El trabajo marchaba bien.
Tsukishima había logrado sin problema desactivar todas las alarmas de esa gran casa llena del dinero que su preciado cliente les exigía.
Sugawara estaba perfectamente posicionado en uno de los edificios de alrededor de modo que si alguien que pudiese poner la misión en riesgo entraba o salía de la gigantesca casa por la puerta principal podría volarle la cabeza en apenas segundos con su FR F1, su querido fusil de francotirador adquirido en Francia del que no se separaba desde que logró obtenerlo en esa vieja misión en París. Yamaguchi, por su parte, estaba posicionado en otro de los edificios que rodeaban la casa, pero lo que el observaba atentamente a través de la mira de su Zastava M91 para que nadie pudiese ni siquiera intentar entrar o salir del lugar era esa pequeña y disimulada puerta trasera.
Asahi y Tanaka habían entrado siguiendo a su líder, sin mucho disimulo ni gracia por una de las ventanas de la casa, solo habían sido lo suficientemente sigilosos como para que la parejita de casados que sabían gracias a Tsukishima y su facilidad para hacerse con la imagen en directo de las cámaras de seguridad de la casa dormía en el tercer piso.
Sus dos pequeños cuervos escurridizos habían entrado por una ventana en la otra punta de la casa para buscar el delicioso botín que su cliente les pedía en otro lugar, permanecer en un grupo tan grande solo les haría perder valioso tiempo de búsqueda.
Todo marchaba bien.
Incluso estaban avanzando a buen ritmo por el interior de la casa y tenían a Tsukishima guiando sus pasos a través del pequeño intercomunicador que todos portaban en sus orejas.
-Chicos, malas noticias- habló repentinamente Tsukishima con voz demasiado calmada para lo que estaba diciendo.
Todo marchaba bien.
-He perdido la señal de las cámaras, alguién más las ha hackeado- seguía hablando, y todos empezaban a ver que las cosas no marchaban precisamente bien -creo que tenéis compañía-
No, nada marchaba bien.
-¿¡Que quieres decir con que hay más gente!?- habló Tanaka olvidando por completo que debía ser silencioso y comenzando a elevar cada vez más el tono de voz -¿¡Por donde han entrado!? ¡Se supone que pequitas y mamá cuervo están vigilando que nadie entre!-
-Punto número uno, mi alias no es mamá cuervo, calvo gritón- intervino Sugawara, su voz trataba de ser lo más calmada posible porque sabía que si él perdía la calma todos lo harían -y punto número dos: no he apartado la mirada de la zona delantera de la casa, por aquí no ha entrado nadie- su voz seria no dejó lugar a que nadie más dudase de su veracidad.
-¿Pequitas?- interrogó de nuevo Tanaka, esperando ahora la respuesta de Yamaguchi.
Pero antes de que Yamaguchi fuese capaz de llevar la mano al aparato sobre su oreja para pulsarlo y poder hablar Tsukishima interrumpió, hablando en su lugar.
-Su alias no es pequitas, imbécil- habló, sonando más amargado y ácido que de costumbre- y no, Constelación no ha apartado la mirada de la casa ni un segundo, nadie pudo haber entrado por aquí- añadió, conocedor de esa información gracias a que ambos chicos se encontraban en el mismo lugar, a poca distancia uno del otro, como habían hecho siempre desde que entraron en ese mundillo, Yamaguchi junto a una ventana acompañado de su arma y Tsukishima a su lado portátil en mano. Así Tsukishima podía darle palabras de ánimo a Yamaguchi si al ponerse nervioso fallaba un disparo y Yamaguchi por su parte podía calmar a Tsukishima si alguno de sus compañeros lograba exasperarlo hasta que perdiese los nervios. Se complementaban bien, Tsukishima y Yamaguchi, Constelación Nocturna y Eclipse Lunar, eran un buen dúo.
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Cuervos, Búhos, Gatos Y Otros Genios Del Crimen
ActionGatos, cuervos, búhos y demás solo tenían una cosa en común; ese lema, esas palabras que resumían de forma simple su manera de hacer el trabajo. Entrar, no permitir que sus identidades salgan a la luz y salir. Si debían derramar la sangre de algún...