Prologo

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Sol

Era un día hermoso para un pequeño  de apenas ocho años, el cual, corría con emoción entre el césped verde de la primavera, se regocijaba en la calidez de los rayos Solares, disfrutando simplemente de estar, sentir y poder ver todo aquello que ilusionaban a sus inocentes ojos chocolate.

Pero, algo genuinamente, llamó la atención del pequeño castaño, se quedó quieto, totalmente estático, sus ojos tintineaban alrededor de aquellos colores marinos, sus manitas apretaban con fuerza el césped, tenía miedo de arrancarlo, pero, valdría la pena, si aquella mariposa, se quedaba más tiempo sobre su pecho, porque ante sus ojos puros, era mágico, era como vivir el sueño de las hadas, temía incluso parpadear con mas fuerza de lo necesaria, quería disfrutar de su pequeña amiguita alada.

Su madre, aquella hermosa mujer de aura cálida y cabellos obscuros, se giro curiosa hacia Jungkook, ya que su pequeño había guardado total silencio, y eso era un poco extraño en su pequeño.

—Ya entiendo— Murmuró, el pequeño, parecía que ni siquiera respiraba, sus mejillas se hacían cada vez más rojas, cosa que conmovió a la cálida pareja.

—Tranquilo, ella está bien— Murmuró aquella voz masculina detrás de su pequeño hijo. Jungkook soltó un gran suspiro, se sentía feliz de que sus padre pudieran ver la nueva amiga que había hecho.

—Es pequeña— murmuró el pequeño de ojos redondos, una sonrisa abordó sus labios, cuando aquel insecto comenzó a caminar sobre una de sus mangas, se posó, quieta, con un suave aleteo, parecía estar cansada.

—Al parecer le agradas, mi amor— Aclaró la mujer, quien se encontraba de rodillas frente su pequeño.

Jungkook había nacido en una familia amorosa, quien deseaban tener un hijo, una vida a la cual guiar dentro de esta espesa y loca vida.

Una profesora de jardín de niños y un profesor de filosofía, eran quienes ahora habían traído a Jungkook a la vida, un pequeño que se impresionaba con facilidad y sentía que todo era una nueva oportunidad.

—Pídele un deseo— Recomendó su padre y Jungkook cerró sus ojos con fuerza, realmente parecía desear algo, cosa que despertó la curiosidad de sus padres ¿Que podría pedir un pequeño de 6 años con tanto deseo? ¿Un helado? ¿Su postre favorito? ¿Otro maratón de los aristogatos? 

Finalmente abrió sus ojos y con una sonrisa, soplo delicadamente las alas de la bella mariposa. Jungkook soltó una sonora carcajada, mientras está, revoloteaba alrededor de sus cabellos y finalmente se fue, dejando al pequeño con su pecho lleno de calidez.

—Adiós!— Dijo animado, moviendo su manita de un lado a otro. este se movió entre las piernas de su madre, como un gusano escurridizo y se sentó en estas, ella le vio curiosa al ver que como este cerraba sus ojitos y estiraba sus labios hacia ella.

—¿Besito?— Preguntó en un tono dulce y este asintió eufórico, sus manos tomaron la redonda carita de su pequeño y empezó una pequeña batalla de quien le daba más besos al otro.

—Yo también quiero— Pidió su padre, ambos se lanzaron sobre él.

A Jungkook le enseñaron a amar, a valorar las cosas del mundo, Jungkook aprendió sobre la pureza, sobre la lealtad y el cuidado, Jungkook no dudaría en decir te amo, en entregar su corazón o su energía por un amigo, ya que no conocía otro sentimiento más fuerte que la amistad.

Él tenía una cosa clara, la vida era fugaz, y debía respetar la de los demás, incluso de algo tan pequeño como una mariposa.

El deseo de Jungkook no era nada complejo, era sencillo y totalmente puro, sin intenciones caprichosas ni egoístas.

"Deseo amar por siempre".

Luna

Un pequeño de cabellos rubios lloraba aferrado al cuello de su  amada madre, quien gritaba y manoteaba frente el rostro de las maestras quienes insistían en explicar la situación.

—Son niños, no podemos hacer nada más que llamarles la atención— Explicaba aquella mujer, pero una madre molesta era difícil de domar.

—¿Y? Mi hijo no merece estar recibiendo acoso! Es un niño! Debería estar riendo y jugando— Sentenció, sintiendo como su pequeño se restregaba contra su cuello, quería huir, quería quedarse con su mami y ver la sirenita una vez mas.

—Mami... — Jimin tomó aire finalmente y con sólo una mirada, su madre entendió, tomó su mochila e inmediatamente se fue del instituto. La mujer iba tirando truenos y rayos del coraje, mientras Jimin, estaba sentadito, aferrado al cinturón de seguridad y su pequeño perrito de peluche, no entendía exactamente la furia de su madre, solo no quería que ella estuviera molesta con él, cosa que evidentemente no era así.

—Mami...— Llamó, haciendo que su madre relajara su expresión y le miró, preocupada, con un terrible vacío en el estómago, solo podía reflejar la angustia que burbujeaba por su garganta y salia en un rojizo tono en su rostro.

—Papi tiene otra Mami... ¿Verdad?— Aquello, hizo que los ojos de aquella fuerte mujer, se inundaran de agua triste, agua salada.

—Esos niños no saben lo que hablan mi amor— Intento calmar la situación con una sonrisa forzada, no quería meter a su hijo en esto, no en situaciones de adulto.

Jimin coloco su mano sobre el brazo de su madre, era un niño, pero parecía entender todo, Al menos, a su forma.

—Compra helado rosa... Te gusta el helado rosa! Siempre sonríes con helado rosa— y ella lo entendió todo, sabía que su hijo, podía percibir su tristeza y a pesar, de que él estaba siendo una consecuencia de todo un tema de adultos, Jimin se esforzaba por hacerla sonreír.

—Mami y Mimi, pasarán divirtiéndose toda la tarde ¿Si?— Jimin sonrió inmediatamente y asintió, moviéndose feliz sobre el asiento.

—¿Podemos ver la sirenita?— Preguntó entusiasmado y su madre de ojos tristes, sonrió para él.

Jimin había sido la consecuencia de un accidente, su madre aún no terminaba la universidad y su padre... Su padre sólo se aprovecho de la chica inexperta, de corazón noble y rica de la universidad, haciendo que se unieran en un podrido matrimonio, vació, lleno de mentiras, engaños y evidentemente dolor.

El padre de Jimin había sido infiel, con su secretaria, ocasionando que escuchara peleas, jarrones rotos, palabras dolorosas e incluso, que se le echara la culpa, por simplemente existir. El rumor de que había sido engañada corrió hasta las chismosas madres de aquel jardín de niños, y por consecuencia a los compañeros de Jimin, ocasionando ahora conflictos en su escuela, que lastimosamente dañaron su pequeño corazón.

Jimin, entre lágrimas, se sentó sobre su cama, otra noche de peleas, de nerviosismo, sin comprender exactamente que pasaba. miro por la ventana, observando las estrellas, esperando que sus deseos se cumplieran como en sus cuentos de hadas, prometió una cosa; Nunca ser como su madre, nunca ser como su padre, nunca enamorarse, nunca lastimar y tener que sufrir por temas del corazón.

"Deseo nunca amar".

Así, las dos caras de la moneda, sellaron sus deseos más profundos, siendo el resultado de las circunstancias en donde vivían, uno siendo amado, por una relación igual de amorosa, y el otro, siendo amado a medias, con dolor, gritos, destrozos y agua salada.

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Espero que les guste, lo llevo preparando desde hace mucho tiempo.

Hay detalles pequeños que iré implementando, por ejemplo, en la parte de galería, siempre habrá una canción que recomiende para leer la historia, en los comentarios díganme a quien les recuerda cada canción, fichas de los personajes e incluso en ocasiones la ropa o locación donde se desenvuelvan.

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Las mariposas azules | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora