Estamos en la habitación de Mara, creo que ya se ha dormido, su cabeza está en mi regazo, mientras me he quedado a esperar que se duerma eh estado mirando mis redes sociales.
Ahora me levanto despacio, tratando de no despertarla.
Agarro mi mochila y salgo de la habitación cerrando la puerta despacio, me dirijo a las escaleras y bajo tratando de no realizar pisadas tan fuertes, abajo en la cocina me encuentro con Adam y se ve preocupado.
-¿Adam, estás bien? -le pregunto.
Parece que no se dio cuenta de mi presencia y cuando escucho mi vos, dio un respingo.
-Si, estoy bien, Anto- me dice, pero no le creo, lo conozco muy bien.
-Hay algo que te preocupa, dime que es, tal ves te pueda ayudar, anda somos amigos por mucho tiempo, te conozco y se que algo no está bien.
-Bueno…..emmm….no he podido vender toda la mercancía y Eduardo está enojado.
Ese imbécil me cae muy mal, lo detesto con todo mi ser.
-Eso te tiene preocupado…. puedes darme algo y yo veo como es que lo vendo- le digo tratando de ayudar.
-No linda, antes estuviste a punto de enredarte en todo esto, yo ya veo como hago para venderlo todo- dice.
-Adam, yo ya estoy enredada en esto tanto como tú, hasta Mara está en esto, solo que tú eres el único que vende, te recuerdo que ante los ojos de todos los del mundo bajo yo soy tu novia- le digo yo.
-Bueno al menos no vendes, prefiero que se quede así por ahora o mejor así por siempre- dice mientras se sirve un vaso de café.
Me acerco a él hasta estar a su lado recostada en la isla.
-Adam, nadie tiene por que enterarse que te ayudo a vender la mercancía, dámelo, cuando yo vaya a fiestas te ayudo a venderlo- le digo en un tono más dulce y calmado.
-No lo sé…. Que tal si nos descubren, sabrán que tú también vendes y estarás aun más enredada en esto -dice.
Paso mi brazo por su hombro.
-Tratare que nadie me vea, además no creo que me sigan a fiestas de unos niñatos de preparatoria- le digo.
-Está bien-me dice mirándome a los ojos- mañana te doy un poco de la mercancía.
Asiento con la cabeza y le doy un abrazo, no me gustan los abrazos, pero sé que le lo necesita ahora.
-Bueno ya me voy a mi casa- le digo separándome del abrazo que duró algunos minutos.
-Quédate a dormir- me dice- sabes que hay cuartos de invitados y prácticamente uno ya es tuyo.
-No puedo, me levantaré muy temprano para ir a mi casa de aquí, por qué necesito el cambio de mi otro uniforme.
-Entonces déjame llevarte- me dice.
-No te preocupes tanto Adam, voy a estar bien, solo son 6 cuadras, además sabes que se pelear- le digo- soy una profesional en karate y boxeo- le digo con un poco de diversión.
-De acuerdo pero ten mucho cuidado, cu.i.da.te ¿Entendiste, linda? -me dice.
-Claro- le digo mientras saco un chocolate del cajón para el camino, me dirijo a la puerta y antes de cerrar le gritó:- ¡Mañana pasa por mi, temprano, te voy a esperar eh!
