Un Lirio

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 - Hey, hey... Tranquila... Tranquila Leila. No llores... por favor. Me harás llorar a mi...


- Lo siento Lily... lo siento muchísimo... De verdad que lo siento... - Leila sigue acurrucada en la   cama emanando lágrimas.


- Tranquila, ya sabes que no es culpa tuya... Además, eres mi mejor amiga. - Aclara Lily con una   sonrisa en la cara, intentando animarla un poco...


Leila termina por incorporarse, debido a la incomodidad húmeda que sus llantos habían dejado en la almohada, quedándose sentada en el borde de la cama. Lily la abrazapor detrás, un poco más contenta de que su amiga se haya levantado por fin.


- Venga anda... sécate esas mejillas coloradas, vamos a comer algo a la cocina, ¿vale?


Pero Leila, ignora nuevamente a su amiga. A pesar de ello, Leila se pone en píe y camina hacía la puerta del cuarto. Lily la sigue de cerca.


Ambas van escaleras abajo a la cocina de la casa de Lily. Esta última se adelanta a ella entusiasmada para señalarle los cajones y las estanterías donde puede encontrar zumos y galletas. Pero Leila no se ve muy por la labor de comer algo ahora.


- Creo que no tengo hambre... - Y aún cabizbaja y sin expresividad por la llorera, se da media     vuelta y sale de la cocina. Dando la espalda a su más querida amiga.


Como un cascarón vacío, Leila se mueve a pasos lentos por la casa de su amiga, llegando a parecer más un cadáver que una persona. Lily sigue sus pasos de cerca, algo más desanimada viendo que sus esfuerzos para hacer sonreír de nuevo son inútiles.


- ¡Oye! ¿y que tal si nos vamos a ver la televisión al salón? Seguro que hoy echan ese programa   que nos gustaba tanto... - Vuelve a intentar Lily.


Pero... Desgraciadamente Leila solo consiguió pasar la entrada del salón, antes de volver emanar lágrimas de su rostro...


El suelo se mancha gota a gota con cada recuerdo que recorre sus mejillas, hasta precipitarse por el perfil de su cara. Lamentablemente, Lily es incapaz de hacerle esbozar una sonrisa.


La puerta principal de la casase abre, dejando pasar a los padres de Lily. Su madre ondea un precioso vestido negro, coronado por un sombrero de playa negro, mientras que su padre viste un elegante traje negro donde su americana reposa sobre su brazo.


Su camiseta negra remangada hasta los codos, esta algo desaliñada por la falta de su corbata. Dios sabe donde la habrá dejado...


- ¡Oh!... Leila... - Exclama la madre con sorpresa. - Si aún estás aquí... Pensé que...


Antes de poder acabar la frase, Leila sale corriendo a los brazos de la madre de Lily. Esta última, abrazándola sin decir nada más mientras miraba preocupada al padre.


La familia Bristol, (apellido delos padres de Lily y, por consiguiente, de Lily), siempre han sido muy buenas personas. No por nada, Lily es la mejor amiga de Leila...

Cuantos de la boca que aborreceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora