O1

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Te tomo como una droga,
te saboreo en mi lengua.

HyunJin se encuentra de nuevo fuera de la casa de JeongIn, hace media hora que está esperando, recargado en su auto, mientras se entretiene con un juego de dragones en su celular al que recientemente se ha hecho adicto

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HyunJin se encuentra de nuevo fuera de la casa de JeongIn, hace media hora que está esperando, recargado en su auto, mientras se entretiene con un juego de dragones en su celular al que recientemente se ha hecho adicto.

Los gritos se escuchan, a pesar de que son algunos cuantos metros de distancia. De nuevo es el padre de JeongIn que ha llegado ebrio a casa y que insulta a su hijo por ser homosexual.

HyunJin rueda los ojos mientras escucha los insultos del padre de su amigo, siempre son los mismos y el ojiazul está tentado a darle un diccionario de insultos al viejo Jaebeom porque su cátedra es horrible.

JeongIn le ha prohibido entrar a su hogar cuando las peleas sean muy intensas, porque la última vez que HyunJin interfirió, Jaebeom terminó en el hospital con el rostro casi destruido y una muela afuera; JeongIn ni siquiera sabe cómo es que le logró tumbar una muela al viejo.

HyunJin le echa una rápido mirada a Wheein, quién se encarga de regar las plantas del jardín y trae unos audífonos en sus orejas. El ojiazul bufa en su lugar, queriéndose pegar una y otra vez contra alguna pared, porque los Yang's son muy tontos.

Tanto JeongIn como para no huír lo más rápido posible de su casa, tanto como la señora Wheein que no se ha divorciado de su esposo.

Siempre ha sido lo mismo, desde que JeongIn empezó a tener las famosas "tendencias" que tanto desprecia su padre. Desde que JeongIn comenzó a vestir prendas rosadas, a pintar sus uñas y dejar su cabello crecer.

La puerta de la casa es azotada de manera estruendosa y es cuando HyunJin decide quitar su mirada de su celular, para ver a su amigo, quién se encuentra soltando pequeños gruñidos que intentan camuflar los sollozos que pretenden escaparse.

HyunJin sabe muy bien qué es lo que JeongIn está sintiendo, sucede al menos dos veces por semana y HyunJin ya está muy dispuesto a cederle un espacio de su cama a JeongIn por casi todas las noches.

Él está enamorado de JeongIn, y el ojiazul mentiría si dijera que no disfruta de los problemas paternales de JeongIn, porque sin estos, prácticamente su amistad nunca hubiese empezado y sin estos, HyunJin nunca abrazaría a JeongIn mientras este llora y se aprieta a su cuerpo.

HyunJin cree que es demasiado egoísta, siempre lo ha pensado, porque qué amigo desearía que su mejor amigo pelease con su padre.

Ninguno.

Pero HyunJin no quiere ser el mejor amigo de JeongIn, quiere más, pero no es como que el maldito novio de JeongIn, YeonJun, ayude mucho en el asunto.

Y HyunJin ni siquiera sabe cómo es que han durado tanto tiempo, cuando el chico lleva al menos dos años estudiando en Harvard y viendo a JeongIn unas tres veces al año.

Pero qué más dá.

JeongIn llega hacia donde HyunJin y talla su cara, tratando de quitar las lágrimas que llenan su rostro. Conforme los años, HyunJin aprendió que las lágrimas de JeongIn no son producto de alguna tristeza, sino que son por mera rabia. A JeongIn no le importa que su padre lo insulte, no le importa que le diga miles de cosas referentes a su sexualidad, sino que le dá tanta rabia que en el mundo pueda existir una persona como Yang Jaebeom.

HyunJin le ha dicho cientos, he incluso puede decír que miles de veces a JeongIn que se vaya de su casa, pero siendo apenas un adolescente de diecisiete y que aún su custodia la tienen sus padres, le es imposible. HyunJin sólo espera que JeongIn cumpla la mayoría de edad para llevárselo a vivir con él y alejarlo de las garras de su padre.

El ojiazul guarda su celular en su pantalón y toma el mentón de JeongIn con una de sus manos. Los gritos de Jaebeom aún se escuchan en el ambiente, pero HyunJin se encarga de sólo prestarle atención a JeongIn.

A su JeongIn.

Aunque el chico no lo sepa.

HyunJin piensa que en el mundo no puede existir un ser tan maravilloso como lo es JeongIn. Él siempre le busca el lado bueno a las cosas y tiene una actitud tan ligera y preciosa que, Hyun siempre siente que está al borde de la locura cuando JeongIn está presente.

No entiende cómo es que alguien osa en hacerle la vida imposible a semejante chico, si es una dulzura.

Los ojos de JeongIn aún lagrimean y su boca está curvada en una mueca. HyunJin lo toma entre sus brazos y lo aprieta hacia sí, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo cuando el más alto entierra la cabeza en su cuello. Cierra los ojos, invadido por la sensación del roce de la nariz de JeongIn en su piel.

HyunJin debería dejar de ser demasiado egoísta por esperar a que ese día de la semana llegue pero, no puede evitarlo.

No cuando está tan enamorado de JeongIn.

ㅡ¿Quieres que compre el helado de galleta que tanto te gusta?

HyunJin siente al chico asentir, para luego pasar a sorber su nariz.

ㅡSí, ahora vámonosㅡmurmura JeongIn, aún contra su cuello, enviando millones de descargas al cuerpo de HyunJin.

HyunJin vé cómo es que el padre de JeongIn sale de la casa y se les queda viendo a ambos. JeongIn entra en el auto y se amarra el cinturón. HyunJin le dedica una mirada matadora a Jaebeom y le muestra ambos dedos medios, en señal de una clara burla.

Porque HyunJin sabe que él cuidaría mejor a JeongIn, de lo que lo hacen sus padres... y su tonto novio.

𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 𝐈𝐒𝐒𝐔𝐄𝐒 ♡︎ 𝐇𝐲𝐮𝐧𝐢𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora