Los Gatos

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Es peculiar. Una vez escuché que los gatos eran altamente venerados en antiguas civilizaciones, tales como el Antiguo Egipto o el Imperio Chino. Supongo que por eso yo también tengo un gato...


Las civilizaciones arcaicas decían que los gatos eran capaces de absorber todas aquellas fuerzas negativas que el ser humano desprendía. Como si fueran filtros de nuestra maldad.


Quizás por eso se vivía con más orden antaño. Hoy en día, la maldad humana esta espolvoreada en el aire humeante de las ciudades, como un desfile llegado desde el mismísimo infierno.


Y eso es peculiar...


Puede que todos esos hombres, trajeados y de compostura firme al pasar por lo que recién acabas de fregar, necesiten un gato... Maldita sea... ¿Por qué no tienen un puto gato?...


A veces se posan frente a ti, esperando que cedas el camino a sus zapatos bien lubricados de cera; que seas consciente de su figura imponente; que te apartes cual envoltorio de un caramelo movido por el aire de su paso.


Acaso creen que por tener el culo sentado en una silla, son más importantes que aquellos que agolpe de escoba y bayeta limpian su puesto de trabajo. No amigo...no...


Ellos creen que por salir del trabajo en sus coches lujosos son mejores, siempre lo han creído, por eso se ríen de mí, siempre lo han hecho. Y por muy amable que seas con ellos, siempre rechazarán tu mano, porque siempre lo hacen. No estoy a su altura. ¡No pueden juntarse con tipos como yo!


Eso... les daría mala reputación... y eso siempre lo piensan...


Hoy sigue lloviendo desde que salí del trabajo, y aún así, ninguno de esos empresarios, enfundados en sus trajes caros, fue capaz de tenderme un asiento dentro de su coche para acercarme algunas manzanas a mi casa... Ellos a veces dicen que soy raro... Los oigo hablar de mí en cada esquina. Siempre cuchicheando...


Soltando toda esa verborrea envuelta en una buena capa de crueldad humana...


No sé si sería verdad o no, pero mi gato siempre siempre me reconforta... Sí... es una sensación reconfortante...


Por eso siempre me gusta acariciarlo, pasar mi mano por todo su cuerpo, disfrutando cada roce de su pelo en mis dedos. Su pelo es tan suave...


Me gusta oírle ronronear, su garganta vibra, su cuello tiembla. Su cuello es tan frágil...


Y eso es peculiar...


Una vez escuché que los gatos eran venerados en antiguas civilizaciones por la capacidad de absorber el mal que desprendía los seres humanos. Esos frágiles seres humanos...


Son como filtros para la suciedad que desprenden, para sus burlas, para sus actos de crueldad...


Pero a veces la maldad es tan intensa, que ni siquiera los gatos más sagrados pueden contenerla con sus ronroneos...


Y creo que el mío...


No ha sido incapaz de contenerme más...



                                                           "El mal no es algo sobrehumano,

                                                                   es algo menos que humano"

                                                                                             Agatha Christie








Cuantos de la boca que aborreceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora