¡Ése maldi*o beso!

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Jiang Cheng lo aceptaba. Quizá estar en el mismo lugar a solas que ese molesto chico, apodado ridículamente como "el primer jade de Gusu", no fue buena idea. Tampoco lo fué intentar alcanzarlo cuando casi se cae trás el apagón, sólo para (¡Sin querer!)... ¡Tropezar y terminar cayendo sobre Lan Xichen! ¡Y no fué todo, esos estúpidos y cálidos labios resultaron chocar con los suyos!

¿Cómo fue que llegó a esa situación?

Todo comenzó el día que su hermano mayor lo arrastró a ver "el nuevo gran hallazgo" que había hecho, resultando ser ni más ni menos: el segundo jade de Gusu. Estaba acompañado de un chico mayor idéntico a él, pero sus personalidades eran totalmente opuestas incluso a la vista.

Mientras el molesto Wangji era serio y frío, ¿quién sabe qué tenía de interesante para hacer Wei Ying suspirara todos los días por él sin darse cuenta?, Lan Xichen tenía un carácter más parecido al de su querida hermana Yanli.

Tan pronto sus miradas cruzaron, Lan Xichen le regaló una brillante sonrisa amable, mientras se presentaba humilde a pesar de todos en la maldita preparatoria saber quién diablos era.

Ni siquiera lo pensó mucho Jiang Cheng antes de catalogarlo como un sujeto molesto, de esos que le hacían querer esquivarlo como si tuviera una plaga mortal, e ignorar su existencia en cuanto lo viera en los pasillos.

No fue difícil. Tenían dos años de diferencia, y al final del ciclo escolar Lan Xichen terminó graduándose con honores. En cierta forma, Jiang Cheng podía decirse lo admiraba por sus múltiples talentos, pese a su recelo con él.

Terminando la ceremonia, Jiang Cheng recibió un mensaje de su hermano donde explicaba iría con Wangji a algún lado, y mejor no lo esperara. Luego de asegurarse responderle un "¡Puedes quedarte a vivir con él, me da igual!", guardó el celular dispuesto tirarse de espaldas a casa tan pronto volviera.

Pero un quejido terminó llamando su atención.

No había nadie cerca. Movido por la curiosidad, buscó en los alrededores de la cancha, encontrando a la última persona que pensó ver de frente otra vez.

—¿Lan Xichen?

—Oh...– El recién graduado le devolvió la mirada, incrédulo, acariciando su propio tobillo– ¿Jiang Wanyin?

El mencionado frunció el ceño, moviendo la cabeza, comprobando no hubiera nadie cerca.

—¿Por qué diablos estás aquí solo?

—Me da pena decirlo...– Titubeó el mayor, riendo nervioso– Wangji se fué sin avisarme, y quería estar solo un rato...

Dándole algo de compasión que hasta el Jiang se sorprendió de tener, formó un gesto descartando necesitara oír el resto del relato: estando agraviado por el abandono de su hermano menor en pleno día de su graduación, no prestó atención a su alrededor y terminó tropezando, lastimándose el tobillo.

Tan lamentable.

Y, por primera vez, Wanyin sintió podía ver al otro como alguien normal. Siempre creyó hipócrita la manera perfecta en que Lan Xichen se mostraba, y ese grupo de gente eran los más desagradables.

Nadie era perfecto, y querer aparentarlo le resultaba una estupidez.

Además, técnicamente se hallaban en la misma situación...

Escuchó otro jadeo, y volvió a la realidad, mirando con el ceño fruncido al mayor apoyarse de los asientos de las gradas, cojeando ligeramente. Sacudió un poco la mano, despidiéndose del Jiang mientras daba unos pasos que extendían la distancia entre ellos.

Jiang Cheng soltó un bufido, apretando uno de los brazos ajenos para detenerlo en su patético intento de marcharse sólo.

—¿A donde vas? ¡Así no llegarás a ningún lado por una semana! ¡¿Qué pasó con tus amigos?!

¿Accidental? (AU Chengxi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora