╰ੈ₊̣̇Capítulo 1₊̣̇ੈ╯

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No podía recordar con exactitud si era el quinto o sexto "sumiso" que perdía, ¿Qué si le importaba? no realmente pues ahí estaba nuevamente, pisando con sus impolutos y elegantes zapatos de diseñador las nauseabundas y repugnantes calles de uno de los barrios bajos de Bangkok; porque la capital de Tailandia podía ser muy cosmopolita y vanguardista, atrayendo a miles de turistas a lo largo del año, pero como cualquier ciudad del mundo, por supuesto que tenía en su territorio sus propias zonas pobres y marginadas. Difícil de creer pero indiscutiblemente auténtico, real y palpable..

Khlong Toei, era el ejemplo perfecto de miseria, penuria, desgracia e infortunio. Un distrito en el centro de Bangkok conocido por sus asesinatos, sus abusos, sus excesos y crimen. La desesperanza y desesperación era lo único que se respiraba en aquella localidad, además claro del hedor de las aguas residuales y basura que estaba por montones en la calles y en las casas.

La promiscuidad y la mala higiene eran verdaderamente preocupantes, pero también era el día a día en aquella zona. Las casas, en su mayoría a punto de desmoronarse, estaban construidas con materiales de deshecho y se encontraban amontonadas unas con otras, difícilmente se podía apreciar donde empezaba una y donde terminaba la otra, evidentemente términos como la privacidad o el espacio personal no.

Era fácil contemplar la depresión en los rostros de los adultos mayores que solían sentarse afuera de sus casas sobre el piso húmedo, sus seniles ojos observaban como la vida se les había ido y nada había cambiado en ese lugar. O quizás sí había habido cambios, pero por supuesto que no habían sido para mejorar la situación, todo lo contrario. Al menos antes soñaban con que las cosas cambiaran, ahora ya ni eso tenían.

Si ellos estaban afuera era solo porque estaban mucho más seguros ahí que dentro de sus casas. El peligro constante de que el techo callera sobre ellos, era una realidad con la que se vivía todos los días. Había niños y personas discapacitadas en las calles, presas fáciles de los abusos, de las drogas y de la muerte, lo peor: No había nadie que pudiera velar por ellos, nadie que los rescatara y salvara de ese trágico destino.

Por la noche, las agresiones y la violencia aumentaban. Parecía que la oscuridad del crepúsculo potencializaba la maldad que se sentía en aquel barrio. Por donde quiera que se caminara se podían escuchar gritos y más gritos, personas que golpeaban las paredes de lámina, cartón o madera completamente iracundos y agobiados por la terrible realidad de tener que vivir ahí y no tener la más mínima posibilidad de salir. En ese barrio se podía apreciar perfectamente la rendición mental de los oprimidos. Ahí la realidad golpeaba brutalmente a los niños, aplastaba sus esperanzas y por lo tanto crecían sin sueños ni visión, y solo una mentalidad de sobrevivencia los mantenía con vida.

Y sin embargo, para Park Jimin no podía importar menos. Él solo estaba en ese horrible lugar porque era un buen mercado de "sumisos" como solía llamar a las personas que literalmente compraba para satisfacer sus más bajos deseos sexuales, deseos que alguien en "su sano juicio" jamás podría satisfacer.

La vida que se "vivía" en aquella zona de Bangkok no era de su incumbencia o interés. Iba, compraba la "mercancía" y se marchaba por donde había llegado. Solo era un negocio, y estaba seguro que aunque pasara más tiempo ahí, no iba a sentir ni la más mínima compasión o misericordia por el destino que cruelmente se había postrado sobre las personas que vivían ahí. Él había tenido una mejor vida y disfrutaba de eso no podían culparlo por nada.

—¿Qué pasó con el último esclavo que se llevó señor Suppasit? —Preguntó Lee Kai , dueño de una "agencia" ilegal que se dedicaba a la compra-venta de personas.

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⏰ Última actualización: Oct 15, 2021 ⏰

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