✽| Capítulo único.

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En la actualidad se piensa de ella como un cuento de hadas, que solo existió en la increíble imaginación de muchos escritores que con su prosa narraron aventuras de viajeros en un universo lleno de hechos insólitos que en la realidad solo se encontraría en páginas de libros.

Pero, solo contadas personas sabían que esas historias no eran cuentos como la mayoría creía y en la sociedad milenaria en la que caminaban ellos existían.

Magos.

Que tenían aptitudes para conjurar hechizos de cambia formas, transformarse en animales y otras personas logrando pasar desapercibidos para realizar travesuras. Podían jugar con los elementos naturales elevándose entre las copas de los árboles saltando en el vacío —como lo veía la gente común—, cuando lo que realmente hacían era impulsarse con el viento, jugar los chorros de agua salpicando a la gente cuando pasaban cerca de una fuente mojándoles los pantalones, riéndose como los pequeños malcriados que podían ser los magos. Se escucha cómo que solo hacen bromas, ¿no?

Pues realmente también hacen cosas lindas jugando con la nieve, haciendo animales que alegraban los días gélidos de los meses invernales que brincaban de lado a lado divirtiéndose mientras se escondían de los niños, creando juguetes con magia que aparecían bajo el árbol central de la ciudad.

Durante el año vendían pociones y brebajes para los males físicos, emocionales y amorosos. Los magos podían ser bromistas, pero de buen corazón que ayudaban a otros a su manera especial.

Estaban por todo el mundo, en cada rincón, viviendo como personas normales mientras ayudaban desde las sombras.

Cómo lo hacía un joven mago en la "perfumería Eraser". Surtiendo tras bambalinas pociones a magos que hacían medicamentos naturales para aliviar a los enfermos creando fármacos imbuidos en magia para eliminar los males; mientras al otro lado vendían esencias aromáticas para los clientes que solo buscaban cambiar de aires.

—Un conejo salta en su madriguera. —Murmuró un hombre al rubio que asintió saliendo del mostrador para llevar al hombre por un corredor que parecía extenderse a medida que pasaban, dejando atrás el eco de los compradores que se perdían en las paredes del local.

—¿Qué clase de poción necesita? —Preguntó con cortesía, llegando hasta un cuarto con enormes vitrinas cargadas pociones de diferentes colores, olores y formas.

—Solo vine a recoger un surtido de beso de hada, para atender heridas en casa.

—Para los pequeños Katsuma y Mahoro, ¿cierto? —El hombre resopló con diversión.

—Sí, no importa cuánto crezcan siempre terminan con rasguños, ahora más que están aprendiendo a usar magia. —El cenizo rió por la nariz.

—Seguro que la necesitará todavía más en el futuro. —Comentó jocoso, el hombre resignado le dio la razón, recibiendo la caja de pociones antes de caminar a la otra salida que lo llevaba al corredor más cercano al supermercado.

—Gracias por todo, Bakugou. —El rubio asintió caminando de vuelta a la sala principal con los clientes de la perfumería.

Muchos probaban las muestras en la piel de su muñeca comparando los aromas para saber cuál les beneficiaba o cual les agradaba más, otros tantos caminaban entre los estantes revisando las botellas, analizando el contenido y preguntando a los jóvenes que atendían el local, en este caso un par de rubios que eran perseguidos por las clientes solo para dar su opinión de cómo les sentaba el perfume.

Esencia para enamorar ✽ BKTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora