Numero 3 - La Onda Suphumana

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— Tic Tac, Tic Tac — sonó un pequeño reloj de aspecto gatuno situado entre las habitaciones de los dos residentes mientras las manecillas giraban lentamente.

Cinco días después de su pequeña disputa, este sonido retumbó en toda la habitación mientras Ángela se encontraba navegando por internet notándose un alto aburrimiento en ella y, por otro lado, se encontraba Samuel limpiando un poco la cocina con un aura similar a la de su compañera.

— Ey Ángel — habló Samuel mientras sacaba el polvo a la encimera de la cocina.

— Dime Punk — contestó Ángela para después dirigir el curso para apagar el ordenador.

— ¿Es cosa mía o los dos estamos absolutamente aburridos? — cuestionó el chico tras guardar el plumero y sentarse en el brazo del sofá del salón

— ¡Mierda, si! — exclamó la chica para después darle un pequeño empujón a la mesa de su ordenador impulsándose hacia el sofá.

Ahí, cuando la silla en la que se encontraba Ángela chocó contra el otro brazo del sofá, ella y Samuel se tumbaron en el sofá dejando sus cabezas a pocos centímetros mientras miraban al techo.

— Guay, estamos de acuerdo en que nos aburrimos — comentó Samuel mientras dirigía su mirada hacia su amiga —. ¿Alguna sugerencia?

— Aquí poca cosa tenemos por haser — argumentó Ángela mientras giraba todo su cuerpo para ver a su amigo —. Y tú sabes cómo veo yo el "salir".

— Fantástico, entonces nos espera un largo y aburrido día — replicó Samuel mentalizado de que no había solución para su aburrimiento.

— Venga ya, piensa en algo tú también, punk — dijo Ángela tras comenzar a empujar la frente de Samuel con la suya.

— Tampoco es que pueda pensar en mucho con las pocas posibilidades que me dejas por tu vaguería — respondió Samuel empujando de vuelta a Ángela de la misma forma.

De repente, el suelo comenzó a temblar provocando que los dos jóvenes se cayeran de su sofá y haciendo caer varios objetos de las diversas mesas.

— Samuel, ¿estás bien? — preguntó Ángela mientras comenzaba a levantarse.

— Si, ¿tú qué tal? — dudó el chico de vuelta.

— Estoy bien — contestó Ángela acercándose a la mesa de su ordenador —. Y parese que la torre también está bien, voy a ver qué ha pasado.

— De acuerdo, yo voy a comprobar los dormitorios — respondió Samuel.

En poco tiempo, Samuel termino de inspeccionar las habitaciones, saliendo satisfecho debido a que nada se había caído o se había roto. Cuando termino, marchó a ver lo que su amiga había descubierto.

— Todo está bien — expuso Samuel para después apoyarse en la silla en la que su amiga estaba sentada —. ¿Qué te cuentas?

— No ha sido un terremoto ni un seísmo — contestó Ángela mientras mostraba varias pestañas de noticieros en directo —. Mira.

Ahí, Samuel pudo observar las imágenes previas al temblor, observando como una especie de onda de energía rosada se había propagado por toda la ciudad comenzando en el centro de la ciudad. Posteriormente, las imágenes captadas por las cámaras de los noticieros comenzaron a enfocar a algunas personas que, tras mostrar signos de dolores de cabeza, estaba comenzando a despertar poderes.

— Mierda... ¡Mierda! — expresó Samuel mientras se dirigía a su habitación para después salir con su traje puesto.

— ¿Qué hases? — dudó Ángela agarrando el brazo de su amigo.

Brinnade Storm - OrigenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora