Día 1: Doméstico

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Ambos rubios resoplaron después de tanto que habían hecho durante la mañana y el menor se dejó caer con cansancio pero feliz. Su padre había salido como de costumbre en su búsqueda de alcohol y el hermano mayor había aprovechado que no tenía ninguna misión como pilar para quedarse y apoyar a su lindo hermanito en las labores del hogar.

- ¡Limpiar es una batalla diferente a las que estamos acostumbrados los pilares! ¡Pero lo conseguimos!

- Gracias por ayudarme, aniue.

- ¡Umu! No hay ningún problema. ¡Es increíble que hagas por tu cuenta esto, Senjuro!

El chico se ruborizó por el halago de quien más admiraba en el mundo y se apresuró a bajar la alegría de su corazón por ser reconocido.

- No es algo tan importante como lo que haces tú, pero me alegra poder ser útil.

Kyojuro sonrió y acarició el cabello de su hermanito. Le encantaba hacer eso, puede que fueran dobles de su padre físicamente pero no sólo tenían diferencias en la personalidad.

El cabello de Senjuro se veía indomable como debía ser el de un Rengoku, pero era mucho más dócil al momento de peinarlo, no sólo eso, los pequeños mechones de cabello rojo tenían un pequeño brillo.

"Adorable" Pensó el mayor mientas el menor se ahogaba de felicidad por esas muestras de afecto sobre su cabeza.

El día realmente era calmante, con aires de una vida normal, una vida sin demonios, una vida doméstica tranquila dónde las personas se preocuparan por sus asuntos y familias.

Los hermanos se sentaron viendo hacía el jardín y hablaron por varias horas, divertidos con las aventuras que Kyojuro le contaba a Senjuro. Eran menos frecuentes las oportunidades de pasar tiempo juntos desde que uno de ellos era el pilar de la flama, por lo que no las desperdiciaban.

Cuando sintieron mucho calor decidieron tomar un baño como cuando eran pequeños, al principio Senjuro no quería pues se sentía avergonzado pero terminó cediendo con la insistencia de su hermano.

Shinjuro llegó a casa con más sake y por un instante sus ojos recuperaron el brillo con las risas de dónde sus hijos estaban tomando un baño, le recordó buenos momentos cuando su amada esposa y aunque fue fugaz, no pudo evitar sonreír.


La noche llegó más rápido de lo que a Senjuro le hubiera gustado, la oscuridad era algo fría pero no había ningún problema. Eso fue lo que pensó antes de bostezar y acurrucarse en el calor de su hermano que había decidido dormir a su lado.

"Te quiero mucho, Kyo." Fue lo ultimó que pensó el más pequeño.

Kyojuro tenía sus ojos cerrados tratando de dormir pero le ganó la ternura al sentir como Senjuro se acercaba a él para aprovecharlo. Abrió sus ojos y acomodó el cabello rubio detrás de la oreja del menor antes de envolverlo en un abrazo y cubrir a ambos con la tibia manta.

"Duerme bien, mi lindo hermanito." Le dijo en su cabeza el mayor.

Semana Hermanos RengokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora