El arte se manifiesta de muchas formas. La inspiración puede llegar del aleteo de una mariposa o el olor de un expresso recién hecho, del volar de un Diente de León o la aparición repentina de tu canción favorita en la radio.
Artistas, somos todos. De alguna u otra forma, en dosis pequeñas o grandes, pero lo somos. Cuando cantas en la ducha, cuando fotografías una flor, cuando dibujas sonrisas en rostros ajenos y bailas descalzo en la alfombra, eres un artista.
Y como tal, tienes una Musa. Sí, aunque suene extraño y puedas tachar de loco a este interlocutor, la tienes. Puede ser una canción, una puesta de alguien que ames o quien te haya roto el corazón. Puede ser el aroma de una gardenia o el cantar de un ruiseñor, todo aquello que despierte en ti una emoción lo suficientemente fuerte para que la plasmes en tu cuerpo, en papel, en paredes manchadas de color o en gritos a un puente vacío.
Cuando conocí a la mía, lo ultimo en lo que pensaba, era en estar aquí en este momento, escuchando su respiración calmada a mi lado, en el mismo sofá cama desgastado y rojo, que ahora es más naranja que otra cosa. Y yo no buscaba inspiración, puesto que no sabía ni porque todo lo que has leído, lo aprendí a su lado, porque Jake buscaba sus musas en una cafetería y yo...
Yo no buscaba a nadie.
Pero me encontró.
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Pinceladas sabor chocolate||JayKe (Adaptación)
RomanceJake pasa sus tardes buscando musas en un café cerca del estudio que le sirve como hogar. Siempre pidiendo un café americano con dos de azúcar, una cámara en mano y un lapicero junto a un bloc de notas. Jay entra al mismo café de la mano de su novi...