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Me desperté, abrí los ojos lentamente, encontrándome con la visión de un techo blanco, tan blanco, que podría aparecer un ángel de ahí y llevarme arriba con él. Eso no sonaba nada mal.

Medio dormido, tanteé hacia mi sombrero con mis manos. "Ah, es verdad," pensé, "no tengo un sombrero".

Intenté estirarme, no tardé en recordar los círculos grises que rodeaban mis tobillos, y que me ataban a este lugar. Levanté mis manos, para mi suerte, esta vez no las habían atado. Podía ver perfectamente la marca de las ataduras en mis muñecas, aunque no me atasen durante una semana entera, creo que esas marcas y recordatorios no desaparecerían del todo aún.

Decidí sentarme, y al hacerlo, mirar por ende a mi alrededor. "Oh, conozco esta habitación", pensé. A medida que mi mirada bajaba del techo, menos blancas se hacían las paredes. Se tornaban a rojo, rojo sangre, y a marrón, de sangre seca.

Odiaba esta habitación.

Las paredes, llenas de dedos ensangrentados y salpicaduras, eran todos recordatorios, recordatorios de la gente que sufrió en esta habitación, incluyéndome.

Miré hacia abajo, hacia el negro suelo, estaba tan manchado como las paredes, pero al ser negro se disimulaba bastante bien.

Mis tobillos dolían, las cadenas de metal pesaban mucho incluso para levantarme de mi lugar.

Odiaba esta habitación. Hasta le había puesto un nombre, "El infierno y el cielo", ese era su nombre.

Abajo, estaban los demonios, llenos de sangre, pero eso en el infierno era tan normal, que se disimulaba, como la sangre del negro suelo. Y arriba, estaban los ángeles, tan blancos, tan puros... "Inalcanzables", pensé. Cosa que era correcta, ya que el techo debía de estar al menos a cinco metros de altura.

Tal vez si tuviera mis poderes-

¿Uh? ¿De dónde a salido ese pensamiento?

Ugh, que dolor de cabeza...

Hasta donde llega mi memoria, yo no tengo poderes, y si los tengo, no sé usarlos. Sería más correcto decir que no recuerdo como usarlos.

Y tiene sentido la verdad, o sea, si yo conservara mis conocimientos sobre mis poderes, mi memoria en sí, tal vez podría zurrarle a todo el mundo y escapar fácilmente, ¿no?

Si fuese el caso, sería de sentido común que me quitasen los recuerdos sobre eso, ya que al conservarlos podría ser un problema para ellos.

Siendo sincero, no recuerdo absolutamente nada antes de llegar aquí. Simplemente me dijeron que me encerraron por robar algo, ni siquiera sé el qué. Puede que sea verdad, o puede que sea mentira, en ambos casos no me importa mucho la verdad.

Y creo que es un poco triste, perder la memoria es algo... Fuerte.
Yo no recuerdo nada de mí.

No se mi nombre, aquí soy únicamente letras y números.

No se como pudo ser mi personalidad, solo se que me aburro fácilmente, y que tengo muchos cambios de humor repentinos.

No se con quienes me rodeaba, no tengo recuerdos de cosas como "familia" o "amigos".

No se mi cumpleaños, sé que tenía 20 años al llegar aquí, por que eso me dijeron, podría ser mentira.

No se lo que hacía antes de llegar aquí, como cual era mi trabajo o mis hobbies.

Y todo esto, se me hace muy triste.

Algunas veces, recuerdos cotidianos vienen a mi, pensamientos comunes, costumbres... Dicen que la mente es capaz de olvidar las cosas que el cuerpo no puede evitar recordar. Pues algo así los siento a estos recuerdos; como mi refinado gusto por el vino o el hecho de que siempre al despertarme mi mano tantea a un sombrero inexistente.

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⏰ Última actualización: Dec 01, 2021 ⏰

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