3|Tortura deliciosa.

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Dedicado a BrendaCr_ por fangirlear siempre conmigo en las redes sociales y aquí. 🛐

La música me perfora hasta los tímpanos cuando las puertas se abren en par

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La música me perfora hasta los tímpanos cuando las puertas se abren en par. El ambiente se ve agradable y tranquilo observando como las personas se aclimatan bailando y consumiendo bebidas con alcohol, el olor es fuerte que ya termina colándose en mis fosas nasales.

La temperatura también sufre un cambio ante la marea de cuerpos, creo que en cualquier momento me hará falta el oxígeno.

Reacciono cuando un camarero nos atiende para guiarnos a un área exclusiva con vista a la pista y cerca de la barra de bebidas, lo cual me hace emocionarme demasiado y Hanssen se percata que me obligo a reprimir mi sonrisa. Nos abrimos paso esquivando a cualquiera que interfiera en el camino. Al parecer él no es fan de las aglomeraciones, lo noto al verle plasmar varias muecas y removerse el cuello de su camiseta.

Las luces neón reinan en el club nocturno dándole un aura de relajación. Es enorme, tanto, que cuenta hasta segundo piso y secciones de mesas divididas por cortinas blancas aterciopeladas. Las que están cerradas significan que dentro están bastante ocupados.

El camarero se detiene frente al llegar dándonos una cálida bienvenida para ponernos cómodos e informando que regresaría con nuestras bebidas lo más pronto.

Le doy las gracias y soy la primera en desprenderme del agarre del chico para tirar de las cortinas a ambos lados y acceder. En el interior a un sofá de cuero color blanco en forma de «u» donde podrían caber 10 personas y en medio una mesita rectangular con velas aromatizantes.

Demasiado romántico.

Hanssen se tumba en el sillón estirando las extremidades.

—No creas que con toda esta distracción voy a olvidarme del interrogatorio —le apunto caminando hacia otro extremo del sofá para sentarme. Jugueteo con la cadenita dispersando mis nervios —. Así que ya comienza a escupir información.

—Esperaba que fuera así, pero por lo visto estás aferrada con la idea de que te haré daño —blanquea los ojos con aburrimiento —. Mako, estoy aquí por una razón y ya te lo he dicho.

—Primero quiero saber sobre ti.

—Ven aquí —palmea el asiento a su lado.

—No, tú acércate —enarco una ceja de forma retadora sin quitarle la vista de encima.

—Excelente excusa —celebra con una media sonrisa, se pone de pie para venir hacia a mí y se acomoda a una distancia prudente —. ¿A sí o más cerca, señorita, Hammada?

Es mi turno de mirarlo con fastidio tras sonreír.

—Un poco más cerca no creo que nos afecte —me doy varias palmaditas invisibles. La respiración por poco se me escapa al sentir el mínimo roce nuestras rodillas cuando se desliza —. Perfecto, ahora, ¿apellido?

Un deseo prohibido #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora