capitulo 1

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"¡Lo que creía que era real, no se comparaba con el dulce dolor de la muerte!"

Mi padre, un funcionario importante, dueño de una importante cadena de hoteles y bancos que se distribuyen por todo el país apenas tenia tiempo de saber de la existencia de su hija. Cuando salgo de casa siempre hay tipos estúpidos que actúan mediante el instinto sádico y brutal.

¿Quien soy yo? ...

Para ser sincero ni yo lo sé, no es que esté pasando por una crisis, o tal vez si, todo es confuso cuando se trata de mi vida; desde pequeño cambio mucho mi forma de ver la vida, nunca he tenido padre, mi madre me obligo a irme de casa cuando tenia 17 y jamas he vuelto a saber de ella; ahora mismo a mis 25 años cuidó de un funcionario, poco agradable y cobarde, lleno de enojo y patético, esta misma tarde me "ascendió", con la escusa de que tiene una hija muy problemática y no la puede cuidar, tengo que hacerme cargo de sus problemas, por los cuales, me pagan bien, así que me quejo en silencio.

Funcionario Matthew: Bueno, necesito que cuides de mi hija, es un tanto problemática y escurridiza, veras ella y yo casi no hablamos y justo ahora la necesito por cuestiones de negocios por lo que ahora tu trabajo solo depende de cuidar a mi hija, no te preocupes te pagare aun mas de lo que ganas actualmente.

Estela...

Mi padre llamo por teléfono solicitando vernos en la estancia, sin decir nada mas baje a toda prisa para encontrarme con el y con el personal; al ser la hija de un funcionario y tener la mitad del poder de una de las empresas más importantes para el, es importante tener personal a mi disposición que por lo general es grande, estoy acostumbrada a estar rodeada de personas que me miran como su sueldo, para ellos nunca fuí una niña, ni una adolescente y actualmente a mis 23 años no soy nada más que una salida, un ingreso, no soy tan importante como el funcionario, ni siquiera para el soy una hija, ni siquiera valgo unos segundos de atención; los guardias que están a mi alrededor por lo general suelen ser muchos, entre unos 4 o 5, en eventos importantes llega a doblarse la cantidad y todos tienen dos reglas que seguir, cuidarme y no dejar que escape, para ser sincera se me hace ridículo, incluso estúpido, sino soy importante para nadie de aquí, menos lo seré para el público externo, que más da si me matan.
Al bajar de mi recamara me encontré con un chico vestido de negro, cabello algo largo y de color negro y con cara de chico malo, al principio me sorprendí se veía joven, con carácter, tenia ojeras y parecía como si sus ojos negros como la noche me escondieran algo... Jamas había visto ojos mas profundos, eran hermosos.
Pero al mirar alrededor note que era el único, estaba acostumbrada a más de 3 hombres que me doblaban en edad y tamaño, este chico era el único que cuidaría de mi, era más grande que yo, pero no era tan viejo como para marcar una diferencia de edad muy grande, era más delgado que el resto de los guardias y no parecía tener el sentido de la preocupación por mi. ¿De verdad este sería mi nuevo guardian?

El joven se presento frente a mi con el nombre clave "Vent" yo salude con un "Hola", la verdad no me interesaba saber nada sobre el, era obvio que mi desdicha estaba marcada, que la vida no me había abatido lo suficiente y que el era la prueba de que si pides algo el universo te escucha, ya sea que lo que hayas pedido fuera bueno o malo, todo lo que deseas se te otorga.

Vent...

Me presente con la señorita que seria el nuevo paquete a cuidar —mucho gusto, mi nombre clave es Vent.

Paquete: Hola...

Extendí mi mano hacia la chica para saludarla, ella me extendió su mano dejando al descubierto su muñeca pálida, llena de marcas y cicatrices, yo sabía perfectamente con que herramienta se había lastimado he incluso podía suponer, sin temor a equivocarme el tiempo aproximado que le había tomado a cada herida cicatrizar.

Paquete: mi nombre es Estela.

Jamas he visto unos ojos tan profundos y cristalinos como los de ella, vacíos, como si se fuera a romper con solo mirarla, baje la mirada, no entendía lo que me pasaba, se supone que yo soy el que debe ser duro, yo soy el guardia, regrese mi mirada; después de aquel incómodo y tenso saludo, establecimos reglas, ella fue a su alcoba, su voz era dulce y se veía realmente linda vestida de gris y negro, era un hombre hetero, por supuesto iba a mirar, pero los paquetes no te gustan, solo los cuidas y ella no estaba aquí para complacer mi vista, yo estaba aquí para cuidarla y ponerla por sobre cualquier cosa.

Estela...

Después de platicar con el, subí hacia mi cuarto por unos pantalones negros, una playera del mismo color y un suéter gris, lo básico para estar cómoda, pinte mis labios de color rojo y mis ojos junto con el delineador se hicieron negros; las instrucciones de Vent eran claras, iríamos a una conferencia a petición de mi padre, necesitaba saber que tema se trataría en dicha reunión, no quería ir sin ideas en la cabeza, tome el teléfono y comencé a marcar, una tras otra mis llamadas eran colgadas, decidí intentar por cuarta vez llamar a mi padre, era patética, llamando a alguien que jamás le contestara a su hija, otra llamada colgada, mi autoestima decayó, baje las escaleras y me dirigí sin decir ni una palabra a Vent.

Vent - A donde nos dirigimos?

Estela- No es obvio, con el funcionario.

Subimos al coche y continuamos el camino sin decir ni una palabra, el silencio se hacia en aquel pequeño espacio movible, sin querer solté lágrimas pero trate de ocultarlas, antes de poder limpiarlas con el suéter Vent me dio un pañuelo para poder limpiar aquellas lágrimas que se convertían en sentimientos, hasta el me veía como un objeto, seguro pensaba que si mi padre me veía mal sería una mala paga para el, soy patética, soy estúpida, soy una mierda.

¿Que es el dolor? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora