En el oscuro rincón de Nunca Jamás, donde la realidad se entrelaza con la fantasía, se desarrolla una historia que desafía los límites entre la luz y la oscuridad. Con la magia de la adolescencia como telón de fondo, "Enemies" transporta a los lecto...
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•Capítulo 2•
-.Mi cuerpo chocó contra el agua. Instintivamente, comencé a nadar. Cuando llegué a la orilla, me tiré boca arriba intentando recobrar el aire. Subí mi mirada por donde me había lanzado; los dos chicos asomaron sus cabezas y luego se fueron. Estaba aliviada por haber escapado, pero estoy segura de que no he escapado todavía de esta pesadilla.
-. Minutos después, me levanté para seguir escapando. En algún momento bajarán a buscarme, y es mejor que me vaya lo más rápido posible. Comencé a caminar, sentí dolor en mis pies. Al mirar uno de ellos, noté pequeñas cortadas y objetos clavados. Tragué saliva, intenté no darle importancia a mis pies y busqué un lugar donde refugiarme.-
-. Comencé a caminar y a recoger palos para hacer una fogata para pasar la noche. ¿Y si no sé hacer una fogata? Pero supongo que para todo hay una primera vez, ¿no? Después de caminar durante horas, la noche cayó. Me senté, cansada, apoyándome en un árbol. Intenté encender una fogata, pero, como era de esperar, no funcionó.-
-. Suspiré mientras llevaba uno de mis mechones de cabello húmedo detrás de mi oreja. Puse mis manos en mi cara por la frustración y preocupación.-
- ¿Qué hago? No sé si estoy lejos de casa o, por lo menos, si voy a sobrevivir. Respiré para tranquilizarme; tenía que centrarme y analizar mis opciones. Mi primera opción es quedarme aquí y la segunda es caminar sin rumbo hasta encontrar una autopista o alguna señal de civilización.-
-. Tomé la segunda opción. Me levanté y seguí caminando. Llevaba unos minutos caminando cuando me di cuenta de que me estaba acercando a una zona más sombría y tétrica del bosque. Parecía ser un bosque distinto en el cual me encontraba. Comencé a escuchar llantos de niños y susurros que me imploraban ayuda.-
-. Un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras buscaba a quienes pertenecían esas voces.-
- ¿Hola? - susurré. Los susurros y llantos cesaron. ¿Estaré volviéndome loca? Continué mi camino.-
- Una voz masculina a mis espaldas advirtió. - No te aconsejo que sigas tu camino. Me volví y vi a un chico esbelto, ojos verdes, cabello castaño claro, vestido con ropa de cuero que se veía desgastado, como si fueran harapos, con un color verde oscuro. Se veía como si tuviera mi misma edad.-
- ¿Quién eres? - Retrocedí algunos pasos alejándome más de este.-
- El dueño de esta isla - soltó como si fuera obvio.-
- ¿Qué isla? - Deduje que era otro loco de mierda.-
- La isla de Nunca Jamás - Sonrió. Intenté guardar la compostura por la pendejada que acababa de decir, pero creo que vio en mi mirada que no le creía nada de lo que estaba diciendo.-
-. Fruncí mi ceño. - En serio, ¿dónde estoy? - Pensé que era otro loco.-
- Creo que ya contesté a tu pregunta - Me examinó de pies a cabeza mientras lo decía, algo que me dio asco.-
- Entonces, si esto es "Nunca Jamás", ¿tú quién eres? - Rió y se acercó a mí.-
- Disculpa mis modales. Soy Peter, Peter Pan - Extendió su mano hacia mí mientras sonreía. Me crucé de brazos mientras lo miraba.-
-. Lo empujé contra el árbol y puse mi brazo en su pecho para inmovilizarlo.-
- Ya en serio, dime cómo salgo de aquí. - Parecía divertirse por lo que estaba haciendo.-
- Eres fuego, eso me encanta - Rió. - ¿____, cierto? Te aconsejaría soltarme en este momento.-
- O si no, ¿qué? - Como si de magia se tratase, había desaparecido. Miré a mi alrededor, nada, como si nadie aparte de mí estuviese estado.-
-. Suspiré y me di la vuelta para seguir mi camino sin rumbo, pero choqué contra algo.-
- ¿A dónde vas? - Subí mi mirada; era aquel chico de nuevo. ¿Cómo es posible? - Ya te lo dije, soy Peter Pan, el rey de esta isla y el dueño de todo aquello que entre - Sonrió. - Así que es mejor que me vayas tratando con respeto.-
-. Mis puños se cerraron con rabia y, sin pensarlo dos veces, dejé escapar un puñetazo. Me di la vuelta, tratando de ocultar la mezcla de miedo y determinación que reflejaba mi rostro.-
- Te arrepentirás de esto. - Parecía que había perdido la paciencia. - Basta de juegos, niña tonta. Es mejor que vayas a dormir. - Me tomó de las mejillas con fuerza como si me fuese a romper la mandíbula y sopló un polvo verde en mi cara, haciendo que me desmayara de inmediato.-
-------HORAS MÁS TARDE-------
-. La luz del sol me molestaba. Abrí los ojos e intenté girarme, pero algo me lo impidió. Adormilada, noté que tenía los brazos atados. Entré en pánico, me senté y examiné la habitación; era diferente a la mía.-
-.. Mi respiración se aceleró mientras luchaba por desatarme, pero fue inútil. Escuché pasos al otro lado de la puerta.-
- Vamos a ver cómo está la invitada estelar. - Dijo un chico de gran altura, rubio, con una cicatriz en su ojo. Sonriente.-
- ¡ALÉJATE! - Grité mientras intentaba alejarme.-
- Cálmate - Frunció el ceño y puso sus manos tapando sus orejas.-
- ¡SÁCAME DE AQUÍ! - Me movía tanto que la cama se movía y la soga me quemaba las muñecas.-
-. Mientras que el chico solo parecía aturdido por mis gritos y hacía una cara de molestia, no pasaron ni unos segundos cuando salió con rapidez de la habitación.-
-. Unos minutos después, la puerta se abrió con delicadeza, y el chico de la otra noche entró en la habitación con pasos mesurados. Su rostro llevaba la carga de una seriedad inusual, como si la situación demandara una solemnidad que no solía exhibir. En sus manos llevaba un plato de comida, pero su mirada intensa no se desviaba de la habitación. Cada movimiento parecía calculado, como si estuviera sopesando cada detalle del entorno desconocido.-
- Disculpa, creo que empezamos con el pie izquierdo. - Puso la comida en una mesita con gesto calculado. - Sé que estás asustada, pero créeme que si hubiese querido hacerte daño, ya lo hubiese hecho. Pero te ate solo para que no escaparas y además te cure. Mira. - Señaló mis pies, estaban vendados.-
- ¿Qué hago aquí? - Lo miré a los ojos. - Solo tengo un familiar y créeme no tenemos mucho dinero. - Este arqueó una ceja y negó.-
- No, no tengo ninguna intención de pedirle dinero a tu familia. - Sonrió con falsa amabilidad. - Solo te traje a donde perteneces.-
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