Reto la venganza es dulce

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Sin Nombre

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Sin Nombre

Todo el mundo habla de mí. En los noticieros se pelean por quien transmite las cosas másterribles. Mi mamá se pasea por los matinales con su paso de víctima, de vieja moribunda.En todos muestra la misma foto. Tampoco es como que tuviéramos otra. En los grupos deFacebook comentan sobre ella. ¿Cómo no se dio cuenta antes? ¿Qué no tiene instinto demadre? Con ese aspecto de seguro debe ser peor que el hijito, escriben. Puras viejasentrometidas y aburridas, igualitas a la mía. 

Por la mañana habló el Checho. En quince minutos se deshizo en críticas y lágrimaschamullentas. Según él nada de esto habría pasado si él estuviera a cargo. ¿A cargo de qué?Lo he visto más por la tele que en persona.

También llegaron a la casa de la Mari. No la dejaron ni respirar. Apenas respondía entre laslagrimitas y los buitres buscando rating. Hace tiempo que no estábamos muy bien, dijo.¡Obvio que no! pero las cosas no tenían por qué llegar a esto. Yo les advertí. En otro canalentrevistaron a una loquera. Más loca que loquera. Metió un poco de miedo, unas palabrasbonitas y todo el mundo se tragó sus diagnósticos. Ninguno simpático.

—¿Te desconozco, sabes? 

—Nah, sabías bien que esto podía pasar. Él se lo buscó.

—Le cagaste la vida. A tu propio hermano. 

—Él se lo buscó. Además, ¿qué tanto te quejas? Cuando éramos niños teníamos nuestropropio reality show. Ahora él se pierde la oportunidad de salir en la tele de puro rencoroso.Nunca se le quitó eso. Lo que la sangre une, el dinero lo separa ¿O es por culpa acaso? Es laviva imagen del Checho. Para la otra que se preocupe de ser más discreto. 

—¿No te arrepientes?

—¿Por qué tendría que arrepentirme? Él se lo buscó.

—Si, pero... No sé, creo que las otras personas no tenían la culpa de nada. 

—Bueno, tú sabes. A veces deben pagar justos por pecadores. 

—Tú no eras así... 

—Siempre hemos sido así, querido. Solo no te habías dado cuenta.

—Puede ser... En fin, ¿qué haremos ahora? Me estoy preocu... 

—¡Cállate un rato! Siempre sales con tus dudas y tu moralina barata,

—¡No podemos seguir encerrados en este departamento! Más encima nos tienen el teléfonointervenido.

—Bueno, ¿qué le vamos a hacer? Si ya todo el mundo lo sabe. ¿Acaso no has visto todo elcariño que nos mandan por las redes?

—Ja, muy gracioso. Yo no estaría tan tranquilo. Si te pescan a ti, me atrapan a mí también. Yyo no tengo nada que ver. No tengo la culpa de estar atrapado en tu cuerpo.

—No pensaste lo mismo cuando dejé que te follarás a la Mari. 

—Ya no empieces con lo mis... 

—¡Tranquilo, idiota! Yo no voy a caer tan fácil. Si todo el mundo lo sabe, si todo el mundoquiere hacerme caer, entonces no les daré esa satisfacción. Acabemos con esto de una vez.Abre la ventana y empújanos. 

Autor: Juan Oro

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