La visita

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Aquel omega escuchó los insistentes golpes a la puerta, dejó el bowl con palomitas en el mueble que se encontraba justo al lado del sillón donde estaba, aplanó el botón de pause de la televisión y se dispuso a abrir.

El Tío Max se encontraba detrás de la puerta, Gulf se sorprendió por verlo ahí y sobre todo al notar la cara de preocupación que tenía, sus ojos estaban rojos a causa del llanto, su típica sonrisa había desaparecido y aunque su piel poseía un tono bronceado, esta vez, se miraba demasiado pálido.

- Tío ¿Qué le pasa? – preguntó Gulf cuando lo vio sentarse en el sillón. Decidió acompañarlo y sentarse junto a él.

- Estoy bien, pero necesito hablar contigo, te pido de favor que no me interrumpas hasta que termine de contarte – Gulf movió la cabeza afirmativamente, por lo que Max continuó hablando - Estoy seguro que recuerdas el tiempo que tu abuela se la pasaba en el hospital, que siempre tenía que estar en cirugía tras cirugía y de exámenes médicos tras otros, pues yo tenía que pagar todo, no me mal intérpretes, no estoy reclamando nada.

- No se preocupe tío, lo recuerdo y al contrario gracias por haber cargado con los gastos de mi abuela.

Los recuerdos de aquellos días golpearon rápidamente la memoria de Gulf, sus padres apenas estaban consolidándose financieramente cuando la abuela cayó enferma, gracias a unos contactos de su padre, que es un ceo reconocido hoy en día, lograron que atendieran rápidamente a su abuela, pero la enfermedad fue alargándose de una manera lenta, torturando a la familia poco a poco y los gastos eran cada vez mayores.

Dijeron que sería solamente una diálisis al mes, luego dijeron que una por semana y terminaron siendo diarias, junto a otros tratamientos más y sin olvidar las operaciones. Gulf vio la desesperación de sus padres, no contaban con el dinero necesario para ayudar a solventar gastos tan mayores, no con el padre de Gulf prácticamente en bancarrota, pues la empresa no iba nada bien en ese tiempo, aunque apoyaban con lo que podían, el tio Max fue quién cubrió la mayor parte de aquellos gastos y Gulf le estaría eternamente agradecido por ello.

- Aunque no lo creas, para mí también me era imposible hacerme cargo y esa es la razón por la que vine aquí, yo no contaba con el dinero necesario, por lo que tuve que pedir una gran cantidad de dinero prestada, te juro que hubiera seguido yo solo haciéndome cargo, pero es que aun debo mucho y...

- No se preocupe tío – Gulf interrumpió – déjeme decírselo a mi padre, él es quien maneja todas las cuentas.

- Ese es el problema Gulf , la empresa apenas se está recuperado con los socios que están buscando tus padres y yo debo lo suficiente para que ni ellos puedan ayudarme, pero tú si puedes.

- Sinceramente no sé cómo puedo ayudarlo tío – mencionó un extrañado Gulf.

- El hombre a quien le debo tiene un hijo, un alfa que se está haciendo cargo de los negocios, su padre tiene miedo de la vida descarrilada que lleva e intenta hacer a toda costa que las personas vean que el chico puede sentar cabeza.

- No me está gustando a donde va esta conversación – dijo Gulf, que no era tonto como para no poder encajar correctamente las piezas.

- ¡Estaban a punto de matarme! – gritó Max - ¿Qué se supone que debía hacer? Le hablé de ti a Arthit, me propuso perdonarme la deuda si te casabas con Mew.

- No voy a casarme con ese alfa – atacó Gulf – tío de verdad que lo quiero, pero no puedo hacer esto.

- Sólo tendrías que estar casado con él un año, luego de ello podrás solicitar el divorcio sin ningún tipo de consecuencias, te lo suplico Gulf, piensa en Tul, en la pequeña Thanya.

¿Sólo un año? Gulf empezó a concretar la idea en su cabeza, amaba a su familia, además se sentía en deuda con su tío, pero ¿Casarse con un alfa, que sabrá Dios como era? Todo empezó a ir más rápido en su mente, los pros y los contras, entonces un temor se comenzó a formar. Tenía que decirlo y de la respuesta obtenida iba a depender su decisión.

- No quiero su marca – habló rápidamente – tampoco quiero cachorros con él.

- No te preocupes, no es necesaria ninguna de esas cosas – aseguró Max

- Entonces no me queda más que aceptar.

Por otro lado, Mew entraba a aquella casa en la que se había criado y que la dejó cuando cumplió 18 años y su padre Arthit le regaló un departamento cerca de su universidad, al finalizar sus estudios compró una casa a las afueras de la ciudad que es el lugar donde reside actualmente. Entró a la mansión y saludó a la señora encargada de la casa, preguntó por su padre, lo encontró en su despacho finalizando una llamada.

- ¿Para qué me mandaste hablar papá? – preguntó un confundido Mew mientras tomaba asiento.

Él llevaba una excelente relación con sus padres Arthit y kongpob pero nunca lo habían mandado hablar con tanta urgencia como Arthit lo hizo esta vez, lo cual obviamente le preocupó, repasó mentalmente cuál sería la razón, que Mew pudiera recordar no había ningún problema en la empresa y no tenía más que algunas horas cuando había hablado con su hermano, en la videollamada Bright parecía estar perfectamente bien por lo que tampoco sucedía un problema familiar.

- Hijo – habló aquel viejo alfa, sacando de sus pensamientos a Mew- hay algo importante de lo que necesito hablar contigo – carraspeó un poco antes de continuar hablando- estás tomando la presidencia de la empresa, por lo que necesitas un omega para demostrar que eres un alfa de familia.

- Papá, no empecemos de nuevo- se quejó Mew

Arthit empezó con su sermón de siempre y Mew rodaba los ojos en respuesta mientras sólo prestaba atención a ciertas frases "Tu hermano ya tiene a Win ¿Tú por qué no has encontrado un omega? "¿Qué crees que es lo que piensa la gente al ver que aún no estás enlazado?" "He decidido tomar medidas drásticas"

Aquella última frase puso alerta a Mew ¿Cómo era eso de que su padre había tomado medidas drásticas? Aquello no le gustaba en absoluto.

- ¿A qué te refieres con eso de que tomaste medidas drásticas? – preguntó rápidamente el alfa más joven.

- Vas a casarte con un omega que he elegido para ti

- ¡¿ESTÁS LOCO?! – gritó exasperado Mew – No acepté a Art, ¿Qué te hace pensar que voy aceptar a un omega cualquiera?

- Nunca entendí ese rechazo tuyo hacía Art, pero te advierto que no pienso ceder en esto, aceptas casarte con este omega o te olvidas de todos los lujos y de la empresa – amenazó Arthit con voz firme

- No puedes hacerme esto – contraatacó Mew mientras se pasaba las manos por el cabello en señal de frustación – Arthit, por favor.

Aquello representó un golpe emocional demasiado grande para el alfa mencionado, Mew nunca lo había llamado por su nombre, siempre era "Papá" pero por mucho que le doliera no podía dejar que Mew se saliera con la suya, esta vez no, estaba en juego mucho más que los simples caprichos de su hijo, como lo había hecho con el tema de Art. Soltó un suspiro para tranquilizarse y trató de hablar pacientemente.

- No soy el monstruo que me estás pintando hijo, lo hago por el bien de todos, no te voy a obligar a atarte de por vida a ese omega, habrá un contrato, después de un año cualquiera de los dos tendrá el derecho de solicitar el divorcio y no habrá más complicaciones que un simple papeleo.

- Sólo un año y puedo ser libre, ¿verdad? Sólo es para aparentar frente a los socios, ¿cierto? – Arthit movió la cabeza afirmativamente a las preguntas de su hijo – está bien, lo haré.

El alfa mayor sonrió ante la respuesta de Mew y le entregó una carpeta con la información que Max le había dado de su sobrino, Gulf Kanawut. 

Contrato de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora