PRÓLOGO

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Thimotée Davenport

Sueños,  metas,  planes

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Sueños, metas, planes.

¿De qué me vale tener una vida llena de planes?, si tú no planeaste un futuro a mi lado.

¿De qué me sirve tener tantas metas?, si tú eras la razón por la que las quería alcanzar, y tú solo quieres volar.

¿Para qué perder mi tiempo en tantos sueños?, si mi mayor sueño era tener un futuro a tú lado y tristemente, tú ya no estas.

Cielo.

Tú eras mi cielo.

Yo planeaba vivir cautivo por tu amor, y ahora soy prisionero del recuerdo.

Ciel –cielo en francés–, era el apodo con el que te llamaba, lo hacia de cariño, con todo mi amor, con todo mi corazón, pero te llamaba así no solo por el enigmático color azul claro de tus preciosos ojos sino porque junto a ti me sentía capaz hasta de volar.

No obstante, por la lluvia que se precipita sin control por el prado de mis mejillas, el cielo ha cobrado un nuevo sentido.

Mi cielo ya no es azul, ya no está despejado, ahora está nublado, cubierto de nubarrones cargando el peso de mis sentimientos formando una fuerte tempestad.

Contigo me sentía completo, feliz, y no lo entiendo.

¿No entiendo que hice mal?, ¿no entiendo en qué fallé?.

¿Acaso no te supe amar? o, ¿No lo supe demostrar?

No lo entiendo.

Cada latido de mi corazón iba dirigido a ti, mis pensamientos giraban a tu alrededor, mi subconsciente se había perfilado una vida junto a ti, mis ojos solo se permitían contemplarte y todo mi ser, mi cuerpo y mi alma eran completa y absolutamente tuyos, yo era tuyo...

Tuyo desde esa primera risita dulce que se escapó de tus finos labios la primera vez que nos topamos.

Simplemente no sé... no... No puedo comprender su decisión, es decir, ¿Qué le costaba darme siquiera una explicación?

¿Tan difícil era decir el por qué de su repentina partida?

¿Tan poco le importaban mis sentimientos para dejarse de esa forma?

Annika no solo me gustaba, no era algo pasajero en mi vida.

Yo la amo y con toda mi alma, mi única intención en esta vida era cuidarla y adorarla.

Quería formar una familia con ella, quería envejecer junto a ella, quería hacer tantas cosas con ella a mi lado...

Siempre pensé que todo estaba bien en nuestra relación siempre creí que terminaríamos juntos y que tendríamos nuestro felices para siempre, que nos casaríamos, que tendríamos unos hermosos hijos, una familia, un hogar, que ella...

Annika, mi dulce francesita, era la mujer de mi vida, y que yo era el hombre al que ella amaba.

Pero construí un castillo de ilusiones infundadas, solo apoyadas en las endebles bases de mi delirio, de mi utopía y de mi fantasía.

Aprieto el freno de golpe con mi pie y con un volantazo me detengo a un lado, de la oscura, sombría y solitaria carretera.

Son las 2 de la mañana y estoy regresando del aeropuerto en el que ella decidió dejarme para volver a Francia.

Hoy la radio se ha puesto en mi contra porque como si mi desasosiego no fuera suficiente, y mi miseria no fuese ya demasiado grande, la canción Since I Don't have you de Guns N' Roses, resuena por los parlantes de mi auto deportivo, y mi atribulado corazón se oprime afligido contra mi tórax.

Cada frase de la canción remueve algo en el interior, y hace cada latido de mi corazón más doloroso que el anterior.

I don't have plans and schemes

«No tengo planes, ni esquemas»

And I don't have hopes and dreams

«y tampoco esperanzas ni sueños»

I, I, I don't have anything

«Yo, yo, yo no tengo nada»

Since I don't have you

«Desde que no te tengo»

And I don't have fond desires

«No tengo deseos profundos»

And I don't have happy hours

«Y no tengo horas felices»

I don't have anything

«No tengo nada»

Since I don't have you

«Desde que no te tengo»

Happiness and I guess

«No tengo la felicidad y creo que...»

I never will again

«Nunca la tendré otra vez»

Durante el trayecto he soltado lágrimas silenciosas, pero este es uno de esos momentos en la vida en los que la jarra de las tribulaciones se llena al punto de rebosar, y cuándo eso sucede simplemente no puedo contenerme, de mis labios se escapa un sollozo lastimero y las lágrimas brotan con renovadas fuerza.

Me llevo las manos a la cara para limpiarme las lágrimas con frustración.

Cargado de tantas emociones, estrello mis manos contra el volante y apagó la radio con hastío.

–¡¿Qué hice mal?!, ¡¿en qué te fallé?!– pregunto a la nada con la esperanza de que el aire le transmita mi mensaje a la mujer que se encuentra en ese avión.

A la mujer que se llevó un gran trozo de mi corazón.

Continuará... 

Mon Ciel: Story before story (EN ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora