❝ FᎡᏆᎬNᎠᏚ ❞ (Tweek x Pip) Drable

FᎡᏆᎬNᎠᏚ

-¡Tú puedes, Tweek!

Entre todos los gritos y las risas, había podido identificar la voz de un chico rubio británico. Rápidamente posó su mirada hacía él para dedicarle una honesta sonrisa.

Sabia perfectamente que Stan y sus amigos había hecho una apuesta. No lo apoyaban porque realmente creyeran en él, lo hacían porque no querían perder su mesada. Probablemente todos los que estaban ahí estaban en la misma situación, a excepción de él.

Pudo identificarlo rápidamente entre la multitud por la forma en la que vestía y por su expresión preocupada. Phillip Pirrup, también conocido como Pip, como el decía que lo llamaban por el claro odio que todos en la escuela le tenian sin razón aparente.

Volvió su mirada al frente, Craig parecía reírse burlonamente de él, ¿Cuánto tiempo llevaban haciendo eso? ¿Craig había sido tan estúpido para complacer a ese cuarteto de imbéciles?

Sus nudillos y brazos comenzaban a dolerle por la fuerza con la que había estado golpeando al de cabellos azabaches, tenia ya un ojo morado y varios golpes en la cara y brazos.

El profesor de taller intervino y los separó, llevándolos hacia la enfermería para que atendieran sus heridas. Durante un rato, todo estuvo tranquilo y no cruzó palabra alguna con Tucker, sabia que hacerlo sólo agravaría la situación y muy probablemente volverían a los golpes.

Al salir de la enfermería, sintió una sensación cálida en su corazón al observar al mismo rubio que lo había estado apoyando y se había preocupado horas antes, sentado en la sala de espera con la mirada baja mientras balanceaba sus piernas de adelante hacia atrás.

Al notar su presencia, se levantó rápidamente y se acercó preocupado hacía Tweak.

-¡Tweek! -exclamó tomando sus hombros. -¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo? -preguntó preocupado, presionando suave y delicadamente sus mejillas y sus brazos, tratando de ubicar alguna herida o moretón.

-T-tranquilo Pip, realmente estoy ¡Gah! Bien -dijo lo más calmado que podía, tomando sus manos para apartarlas de su rostro aún adolorido.

-Que alivio, cuando vi que el profesor se interpuso creí que te llevarían a detención -un suave suspiró escapó de sus labios, aliviado al ver que lo que tanto temia sólo había sido parte de su imaginación.

-¡N-no! Pero llamaron a mis padres ¡Ah! Probablemente esté castigado p-por una semana -exclamó alterado a la vez que comenzaba a tirar un poco fuerte de sus cabellos rubios.

-¿Por qué peleaste con él? -la mano de Pip se posicionó sobre su hombro, intentando calmarlo aunque sea un poco y evitar que arrancase su cabello por la fuerza con la que tiraba de éste.

-¡Jesucristo, no lo sé! Sabía que Stan y Cartman habían hecho una apuesta o una mierda así y aún así acepte a pelear con Craig, ¡Oh Dios mío! Fui tan estúpido -seguía alterado, comenzó a tirar frenético la tela de su camisa mientras pequeños tics se presentaban en su ojo.

-Tranquilo Tweek, estoy seguro de que no pasará a algo más grave -al chico trataba de mantener un tono relajado, sus manos pasaron a sus mejillas para acariciarlas con el propósito de calmarle.

Tweek se sentía más tranquilo, la calidez con la que Pip le hablaba y trataba lo hacían sentirse en paz, llegando al grado de lograr que olvidara la razón de su paranoia. Hacia tiempo se habían hecho amigos, lo que implicaba que Pip hubiera presenciado más ataques de pánico de los que le gustaría, sabía perfectamente como calmarlo, sin la necesidad de tenderle una taza de café.

Con sus pulgares acariciaba sus pómulos que poco a poco adquirían un tono rojizo. Tweek dejó escapar un suspiro mientras posaba sus manos sobre las del más bajo, pudo sentir como este se tensó un poco al juntar sus manos.

Miró al británico y con una leve sonrisa en sus labios para unir sus frentes con cuidado.

-Gracias Pip -dejó escapar en un susurro lo suficiente alto para que el contrario le escuchara.

-No es nada, para eso estamos los amigos -mencionó con inocencia y dulzura en sus palabras.

Tweek negó levemente con la cabeza, esta vez fue él quien tomó las mejillas de Pirrup entre sus manos para después acercarse un poco a su rostro y depositar un beso sobre sus labios.

El contrario no tuvo tiempo de reaccionar, sólo atinó a cerrar los ojos con fuerza mientras sus mejillas adquirían un tono rosado.

Fueron tan solo unos segundos los que permanecieron de esa manera, al separarse se miraron con las mejillas totalmente enrojecidas, no sabían que decir al respecto, sólo sonrieron torpemente. No necesitaban de las palabras para entender la situación entre ellos.