Capítulo 29

2.3K 174 58
                                    

Aaron:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aaron:

—Dylan... —jadee entre besos.

¿Acaso seguía perdido en lo profundo de mi subconsciente y me estaba imaginando todo esto?

No, no podía ser una ilusión. Su aroma llenando mi nariz, sus manos sosteniendo mi rostro, presionando firmemente para que no pueda moverme y sus labios, joder...sus labios.

Me está besando...

Él me está besando, a mí.

Más que eso...

Las manos de Dylan eran rápidas y sin vacilar, quitó los trozos de tela que antes habían sido una camisa. De la misma sorpresa, perdí el equilibrio, cayendo más hacia atrás, quedando sentado por completo y el joven humano sobre mí, moviendo sus labios sobre los míos de una forma tan lenta que era más una tortura.

No entendía mucho lo que estaba pasando en estos momentos o cómo llegamos a esta situación. Solo recuerdo el doloroso malestar antes de caer en una fría oscuridad del subconsciente. Lo siguiente que sentí fue el arrepentimiento de mi lobo antes de abrir mis ojos por mi cuenta, volviendo a tener el control.

Ahora tengo a Dylan besándome y tocándome cuando antes no quería ni mirarme.

¿Cuánto tiempo pasó?

—Dylan, e-espera... —intenté pararlo un momento, muy en contra de mis deseos.

—¿Qué? —susurró a centímetros de mis labios. Lo observé unos segundos y joder...Es tan hermoso —¿No quieres esto?

—S-si, si quiero, maldita sea cachorro, lo quiero todo el tiempo, pero...

—¿Pero qué? —preguntó curioso. Al menos su postura defensiva de hace unos momentos ya no estaba.

—¿Tú quieres hacerlo? —susurré cauteloso —e-es decir...estabas enojado conmigo

—Aún lo estoy —dice sin más, acercándose de nuevo a mí —Pero lo necesitas, Kyle lo necesita. Yo lo necesito -susurra lo último.

Mi corazón se oprimió en mi pecho de forma tan asfixiante...

Es cierto, Kyle necesita de Dylan tanto como yo, pero no quiero que se sienta obligado.

—No quiero que te sientas obligado —susurré.

—Yo también quiero hacerlo —contestó sin duda alguna en su voz, lo que me sorprendió —Es sexo. No soy experto, pero sé manejarlo.

—Pero ¿tú me amas? —esa pregunta pareció sacarlo un poco de balance, pero no dudó al contestar otra vez.

—No necesito amarte para tener sexo Aaron. El sexo no debe ser solo por amor o para concebir —comenzó a acariciar mis bíceps —¿O me dirás que tú nunca lo hiciste?

No respondí ante eso, después de todo si tuve amantes. Fue en esas épocas cuando la soledad se hacía insoportable y mi celo me llevó a los límites de la locura y desesperación por querer a mi compañero.

El ALFA Y EL HUMANO (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora