La pintura de mi habitación

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Nubes como algodones ocupan el fosco cielo de la noche, destacando en ellas desde los tonos grises más claros hasta los más oscuros. Extrañas nubes que por momentos ocultan la claridad que brinda la lejana luna cada noche. Algunas estrellas visibles le dan un aspecto más familiar a aquella vista. Años atrás me deleitaba viendo el basto cielo prendado de pequeños puntos lejanos similares a brillantina sobre una superficie negra; era relajante y esperanzador. Tan grato fue el recuerdo que olvidé donde me encontraba; olvidé el viento frío erizando mi piel desnuda, olvidé la superficie dura y musgosa bajo mis pies descalzos, olvidé el precipicio frente a mí y viajé por los recuerdos más memorables de mi infancia, aquellos que compartí con personas que ya no están, y que provocaron sonrisas ahora inexistentes.

Fijé mi vista en el horizonte, donde una delgada y casi invisible línea divide la negrura del cielo a penas iluminado tenuemente por la luz de la luna oculta por las nubes y la inmensa lobreguez de la faz de las aguas y sus olas asesinas que esperan el momento de arrastrarme a las profundidades.

Mi cuerpo se estremece, no sabiendo yo si se debe al frío de la noche o al nerviosismo por estar a punto de realizar aquel acto.

El sonido estruendoso de las olas golpeando las gigantescas rocas afiladas que reposan en la orilla y el rozar de las ramas secas de los árboles cercanos, proveen el escenario perfecto de una película de terror de la década de los 90's.

Intenté avanzar, pero mis pies se encuentran fijos al suelo resbaloso. Entonces comprendí que la vista había despertado el miedo en mí y me impedía cumplir mi fin. Fueron eternos los minutos hasta que pude acercarme lo suficiente al borde; al temible y tan deseado final.

Tomando el último aliento, impulsé mi cuerpo hacia el frente sintiendo que la caída fue veloz comparada con el tiempo de pie a la orilla. Recibido por las frías aguas, mi cuerpo fue balanceado de un lado al otro al ritmo de las olas hasta que el aire fue arrancado de mis pulmones en un violento choque haciendo que estos se llenasen de agua. Un ardor intenso se apoderó de mi nariz y garganta en un intento por retomar el aire, mientras mi cuerpo se retorcía en desespero y la vida se esfumaba.

La pintura de mi habitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora