Era una puerta europea con detalles tallados a mano, una chapa muy bien elaborada, de color dorado. Pero eso no era lo más importante de todo, sino tener el valor de llamar a esa puerta y ser recibida como una vieja amiga. Sin pensar más nada se apresuró a tocar el timbre, mientras su cuerpo temblaba ante la vibración que este proporcionaba. Un sonido que pareció eterno comenzó a hervir dentro de sus oídos, como si fuese lo más frustrante que hubiera oído en su vida. Se escucharon pasos en el interior de la casa, por cada paso para ella parecía una eternidad y una palpitación más en el corazón. Y sucedió, lo que ella menos esperaba, que esa puerta se abriera completamente y apareciera esa persona que nunca esperó volver a ver en su vida, y sin decir nada le dio una carta.
-¿Qué es esto?- Dijo él, dudando coger esa carta tan bien guardada.
-Es una carta de la Doctora Kelly explicándolo todo.- Dijo ella, esperando que la tomara y se apresurara a leer.
-¿Por que debería cogerla? Ni si quiera sé si confiar en ti.
-Sólo léela, por favor. -Respondió extendiendo el brazo.
-Bien.- Y diciendo esto tomó la carta y cerró la puerta.
Ahí estaba Hazel, frente a esa puerta que tantas veces tuvo frente y tras ella. Pero ahora no era ni capaz de pasar más allá de aquella alfombra que dice 'Bienvenida'.
Cuando creyó que era el momento indicado dio la vuelta y se marchó. No obstante, algo en su interior le decía que regresaría a esa puerta, no siendo ella, sino otra persona. La única esperanza que tenía de volver a su vida era por medio de esa carta, la cual explicaba mucho y a la vez nada.
***
Hazel perdió a sus padres en un accidente de tráfico cuando tenía tan sólo 7 años. Desde entonces empezó a vivir con su abuela. La muerte de sus padres no sólo fue un detalle en su vida, algo había cambiado. En los resultados de las pruebas de Hazel se podía ver que había perdido parte de su memoria y que apenas reconocía a las personas. Con el tiempo comenzó a darse cuenta de ciertos detalles que ocurrían dentro de su vida.
El primer mes con su abuela fue normal, pero todo cambió cuando se percató de que en ese accidente no sólo había despertado de un sueño profundo, sino que otras cosas también habían despertado.
-¡Abuela!- Exclamó la niña.- ¿Cuánto he dormido?
- Lo normal que duerme una niña, Hazel.
- Soñé que estaba en otro lugar y que habían muchas puertas en un pasillo oscuro. ¿Eso es normal?
-Sólo es un sueño querida.
Y así pasó el tiempo, mientras Hazel no entendía cómo aparecía en un lugar de la casa y después en otro. Había días en los que ella soñaba y soñaba, hasta el punto que dormía hasta dos días. Y nunca entendía cuando su abuela le hablaba de cosas que no recordaba en absoluto.
Algo pasaba, algo no estaba bien.
Un día, tiempo después, la abuela estaba cocinando cuando de pronto apareció Hazel a su lado.
-Hola Hazel, siéntate en la mesa, ya es hora de comer.
La niña se quedó callada y no movió ni un músculo. La abuela la observó y se dio cuenta de que no era Hazel. Ella sonrió.
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La Séptima puerta
Historia CortaHazel es una chica normal hasta que descubre que algo no va bien ella, algo no funciona. Tiene un caso de personalidad múltiple.