El inicio del caos

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_ Te he fallado, Anakin.

El odio se reflejaba en la dura mirada del joven. Sus ojos, dorados cual oro más puro, reflejaban el rostro lleno de dolor del maestro Kenobi.

_ Esto es tu culpa, jamás debiste alejarme de ti. Te amo, Obi-Wan.

Una punzada de dolor hizo al hombre mayor, doblarse con las manos en su vientre, y si Anakin no hubiese estado tan sumergido en su propia miseria, se hubiera dado cuenta de la situación en la que se encontraba Obi-Wan.

_ Tenía miedo, Anakin. Todo esto es nuevo para mí. También te amo _ el dolor se hizo más intenso _ Pero ya no puedo seguirte. Has destruido todo lo que soy.

_ Si no estás conmigo, estás en mi contra.

El sable fue levando una vez más y el ataque se hizo más intenso, más rebelde y más furioso. Anakin nunca pudo controlar sus emociones, Obi-Wan era quien mantenía a raya sus demonios, pero Kenobi jamás dejaría la Orden por él, Palpatine tenía razón, él nunca sería la prioridad de Obi-Wan.

_ Basta, Anakin... Nos haces daño...

_ ¡Te odio!

Esa frase desequilibró los sentidos de Kenobi. Dejó caer su sable, sus ojos abiertos de par en par, incapaz de creer las palabras de la persona que más amaba en su vida, quien le hizo romper sus votos en la Orden, por quién se enfrentó a todo el Consejo, sólo para permanecer a su lado, el hombre al que le entregó su fidelidad y todo cuánto poseía. Una nueva ola de dolor atacó el poco control que aún tenía Obi-Wan; pensó en su bebé, en esa pequeña esperanza que tenía de ser feliz. Nunca debió ocultarle a Anakin su embarazo, ni mucho menos alejarlo, y ahora estaba pagando el precio de sus errores, la Fuerza le estaba cobrando los momentos felices que pasó junto a Anakin.

Lo último que vio antes de caer en la inconsciencia, fueron los ojos dorados llenos de odio hacia él. Era su fin, y lo único que le dolía en el alma, era saber que su hijo, no le daría a Anakin, la felicidad y la tranquilidad que se merecía.

Skywalker observó en cámara lenta, como el cuerpo de Obi-Wan caía inconsciente. Su corazón le pidió a gritos que lo ayudara, que lo tomara en sus brazos y huyera con él sin mirar atrás. Pero el odio, la ira y el poder que le brindaba el Lado Oscuro, lo condujo hacia el hombre en el suelo, con su sable en todo su esplendor. Kenobi se veía tan indefenso, débil, incapaz de mover un solo dedo para detenerlo. Alzó el sable de luz, el mismo que le fue otorgado para traer paz a la Galaxia, ahora le daría muerte al ser que más amaba, sin embargo, la túnica de Obi-Wan, que resguardada su secreto más cuidado, se había removido hacia un lado, revelando el motivo por el cual su pareja, estaba tan extraño los últimos meses.

Retrocedió atónito, llevó a sus manos a su cabeza y jaló sus rizos furiosamente.

_ ¿Qué hice? No...No... Obi-Wan... ¿Porqué? Mi amor... Perdóname... No...

Sintió el duro golpe en su cabeza, y antes de siquiera preguntarse que sucedió, no supo nada más. Cuando despertó, no había más que lava, soledad y sufrimiento a su lado.

[...]

_ Él se está rindiendo.

Fue el diagnóstico del droide médico que había atendido en el parto a Obi-Wan. El  maestro Yoda extendió sus manos, se concentró en la Fuerza y puso a Obi-Wan en un sueño profundo.

_ Aguardar debemos, hasta que él decida, que para luchar, algo tiene.

_ ¿Y los gemelos?

_ Hacerse cargo, usted debe _ el diminuto ser verde apoyó sus manos en el bastón _ De Darth Vader, protegerlos debemos.

_ ¿Cree que él...?

_ En el momento adecuado, la verdad nos revelará, el maestro Kenobi.

El maestro Yoda partió hacia el planeta Dagobah, donde se ocultaría del Imperio. Obi-Wan estaba a salvo en Alderaan, junto al senador Bail Organa; él y su esposa, se harían cargo de los niños mientras Kenobi despertaba de su letargo.

Y mientras Obi-Wan yacía dormido, Darth Vader, se convertía en el terror de toda la Galaxia, cazando Jedis y reduciendo a cenizas la Orden, todo eso, buscando vengar la muerte del hombre que amaba y de su hijo.

Oculto en la galaxia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora