𝟐. higuchi ichiyō

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O2. HIGUCHI ICHIYŌ

Habían pasado varias semanas desde el encuentro entre ambas muchachas y todavía no habían acordado una fecha para verse de nuevo

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Habían pasado varias semanas desde el encuentro entre ambas muchachas y todavía no habían acordado una fecha para verse de nuevo. De hecho, no habían vuelto a hablar.

Gin Akutagawa no conseguía pensar con claridad, pues era cierto que había sido ella quien pidió volver a quedar, pero le estaba costando mucho trabajo y tiempo mentalizarse para hacer aquello.

Una mañana, mientras paseaba por la sede de la Port Mafia con la cabeza en las nubes, una cabellera rubia apareció ante ella provocándole un sobresalto.

—¡Hola, Gin-chan!—Saludó Higuchi Ichiyō al ver a su compañera caminar pensativa en círculos alrededor de donde estaba sentada tomándose su almuerzo.

Aliviada, suspiró y saludó levemente con la cabeza, pues lo primero en lo que pensó al ver la cabellera rubia de su compañera fue en Haruka.

—¿Estás bien? Has estado andando en círculos todo este tiempo.—Preguntó algo preocupada, pues no era normal ver a la pelinegra tan distraída. De hecho, no era normal verla en un estado que no fuese el de alerta.

Gin simplemente asintió y optó por marcharse de allí, pues le incomodaba que la hubiesen pillado de una manera tan vulnerable.

Pero antes de irse, miró a la rubia y a paso decidido la tomó del brazo y se la llevó de allí. Verdaderamente estaba desesperada.

Higuchi, confundida, siguió a su compañera hasta una pequeña salita donde finalmente la soltó y se miraron cara a cara.

—Necesito tu ayuda.—Formuló con el ceño fruncido y algo de vergüenza.

Higuchi abrió los ojos de par en par con sorpresa, pues tampoco era habitual oír su voz.

—C-Claro, ¿qué necesitas?—Preguntó aún sorprendida. Gin la miró y se armó de valor para decir lo que tenía pensado pedirle. Realmente le causaba demasiado esfuerzo todo aquello.

—Necesito que me ayudes a hablar.—Fue lo único que logró salir de sus labios, pues no fue capaz de terminar la frase con el resto de información.

—Ayudarte a... ¿Hablar?—Cuestionó confundida. La pelinegra asintió también confundida.—Bueno, emm... No sé cómo quieres que te ayude a hablar... Estás hablando conmigo, ¿no? Pues eso es que ya sabes hablar.

Solucionó con una sonrisa triunfante mientas mostraba su dedo pulgar convencida de que ya había ayudado a su compañera.

Gin entrecerró sus ojos y agachó la cabeza. Realmente le iba a ser más difícil de lo que pensó que sería.

—Necesito que me ayudes a hablar... Con una chica.—Completó su frase con la voz casi muda y algo sonrojada, lo cual se percibiría si no llevase la máscara.

𝐑𝐎𝐌𝐀𝐍𝐓𝐈𝐂 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑, gin akutagawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora