Intentemoslo

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Nahum estuvo mucho más tranquilo una vez que vio a Iván, se sentía confiado y en paz, solo con mirar a su vecino, de saber que había un rostro amigo que le acompañaba en ese tortuoso camino del cual Nahum ya quería salir de una u otra manera.

—Nahum— Iván creía que era hora de hablar con su vecino, —mmm— Nahum tenía los ojos cerrados pero su mano con venoclisis se aferraba a la de Iván, —Sé que te distanciaste de mí porque te sugerí que busques ayuda —Nahum continuaba con los ojos cerrados, sabía que eso era mejor que enfrentar la mirada triste de Iván, —¿quieres que acepte tratarme? —Iván suspiró y apretó la mano de Nahum quien a su vez también le apretó la suya, —sí, pero yo te — Nahum abrió los ojos de golpe — ¿quieres acompañarme?... — Iván asintió al ver a esos hermosos ojos tristes. —Sí, si tú quieres —Nahum sonrió con tristeza. Ni sus padres se habían preocupado por él, y con Ángel cuando eran pareja siempre hubo esa negativa y era más por miedo a que su ex pareja lo dejara solo.

Nahum sabía que había situaciones en su estado de ánimo que no entendía y no podía controlar. Y poco a poco se convenció a sí mismo que todo era emocional. Se justificaba diciendo que eran sus traumas de niño que no lograba superar. Y en ese momento estaba con un hombre al cual había tratado mal, que ni siquiera era su pareja, y apenas estaban intentando ser amigos, hasta que Nahum la jodió; ese amable hombre ahora se ofrecía a estar con él en ese proceso. Pero el miedo a ser abandonado le inundó nuevamente, — ¿cuánto tiempo estarás conmigo? — Iván notó la expresión triste de Nahum. Iván supo que su mayor miedo era estar solo. Enfrentarse a lo que sea que venga sin alguien en quien apoyarte debía ser horrible.

—Estaré a tu lado como un buen amigo Nahum, por el tiempo que tú desees, así que podemos hacerlo.

Esas simples palabras bastaron para que Nahum se sienta tranquilo y fuerte. La incertidumbre a no tener alivio lo quería agobiar, pero por ahora no estaba solo, aún en el hospital estaba Iván con él y curiosamente se sentía en paz.

Tres días después y con mil recomendaciones de cuidados Nahum dejó el hospital con Iván, —Entonces ¿qué dices de pasar unos días en mi casa? — Iván manejaba rumbo a su casa, mientras Nahum por ratos se perdía en sus pensamientos, —Nahum, ¿me escuchas? — Nahum volteó a ver a Iván, —perdona, —el hombre atractivo se sonrojó avergonzado por no hacer caso a lo que decía Iván, quien sonrió comprensivo, —te propuse quedarte unos días conmigo, solamente para que no estés solo y puedas recuperarte,—Nahum asintió, no tenía ganas de lidiar con el mismo.

Esa tarde todo estaba tranquilo, Iván siguió con su proyecto de armar su pérgola la cual en breve estaría lista, cuando unos golpes acompañados de unos gritos en la puerta de Nahum le sacaron de su distracción. Dejando sus herramientas en la mesa de trabajo, salió a ver quién era.

Al asomarse vio a un muy atractivo y delgado hombre casi de la edad de Nahum pudo calcular Iván, y también reconoció al tipo, era el que aparecía en la fotografía que había visto en casa de este, —en qué le puedo ayudar, —el atractivo hombre volteó al escuchar la voz de un hombre hablándole, completamente asombrado para no poder disimular la curiosidad por aquel atencioso extraño que se asomaba a lado de la casa de su ex, —hola soy Ángel Mendoza, vine a visitar a Nahum Echeverría, —Iván sonrió, —ah, Nahum está descansando en mi casa, —el atractivo hombre suspiró, —me avisó la madre de Nahum, es lamentable lo enfermo que parece estar Nahum, —el hombre sonreía con la más coqueta y flamante sonrisa, la cual iba obviamente dirigida a Iván quien movió la cabeza de lado, —mira, preguntaré a Nahum si quiere recibirte, pero te invito a pasar en mi casa—Ángel complacido siguió al hermoso y atractivo hombre al cual le veía las largas piernas, los delgados y bien formados hombros y el trasero más imponente que se meneaba delante de él.

Al pasar al interior de la casa de Iván, Ángel sonrió coqueto, —dime ¿estás saliendo con Nahum? — Iván le ofreció asiento, —no, el es solo mi vecino y un buen amigo— Ángel estudió el rostro del hermoso rubio de cabello largo, —que bueno, —una mirada suspicaz atravesó a Iván antes de continuar, —te recomiendo que te mantengas alejado de él, en verdad es un hombre que sólo quiere llamar la atención y eso lo hace complicado para mantener una relación seria— Iván estaba cada vez más convencido que en realidad su agotado vecino estaba más solo que un náufrago.

—Tranquilo, solo quiero ayudarle— Iván sonrió ahora más por cortesía que porque el visitante le agradara, —iré a ver a Nahum para saber si quiere recibirte— Iván no dio oportunidad de una respuesta y se alejó.

Al entrar a la recámara vio a Nahum dormido, no queriendo despertarlo pero sabiendo que el hombre debía decidir si recibir a la incómoda visita lo despertó, —Nahum, tienes visitas, un tipo llamado Ángel vino a verte, —el rostro confundido de Nahum llenó de ternura a Iván, quien quiso aconsejarle a Nahum que no necesitaba ver al idiota sentado en su sala, pero decidió guardarse su comentario. Nahum suspiró y su mirada se perdió en la de Iván, como si ahí buscase una respuesta, de mala gana Nahum habló, —dile que pase Iván— el rubio se alejaba cuando Nahum le tomo de la muñeca, Iván sonrió, —Gracias— dijo Nahum con esa voz raposa que a Iván empezaba a gustarle.

Ángel siguió a Iván hasta la recámara en donde estaba Nahum, — ¡Oh, jodida cosa! — Ángel miró a Nahum, quien miraba el techo fijamente y al escuchar la expresión de Ángel volteó a ver, sólo para encontrarse a un chismoso ex amante mirarlo con lástima. Definitivamente no existía punto de comparación entre Iván y Ángel. La mirada de Iván era de verdadera compasión, mientras que la de Ángel era de insana curiosidad disfrazada de misericordia.

Ángel dio un beso en la mejilla de Nahum; bueno, Iván sintió celos y rabia, pero decidió que era mejor marcharse. Su lugar no era ahí, —les dejo un rato a solas para que puedan platicar, —Nahum se sintió perdido al escuchar eso, —¡no te vayas! — esa necesidad en su voz hizo sonreír a Iván y desconcertó visiblemente a Ángel.

Iván asintió y ocupó su lugar a un lado de la cama. Ángel miró a la pareja y negó con pesar —tu madre me avisó que volviste a cometer otra locura y yo solamente pasé para desear que te recuperes pronto, pues tienes que asistir a mi boda, quiero que veas lo feliz que soy y que eso mismo puede ser para ti, la decoración la está armando el grupo de diseñadores del momento y la comida estará a cargo de uno de los chefs más renombrados de la ciudad—Nahum sintió como cuando corren las cortinas y por fin puede entrar la luz... ¿cómo pudo estar tantos años con un hombre tan vacío?

Por fin tenía algo de lucidez y quería permanecer así... Por él, porque no era responsable del desastroso divorcio de sus padres, porque no era una persona que solamente quería llamar la atención, y porque quería vivir una vida normal y ser una persona digna para poder aspirar a un hombre con la calidad humana de Iván...

Déjame volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora