Parpadeé y miré de mi papá a mi mamá, sentados a mis costados en la mesa del comedor de casa. Hacía un tiempo que no veía a ninguno de los dos, principalmente por la universidad. Mi plan había sido venir cada que pudiera, pero ninguno de mis amigos estaba aquí ahora y mi madre solía ir verme a mí. Sin embargo, como había estado con finales, le había pedido que no fuera.
Por ende, hacía al menos dos meses que no la veía a ella. A mi papá un poco más. Había ido una sola vez a verme con mamá durante el año. Luego, se la había pasado viajando por su trabajo.
Ahora... Hacía diez minutos que había llegado a casa para festejar las fiestas y mi cumpleaños con ellos. Y lo primero que me dijeron al sentarnos en esta mesa fue esta maravilla.
—¿Divorcio? —repetí—. ¿Se van a divorciar? ¿Hablan en serio?
Mamá se cruzó de brazos y levantó la barbilla.
—Tu padre se la pasa de viaje, no lo veo nunca. Estoy cansada de estar sola aquí todo el día. Me prometió que pasaría más tiempo en casa una vez que te fueras a estudiar, pero solo viene los fines de semana. Estoy harta.
Papá entornó las cejas.
—Lo siento, cariño. Pero o trabajo fuera todo el tiempo, o dejo de soportar el estilo de vida que quieres llevar. No me puedo permitir las dos cosas.
Mamá lo fulminó con la mirada. Alcé las cejas, sorprendida, porque esa era una mirada que solo le lanzaba a Kleo, mi hermana mayor.
—Lo menos que podrías hacer es llevarme contigo o delegar algunas responsabilidades para pasar más tiempo conmigo. Nos mudamos a San José porque dijiste que estarías más en casa.
Él se vio culpable.
—Lo sé. Lo sé.
Ella aplastó las manos sobre le mesa con un estruendo, haciéndonos saltar a los dos en el lugar. Se puso de pie.
—¿Solo eso tienes para decir? ¿Luego de todas la veces que me has dejado plantada? ¿Luego de todas las llamadas que nunca atendiste? Sentirme abandonada no era parte del trato cuando nos casamos.
—Eso es suficiente —dije.
Ambos voltearon hacia mí.
—¿Tay? —musitó mamá.
—Siéntate —le dije—. Es mi turno de hablar.
Ella se sentó, pero parecía que lo hizo más por la sorpresa de escuchar mi tono de voz que por otra cosa. Ambos me miraron con curiosidad. Yo suspiré de manera audible. Niños. Mis padres se estaban comportando como niños.
—Ustedes dos... —comencé a decir. Ellos se retorcieron en el lugar—. Ustedes dos quebraron dos familias para formar esta. No solo eso, sino que ni siquiera tienen la decencia de intentar llevarse bien con ellos; los evitan o los ignoran. Ya no lo aguanto. ¿Ahora se quieren divorciar? ¿Luego de todo el daño que causaron? No, no se los permito.
Mamá apretó los labios.
—No creo que eso dependa de ti.
—Por supuesto que sí —repliqué. Ella alzó las cejas. Raramente le respondía así. Estaba cansada—. Yo soy el resultado de ustedes dos jugueteando y enamorándose. Y siempre me he portado como una niña buena, ¿verdad? Nunca les traje problemas, mis notas siempre fueron altas y me he comportado como ustedes querían. ¿Verdad?
Papá sonrió.
—Sí. Siempre te has portado muy bien, mejor que tus hermanos.
Lo apunté con el índice.
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Pétalos en el aire (P#2) [próximamente]
RomanceUn año después de su mudanza, Aspen se encuentra en su mejor momento. Tiene empleo, un lugar para vivir, tiempo libre para sus hobbies y está rodeada de sus amigos más cercanos. Lo único que la tiene en duda es su último encuentro con su amiga, el c...