Evento Nexus

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Jay se quedó a las afueras de la aldea, para poder pensar con tranquilidad. Tenía mucho por digerir.

Empezando por el hecho de que la AVT le había arrebatado su vida al sacarlo de la línea del tiempo. Cada vez que lo recordaba, le dolía, por sobretodo recordar a Cole. Se habían confesado los dos, Jay finalmente había aceptado que estaba enamorado de él y era correspondido, solo para que lo sacaran de su línea sin explicación alguna.

Todo había sido en vano, Cole no recordaba nada porque habían podado la línea, todo el reencuentro fue borrado para dar paso a otro, que debía ser el que estaba establecido por el Guardián del Tiempo.

-Que ridículo... -musita Jay, molesto, para no ceder al llanto.

Luego su atención se desvió a otra cosa: el recuerdo del minutero.

Como Laertes le había enseñado, él solo podía acceder a las memorias, no crearlas. Eso significaba que lo que estaba ahí era real. El minutero había sido una persona común en la Sagrada Línea del Tiempo, un estudiante que tenía amigos, una familia, tenía una vida.

La AVT se la había arrebatado también y luego debieron limpiar su mente de sus memorias pasadas para hacerlo un minutero. El Guardián no había creado a la gente que trabajaba en la AVT, la había secuestrado de la línea temporal, quizás de otras líneas antes de unificar todo en la Sagrada Línea del Tiempo.

Eran variantes también.

Aunque ya estaba convencido de ello, quería comprobar la teoría. Jay sacó el tempad y buscó un tiempo al cual saltar. Una vez se decidió, abrió la puerta y atravesó el prisma, llegando a otro tiempo.

Jay se encontró en una metrópolis, de noche. Altos edificios, iluminados, letreros luminosos, bastante gente por las calles.

Observó a las personas y notó que la ropa que llevaban era lo más cercano a la moda que se usaba en su tiempo, no debía estar muy lejos en el futuro.

Luego de caminar un rato y oír a la gente, pudo enterarse de que estaba en Ciudad Nueva Ninjago. Había crecido tecnológica y demográficamente, pasó de ser una ciudad a una metrópolis.

Jay podría vivir ahí si no lo hubieran sacado de la línea del tiempo.

Se quedó en una plaza que halló en su caminata y se sentó en una banca a esperar, la AVT llegaría en cualquier momento.

Y así fue, un par minutos después, Jay oyó las puertas traslúcidas abrirse cerca de él. Volteó, vio a tres minuteros salir y él se puso de pie.

No pasó mucho tiempo hasta que uno de ellos hizo contacto visual con Jay. Los vio activar sus bastones y él empuñó su daga.

La gente del lugar ya había advertido la llegada de los minuteros, con otro cazador al mando. Mejor para Jay, aún no necesitaba a K-13. Luego de que empezara la pelea, muchos empezaron a arrancar, asustados.

Jay peleaba contra los minuteros, intentando derrotarlos y quedar con uno solo en pie, así usaría el hechizo de encantamiento con tranquilidad. Logró herir a dos de ellos luego de unos minutos entablada la pelea y los arrojó lejos.

El tercer minutero logró quitarle la daga de un golpe y Jay rápidamente tomó el bastón que traía consigo. Lo activó y podó al minutero sin pensarlo dos veces.

El cazador era el único que quedaba en pie, ambos apuntándose con sus respectivos bastones, mirándose en silencio.

-Ríndete, Variante -le dice el cazador.

-No aún -responde Jay.

El cazador se abalanzó sobre Jay. Este le bloqueó el bastón con el suyo y en un movimiento rápido, se lo apartó de las manos. El ninja desactivó y guardó su bastón, tomó al cazador de la muñeca, le volteó el brazo por la espalda y lo hizo arrodillarse. Teniéndolo dominado, Jay conjuró el hechizo de encantamiento en él.

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