Capitulo 23

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Neela: Entonces... Quizá, los huevos que encontramos en el sitio fueron dejados ahí como distracción. La verdad ya no sé qué pensar.

Tano: ¿Qué tal si piensas en una forma de destruir estas cosas?

Neela: ¡No podemos hacer eso así sin más, tenemos que aguardar las indicaciones del director de sitio!

Tano: ¡No hay tiempo para eso, no podemos dejar que estas cosas eclosionen!

Antanov: ¿Qué tal si usan los lanzagranadas?

Esa era una buena idea, pero lo perdimos al caer en el helicóptero, tendríamos que volver y revisar el fuselaje para tratar de encontrarlo, pero salir mientras esa cosa sigue ahí fuera es suicidio. La criatura seguía peleando con los helicópteros, si era rápido quizá pueda llegar. Respiré hondo y comencé a correr hacia el helicóptero estrellado. Mientras corría podía ver a 682-2 agitarse en todas direcciones y lanzar rugidos mientras el dardo que le disparé aun colgaba de su ojo. Solo rogaba porque no me viese o me aplastase en su arranque de ira. Seguí sin detenerme hasta llegar al fuselaje humeante del helicóptero, ahí empecé a remover escombros tratando de buscar el lanzagranadas. Cuando por fin lo encontré escuché un estruendo sobre mí, al levantar la vista vi otro helicóptero caer al suelo a varios metros delante para que luego 682-2 se le lanzara encima. Con la pesada arma en las manos volví de vuelta a la cueva a toda la velocidad que el peso del arma me permitía.

Una vez de vuelta la cueva miré hacia atrás y pude ver como los helicópteros restantes trataban de combatir a la criatura con los lanzagranadas, pero estos resultaban inútiles contra la piel casi blindada de su espalda. Sin embargo el disparo que había logrado acertar en su ojo parecía hacer algo de efecto, la herida no dejaba de sangrar intensamente y eso parecía afectarle, si lográsemos acertar los otros tres dardos que nos quedaban podría ser suficiente, pero si no podíamos perforar su piel sería inútil siquiera intentarlo. En teoría la piel en la parte baja debería ser más blanda, lo suficiente para poder perforarla.

Al arma solo le quedaban cuatro tiros, no sería suficiente para todo lo que había en la cueva. Estas cuevas suelen tener un punto débil, si encontramos uno quizá podamos usarlo para causar un derrumbe, así que empezamos a buscar con nuestras linternas hasta que vimos algo que podría servir, en el techo de la cueva había una grieta que parecía ser profunda. Eso podría servir, así que ordené a todos que salieran de la cueva y corrieran hacia las arboles. Una vez solo levanté el cañón y disparé la primera granada, la explosión me hizo retumbar toda la cabeza, pero más importante, parecía que el disparo había hecho efecto, trozos de roca empezaban a caer desde el lugar del impacto, pero aún no parecía bastar así que disparé una segunda granada que esta vez hizo que todo se sacudiera. Ahora si estaba resultando, para acabar disparé una tercera granada directa hacia los huevos esperando destruir lo que más pudiera antes de salir corriendo de la cueva. Cuando 682-2 vio que la cueva se derrumbaba trató de correr hacia ella pero los helicópteros le siguieron disparando para evitar que se acercara, eso me dio tiempo para alejarme y reunirme con el resto de mi escuadrón.

Teníamos una preocupación menos, ahora tocaba ver qué hacer con la otra. La mejor forma de poder llegar a su cuello era por debajo, si lográbamos derribarla los demás tendría un corto lapso de tiempo. Podía usar la granada que quedaba, pero para eso tendríamos que acercarnos. Bien, para esto nos entrenamos. Esta vez todos saldríamos a la intemperie de vuelta hacia el helicóptero estrellado. Desde ahí empezaríamos a disparar a 682-2 para llamar su atención. Cuando puso la vista sobre nosotros yo disparé la última granada que me quedaba hacia una de sus patas haciéndola tambalearse. Sin pensarlo 682-2 empezó a correr hacia nosotros dándole a los helicópteros una pequeña brecha de tiempo. Mientras nosotros nos alejábamos los demás helicópteros empezaron a disparar sus lanzagranadas apuntando a las patas del SCP, una sola granada no haría mucho, pero el fuego concentrado fue suficiente como para derribarla. Entonces surgió la oportunidad. Al caer su parte baja quedó expuesta por unos segundos y los tres dardos restantes fueron disparados, uno de ellos dando en el pecho a la altura de los hombres y los otros dos directo en la garganta.

Todos esperábamos que 682-2 se quedase tumbada en el suelo, sin embargo a todos nos dio un sobresalto al ver como se volvía a incorporar. ¿Habíamos fracasado? Al principio creímos que sí, pero entonces algo empezó a pasar. El SCP comenzó a tambalearse mientras parecía que estaba a punto de regurgitar. Pronto pasó a las arcadas y entonces la sangre comenzó a brotar de su garganta con violencia. En un espectáculo más que grotesco 682-2 vomitaba sangre a montones mientras varios observábamos atónitos y otros preferían desviar la mirada. Cuando finalmente terminó 682-2 simplemente se desplomó. Todos quedamos a la espera de que algo sucediera, muchos esperaban que simplemente se levantase y siguiese atacando, sin embargo esta vez nada de eso ocurría. El cuerpo permanencia tendido en la tierra en total silencio.

Incluso aunque Antanov me confirmase desde el aire la ausencia de signos vitales provenientes del cuerpo preferimos mantener la distancia. Sin embargo debíamos comprobar el cuerpo por lo que con el corazón en la garganta comenzamos a acercarnos mientras los helicópteros observaban desde el aire. Neela había estado en silencio varios minutos, sabía que era porque ella estaba igual de nerviosa que nosotros. Nos acercamos por detrás al cuerpo, podíamos sentir el intenso olor metálico y el gorgoteo de la sangre a medida que revisamos el cuerpo. Finalmente me acerqué a la cabeza, las fauces estaban abiertas y la lengua de la criatura estaba caída mientras el charco de sangre seguía expandiéndose por el suelo.

Nos costaba creer lo que veíamos, de verdad parecía estar muerta, pero nos negábamos a creerlo, lo habíamos intentado infinidad de veces antes sin resultados, ¿y ahora teníamos un cuerpo sin vida delante de nosotros? Los minutos pasaban lentos y tensos sin que nada ocurriese, el cuerpo seguía tendido en el suelo y la sangre pronto dejó de fluir. Solo en ese momento nos convencimos. Lo habíamos logrado.

Fin.

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