mi nariz? Esa fragancia tan sutil a vainilla, que por alguna razón se sentía como la claridad entre una neblina densa.

¿Inui, cual es el plan que estas ocultando? Si no te conociera, diría que hay algo detras de esa candida sonrisa, que me propone olvidar a esa pelirroja.

Nítido. ¦ [ Inui × Haida ] Two-shot. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora