Capitulo 14

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Antanov fue llevado a la bahía médica en cuanto aterrizamos, tenía un brazo y varias costillas rotas, pero no era nada de lo que no pudiera recuperarse. O eso dijeron los médicos.

La misión había sido un fracaso, más de una docena de bajas y no logramos re-capturar a la criatura. Por su puesto no esperaba que quedar atrapada en el oleaje del mar la detuviera, estaba a la espera de que en cualquier momento la aeronave de reconocimiento me informara de que esa cosa ya estaba de nuevo en tierra firme.

Mientras tanto tenía pensado ir a descansar, había sido un día terrible y me sentía exhausto, como si en cualquier momento fuese a caer desvanecido. Pero mientras caminaba por los pasillos vacíos una alarma se encendió, la misma alarma que se usaba para alertar de una brecha de contención. Lo que faltaba. Cuando me topé con un grupo de guardias que iban camino hacia el origen de la alarma consulté a uno de ellos para ver que era lo que estaba pasando ahora.

Agente: Hubo una brecha de contención en el piso tres.

Maldición, ahí es donde estaba trabajando Neela. Seguí a los guardias hasta llegar a la zona donde se disparó la alarma. Como temía, la brecha se originó en su laboratorio. Por suerte ella y los demás investigadores estaban fuera del laboratorio. Dentro sin embargo se escuchaba un alboroto tremendo, como si hubiese una pelea de cantina.

Tano: ¿Estás bien? ¿Qué ocurrió?

Neela: Estoy bien, pero el huevo con el que trabajamos hizo eclosión.

¿Qué? Miré por la ventana que había en la puerta haca dentro del laboratorio. Ahí estaba, del tamaño de un pastor alemán. El reptil corría y saltaba por todo el lugar llevándose consigo todo lo que encontraba, parecía desesperado, posiblemente intentaba buscar una forma de salir del laboratorio, se veía desorientado.

Neela: Está destruyendo todo el equipo, hay que detenerlo.

Aún tenía una granada de gas, veamos si estas cosas de verdad funcionaban. Abrí la puerta solo unos centímetros, lo suficiente como para poder pasar la granada. En cuanto el reptil vio la puerta abrirse de inmediato se lanzó contra ella golpeándola con la suficiente fuerza como para empujarme a mí del otro lado. Su cabeza incluso logró abollar la puerta, por suerte era de metal y esta aguantó, y logré también colar la granada dentro. Todos observábamos por la ventanilla como la granada comenzaba a soltar una nube de gas azulado mientras el reptil se subía a una mesa y le gruñía a la granada. Luego de unos segundos simplemente se desplomó.

Entramos con cuidado de que no se despertara de repente, no sabíamos si realmente el gas había servido, pero parecía haber resultado, aun respiraba pero no parecía reaccionar. De inmediato el equipo se lo llevó, aun no tenía la suficiente fuerza así que no habría problema con ponerlo en una celda convencional. Ahora había que tratar de ver si había algo que se pudiera rescatar de este desastre.

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